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¿Prohibir el acceso de los menores a las redes sociales?

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Ayer entró en vigor en Australia una nueva ley que prohíbe a los menores de 16 años usar las redes sociales. Francia está estudiando la aplicación de una medida parecida. Ahora, ya en Australia, los operadores de las plataformas están obligados a garantizar que los niños de este grupo de edad ya no puedan crear una cuenta. Bajo la amenaza de fuertes multas, la nueva ley obliga a las empresas tecnológicas a impedir que los menores de 16 años abran cuentas, a desactivar las ya existentes y a bloquear los atajos para eludir las normas.

La prensa europea analizaba ayer si la prohibición tiene sentido, es o no eficaz, y puede aplicarse en nuestros países. A continuación extractamos los bien informados análisis de Fred Thomas en The Daily Telegraph y de Torsten Kleinz en Der Spiegel. Antes de ir a esos grandes rotativos, una observación de The Irish Times:

«Será interesante ver la respuesta de las plataformas de redes sociales afectadas, incluidas Facebook, Instagram, TikTok, Snapchat y YouTube. Los propietarios de estas plataformas incluyen algunas de las corporaciones más grandes y poderosas del mundo, como Meta y Alphabet (…) Las empresas de redes sociales cumplirán con la letra de la ley pero, a menos que adopten su espíritu, será difícil alcanzar los objetivos que la ley pretende. Es prácticamente seguro que los menores de 16 años intentarán eludir la prohibición… La nueva ley australiana es un experimento de laboratorio al que Europa va a prestar mucha atención”.

Jóvenes con el móvil

Jóvenes con el móvil EUROPA PRESS

Veamos, pues, lo que dicen The Daily TelegraphDer Spiegel. Como verá el lector, el medio británico aplaude la medida, aportando estadísticas alarmantes, mientras el alemán se muestra escéptico sobre su efectividad.   

 “Los adolescentes de toda Australia se despertaron hoy para descubrir que sus cuentas de redes sociales habían sido desactivadas. ¿Por qué? El Gobierno ha intervenido y ha prohibido el acceso a cualquiera menor de 16 años”, explica Fred Thomas.​

>>La esperanza es sencilla: sin un flujo interminable de contenido adictivo al que recurrir, los jóvenes podrían, en cambio, salir a la calle, forjar amistades reales y llegar a llevar vidas más felices y saludables.​

>>Los problemas que han llevado a Australia a actuar no son menos frecuentes aquí en casa. En Inglaterra, más de 500 niños al día son derivados a los servicios de salud mental por ansiedad. El niño medio de 12 años pasa 29 horas a la semana con su teléfono inteligente.​

>>En los últimos tres años, la probabilidad de que los jóvenes tengan problemas de salud mental ha aumentado en un asombroso 50%. Las tendencias están claramente correlacionadas, aunque a veces los expertos en políticas afirmen que las estadísticas aún no son lo bastante maduras como para demostrarlo. El mismo argumento se empleó en su día para defender el tabaco frente a la creciente preocupación por la salud.​

>>He visitado escuelas en todo Plymouth y me he quedado consternado por lo que he visto. Una proporción cada vez mayor de alumnos tiene graves necesidades sociales, emocionales y de salud mental. Profesores y estudiantes me hablan constantemente de las presiones del mundo en línea.​

>>El personal que lleva 30 años trabajando en colegios me dice que nunca había visto ambientes de aula tan malos. Saben cómo apoyar a niños con discapacidades o necesidades especiales. Pueden separar a chicos que pelean en los pasillos, pero no pueden manejar a toda una generación de niños menos felices y menos concentrados que nunca.​

>>El contenido que consumen los niños no solo es adictivo, sino también dañino. Cuando los investigadores crearon cuentas haciéndose pasar por niños de 13 años en el Reino Unido, Estados Unidos y Australia los niños hicieron una breve pausa en vídeos sobre salud mental y les dieron a “me gusta”. En apenas 2,6 minutos, TikTok les había recomendado contenidos sobre suicidio, trastornos alimentarios para las niñas y contenidos misóginos para los niños.​

>>Las empresas de redes sociales señalan sus “iniciativas internas de seguridad”. Pero estos resultados no son casuales: explotar la vulnerabilidad de los menores forma parte de cómo funcionan los algoritmos, diseñados para maximizar la atención, la participación y los beneficios.​

>>Más del 90 por ciento de las escuelas de Inglaterra tienen ya normas que restringen el uso del móvil y la mayoría informa de mejoras. Escuelas y padres hacen todo lo posible, pero se enfrentan a algoritmos multimillonarios diseñados para secuestrar la atención, y los docentes describen a niños que sencillamente no pueden funcionar sin un dispositivo en las manos.​

>>En todo el mundo se repite la misma historia y los legisladores están reaccionando.

>>Desde 2023, Francia exige el consentimiento de los padres para que los menores de 15 años accedan a las redes sociales, y Emmanuel Macron estudia ahora una prohibición total, mientras que una amplia mayoría de eurodiputados ha apoyado recientemente una resolución a favor de vetar el acceso a las redes a los menores de 16.​

>>Mientras tanto, la primera ministra de Dinamarca se ha comprometido a prohibir las redes sociales para los menores de 15 años y ha declarado: “Hemos desatado un monstruo. Nunca antes tantos niños y jóvenes habían sufrido tanta ansiedad y depresión”.​

Ninguno de estos cambios se ha producido sin resistencia: todos han afrontado oposición, recursos legales y fuertes acusaciones de censura. Pero la función de un gobierno es asumir el trabajo difícil que exige proteger a la infancia.”​

Un móvil con TikTok instalado

Un móvil con TikTok instalado PEXELS

 

Y a continuación el análisis de Der Spiegel:

 “El Gobierno australiano ha impuesto a toda velocidad un límite de edad para las redes sociales y se felicita por ello. Pero este disparo rápido podría causar más daño que protección.

>>La política australiana puede disfrutar de los aplausos. En solo un año, el Gobierno del primer ministro Anthony Albanese ha puesto límites a los grandes consorcios de redes sociales y cree haber liberado así a la juventud del país del control de los algoritmos. Sin embargo, es dudoso que la prohibición para menores realmente mejore algo.

>>Para la jefa reguladora Julie Inman Grant es una victoria que las plataformas más grandes hayan aceptado oficialmente las normas australianas. Ya una semana antes del plazo, el grupo Meta, propietario de Facebook, comenzó a desactivar cuentas de usuarias y usuarios que, según sus datos de registro, son menores de 16 años. También YouTube y Reddit se sometieron —aunque de mala gana— a las nuevas reglas.

>>La prisa tiene su precio. La autoridad australiana responsable de la seguridad en línea (eSafety) ha optado por un modelo que favorece fuertemente los intereses comerciales de los consorcios. Por un lado, las plataformas no están obligadas a exigir a cada usuaria y usuario que presente documentos de identidad, lo que sería un procedimiento costoso y lento.

>>En su lugar, plataformas como Facebook pueden confiar inicialmente en que las personas usuarias hayan introducido su fecha real de nacimiento al registrarse. Solo en casos de grandes irregularidades —por ejemplo, si alguien cambia su edad de 14 a 16 años justo antes del plazo— debería activarse la verificación de edad.

>>Pero incluso en este punto no se requieren controles de documentos de identidad, sino nuevamente algoritmos. Las plataformas pueden contratar a proveedores externos que, mediante cámara web o cámara del móvil, estimen la edad de una persona y…

>>Sigue siendo totalmente incierto si las nuevas normas realmente cambiarán la vida de los jóvenes en Australia o si solo crearán una apariencia de cambio. ¿Pueden los padres resistirse de verdad a la presión social de permitir a sus hijos el acceso a Instagram, cuando ya les han puesto un móvil en la mano desde la primera infancia para poder tener unos minutos de tranquilidad? Y si los padres no colaboran, ¿cuánto tiempo necesita un adolescente promedio de 13 años para encontrar una plataforma que no esté regulada?

>>No cabe duda de que las redes sociales pueden ser peligrosas y de que influyen de manera significativa en la vida diaria de los jóvenes. Al mismo tiempo, tampoco cabe duda de que hoy en día las aplicaciones forman parte del día a día de los adultos. Son un canal esencial para organizar la vida social, desde recordar cumpleaños en el círculo de amistades hasta encontrar nuevas ofertas de trabajo.

>>Si se dificulta o incluso se bloquea por completo el acceso de los adolescentes a las redes sociales, también se les quita una parte de su participación en la sociedad. Este debate no puede resolverse a golpe de improvisación —y probablemente pronto ocupará también a los tribunales...