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En nuestro país, todos sabemos (en fin, casi todos) que la conmemoración del cincuentenario de la muerte de Franco no tiene ningún interés, salvo de carácter gubernamental; y ahí sí, anida una esperanza de que recordar la agonía y muerte del siniestro Caudillo sirva para asustar a la población con el discurso implícito o explícito de que si los votantes tumban al Gobierno, regresará de la tumba el detestable Generalísimo.

De momento ha servido para lo contrario de lo que se pretendía: para que cada vez más jóvenes cabezas de chorlito, hartos de los discursos bienpensantes de la autoridad, piensen y digan que, si tanto interés tiene ésta en execrar al viejo dictador, quizá será porque no estaba tan mal.

La prensa extranjera aborda el tema arrastrando los pies, sin verdadero interés. Reproducimos aquí algunos párrafos de un diario británico de derechas (The Times) y uno francés de izquierdas (L’Humanité). ¡Nadie nos acusará de no ser ecuánimes! 

Francisco Franco Redes

A continuación reproducimos, en primer lugar, lo que dijo The Times el pasado lunes, bajo el título “Las penalidades de España no deberían oscurecer su impresionante transformación”:



“Cincuenta años después de Franco, el éxito de España es un testimonio de la democracia liberal; pero además de los logros que acompañan el rápido cambio, también ha habido costes.

 >>Cuando el general Franco murió en su cama de hospital hace 50 años, no había nada inevitable en la suave transformación de España en la nación próspera que es hoy. Ese cambio casi incruento ha sido una de las historias de éxito más asombrosas de la Europa moderna.

>>En 1975, España estaba políticamente aislada. Un rincón atrasado entre sus vecinos más desarrollados, seguía dependiendo de una base agraria, marcada por la decadencia urbana y 40 años de represión política tecnocrática. La esperanza de vida entonces era de 73 años; hoy es de 84. El poder adquisitivo de los españoles se ha triplicado en términos reales bajo el influjo de un vigoroso crecimiento económico. Antaño un paria en la escena mundial, España fue rechazada para ingresar en la Comunidad Económica Europea en 1962. Ahora está completamente integrada en la OTAN, a la que se unió en 1982, y en la UE. Ha escapado de los años de conformismo religioso que caracterizaron el mandato de Franco y, ayudada por un rey de paso firme, proyecta una cultura segura al mundo.

>>La rapidez del florecimiento económico de España atestigua, en parte, el nivel de vida artificialmente deprimido que sufrió hasta 1975. A pesar de ello, sigue siendo un punto brillante en un mapa europeo de crecimiento económico generalmente lento. Desde 2024, crece a un ritmo anual tres veces superior al promedio de la eurozona. Se ha beneficiado de bajos precios energéticos, consumo en aumento y un turismo floreciente. España también ha tenido relativo éxito con la inmigración, evitando la escasez de habilidades y los problemas de empleo que se ven en otros lugares de Europa. Sus centros financieros en Barcelona y Madrid atraen inversión en sus crecientes industrias biotecnológica y farmacéutica.

>>Así como ha cosechado muchos logros sociales y económicos, España también ha pagado algunos costes. Su tasa de natalidad ha caído hasta 1,2 hijos por mujer, una de las más bajas del mundo. Su juventud está económicamente apremiada. Como Gran Bretaña, España sufre una grave y mal gestionada escasez de viviendas, construyendo apenas una fracción de las casas nuevas que necesita cada año. Con inmigrantes representando ahora el 19% de la población, ha visto un feo giro populista en su política, primero con el partido radical de izquierda Podemos y luego con el ascenso de los insurgentes populistas de derecha Vox.

>>La estructura federal inusualmente descentralizada de España también ha resultado ser, en ocasiones, una desventaja. La tardía respuesta de los gobiernos regionales a las inundaciones catastróficas en Valencia el año pasado provocó una indignación justificada. Y en 2017, el intento inconstitucional de los separatistas catalanes de declarar unilateralmente su independencia produjo una de las crisis más extraordinarias de la historia reciente de Europa. Frecuentemente ha complicado el ambiente el trasfondo de corrupción que rodea la vida política nacional. Pedro Sánchez, primer ministro durante los últimos siete años, ha sido acosado por acusaciones de corrupción y sobornos.

>>Aunque esas acusaciones son un lastre, los problemas políticos de España no deberían oscurecer la impresionante transformación desde su renacer democrático. Las grandes mejoras en la calidad de vida y en la libertad cultural son un testimonio del incomparable poder de las normas democráticas y liberales. También son una reprimenda a la falsa alternativa que ofrecen los movimientos populistas en Europa, que argumentan superficialmente la utilidad de tener hombres fuertes en el poder. España se deshizo de su hombre fuerte hace 50 años, y las ventajas hablan por sí solas”.

Plano general del hemiciclo en el Congreso de los Diputados EUROPA PRESS

Tal es el resumen del diario conservador. Veamos ahora lo que dice L’Humanité por boca de Alain Mila, que se define como “abogado e hijo de republicanos españoles”:



“El 20 de noviembre de 1975, el anuncio se hizo en la televisión española: «Españoles, Franco ha muerto». El general Franco había dirigido España con mano de hierro desde 1936. Se le apodaba «el Caudillo», es decir, el guía, equivalente en español de «Führer» y «Duce». Pero a diferencia de Hitler o Mussolini, Franco, último dictador de Europa occidental, murió de viejo en su cama.

>>En febrero de 1936, las elecciones llevaron al poder a una alianza de izquierdas, «el Frente popular». La Segunda República estaba instalada desde 1931.

>>Pero en la muy católica y feudal España, algunos temían perder sus privilegios y veían en ello los inicios de una revolución marxista. Así que, unos meses más tarde, el general Franco intentó derrocar la República con un «golpe» que desencadenó una guerra civil. De un lado, los militantes de izquierda, que alzaban el puño como símbolo de unión al Frente Popular, los republicanos.

>>Del otro lado, los nacionalistas, que manifiestan su fidelidad a Franco con el saludo nazi. Los republicanos podían contar con el apoyo de las Brigadas Internacionales, constituidas por voluntarios de todo el mundo. Pero, enfrente, Franco tenía el apoyo activo de la Italia fascista y de la Alemania nazi. La destrucción de Guernica, por ejemplo, fue ejecutada por la Luftwaffe, la fuerza aérea del Tercer Reich.

>>La guerra de España dejó cerca de un millón de muertos. No todos cayeron en el frente, ni mucho menos. Muchos fueron víctimas de represión, de purgas, de ejecución durante esos 40 años. Fue una masacre. En abril de 1939, Franco celebró su victoria. Su régimen se apoyaría en el Ejército, pero también en la Iglesia, que lo respaldó hasta el final. El franquismo encontraba así su fuerza en el nacional-catolicismo.

>>Después de la caída de Mussolini y de Hitler, el dictador español no renegó de sus ideales fascistas. España, de hecho, acogió a numerosos fugitivos nazis. Franco tampoco renegó de sus métodos expeditivos. Siguió persiguiendo a quienes se habían alineado con los republicanos. Si 600.000 de ellos tomaron el camino del exilio durante «la Retirada», los que se quedaron serían víctimas de una represión sangrienta.

>>Incluso hoy, aunque se ha hecho mucho, persisten los estigmas de la dictadura: nombres de calles, monumentos… El Gobierno español de Pedro Sánchez pretende, con motivo del 50º aniversario de la muerte del dictador, adoptar medidas decisivas y hacer desaparecer todos esos símbolos. Pero los agitadores del partido Vox, que se reclaman abiertamente herederos del franquismo, están al acecho”.

Obsérvese que tanto el diario conservador como el comunista se preocupan por Vox: en consecuencia, más votos para el partido del señor Abascal. (Esta es una ley no escrita, pero se cumple siempre, como la ley de la gravitación universal).