Prosigue el exterminio de los palestinos y la destrucción de Ucrania; Kamala Harris, probable substituta del senil Joe Biden, prepara su estrategia para la ardua tarea de derrotar a Donald Trump en las próximas elecciones estadounidenses, que se basará en subrayar su pasado como fiscal, en contraste de un Trump como el delincuente que es (aunque inmune)… De estos asuntos informa con puntualidad y en portada la prensa española. Comentaremos hoy otros, también interesantes, de los que da cuenta la prensa internacional. Empezando por el malestar que genera el turismo.
El turismo no solo inquieta a Barcelona
No son solo los barceloneses los que, en número creciente, se sienten ultrajados por los daños que ocasiona a sus vidas el exceso de turismo –la industria, por cierto, que ha salvado a la ciudad de la crisis industrial–. La naturaleza problemática de las hordas festivas se hace notar en todas partes.
Por ejemplo, en Grecia: Atenas ya no pertenece a sus habitantes, denuncia el diario conservador Kathimerini, ni tampoco las islas: “Las aceras están ocupadas por mesas y sillas. Los restaurantes son insoportablemente caros, y en los cines al aire libre hay que reservar asiento. ... Los Airbnb están gentrificando barrios enteros, expulsando a los inquilinos habituales. ... Atenas pertenece cada vez más a los visitantes que a sus residentes. En las playas de la costa sur, los fines de semana, la sombra cuesta tanto como el champán: 30-90 euros [al día] por una sombrilla. Por tanto, bañarse en el mar, incluso en mayo, es un lujo para los atenienses. Lo mismo ocurre con una escapada a las Cícladas. Incluso en una isla no especialmente solicitada es difícil encontrar una habitación doble por menos de 120 euros al día”. ¿Le suena esta canción al lector catalán?
Las infraestructuras griegas no podrán hacer frente a la avalancha, se lamenta Naftemporiki, el diario económico del magnate de las finanzas Dimitris Melissanidis:
“Hemos pasado de 12 millones de turistas en 2009 a 33 millones en 2023. ... La falta de modernización de las infraestructuras provocará el colapso del sector primario en las islas, un grave deterioro del nivel de vida y daños medioambientales irreversibles. Los lugareños no exigen cambios, realizan sus sueños empresariales en el Eldorado de la temporada de 50 días. El Gobierno no interviene, sino que deja hacer a la clase media en crisis. ... Mientras tanto, Eldorado se está secando literalmente, pero se trata de un ejercicio (de supervivencia) para las próximas generaciones. Por ahora, bienvenidos a otra temporada en Disneylandia Egea”.
En Francia, los arquitectos Dominique Dupré-Henry y Tangui Le Dantec denuncian en Le Figaro que las consecuencias del turismo excesivo son especialmente evidentes en París, ciudad que en realidad ya está perdida y es inasumible para los franceses: “París siempre ha sido popular entre los turistas, pero corre el riesgo de perder lo que la convirtió en una ciudad excepcional al dejarse comercializar en exceso, negarse a regular los excesos del turismo abrumador, recortar los fondos de mantenimiento e ignorar la democracia local. La decisión de celebrar los torneos de los Juegos Olímpicos en algunos de los lugares históricos más bellos de París, aunque sea sacrificándolos y congestionando toda la ciudad, expone al resto del mundo el declive de la capital y sus condiciones de vida”.
Dublín es otro vomitorium para turistas. El diario Irish Independent sostiene que parte del problema es lo económico de las tarifas aéreas: “Irlanda es una nación insular, y los veraneantes de aquí debemos volar o ir en ferri (una opción más cara) si queremos irnos ... La gente se anima a reservar vuelos casi por capricho debido al bajo coste, pero ese atractivo precio está subvencionado. ¿Por qué el transporte aéreo recibe este lucrativo trato fiscal? ... El turismo excesivo también provoca una experiencia desagradable para los viajeros. Las colas pueden ser largas, las calles congestionadas y las atracciones demasiado concurridas. Tampoco es culpa de las compañías aéreas... Pero no se puede ignorar el papel de las compañías aéreas. Un billete de avión barato no es una ganga si se tienen en cuenta los costes de contaminación en que se incurre”.
¿Qué hacer? En Bruselas, La Libre Belgique sugiere que la Comunidad Europea debe tomar riendas en el asunto: “Aparte de las cuestiones medioambientales, éticas y socioeconómicas que plantea, la lucha contra el turismo de masas ha adquirido tales proporciones que merece un enfoque más coordinado y centralizado, ya que las soluciones locales tienen un impacto limitado. ¿No es este un expediente que debería añadirse a la ya elevada pila de la Comisión? Sin duda alguna. Es poco probable que el viejo adagio ‘demasiado turismo mata al turismo’ se haga realidad en Europa”.
Severo castigo al ecologismo fanático
En fin, cada país detecta el problema y su prensa lo denuncia y aporta sus soluciones, que son diferentes, atendiendo a los matices con que se presenta en cada sitio. La misma diversidad de respuestas se da con las agresiones de los fanáticos ideologizados.
¿Recuerdas cuando algunos jubilators y otros chifladitos del procés cortaron la Meridiana cada tarde, durante un año, sin que interviniese la policía, sin que la fiscalía presentase cargos, sin que las Administraciones central, autonómica o consistorial interviniesen? Parece que en Gran Bretaña se toman estos desplantes de diferente manera. Cinco miembros del grupo Just Stop Oil (la organización ecologista que quiere acabar con la extracción de petróleo y periódicamente atentan contra alguna obra del patrimonio nacional, la última vez contra el monumento neolítico de Stonehenge) han sido condenados respectivamente a cuatro y cinco años de cárcel por un tribunal londinense por su participación en la organización de las protestas que bloquearon la autopista M25 en el año 2022. Allí, la justicia avanza arrastrando los pies, pero, aunque tarde, suele llegar.
El juez justificó este castigo inusualmente duro afirmando que, aunque su causa fuese justa, los activistas habían “cruzado la línea que separa a un activista preocupado de un fanático”. La ONU y Greenpeace han criticado las sentencias. En la prensa británica algunos celebran la sentencia y otros discrepan. Según el medio conservador The Spectator, “quienes afirman que los manifestantes son meros activistas concienciados de la desobediencia civil –y que los castigos impuestos equivalen a un atropello del derecho a la protesta pacífica– están equivocados. (…) La desobediencia civil implica la voluntad no sólo de desobedecer, sino también de aceptar el castigo. ... [Just Stop Oil] se arroga el derecho a inmovilizar el país y a decidir quién puede ir adónde. Ningún Estado puede permitir una política tan corrosiva”.
En cambio, The Guardian, órgano del pensamiento izquierdista, lamenta la sentencia: “Dejemos de encerrar a los que dicen la verdad. Estas personas pueden ser molestas. Puede que te den dolor de oídos. Podemos desear que bajen el tono. Pero en una sociedad democrática no deben estar en la cárcel. Tenemos que escucharlos, no encerrarlos. Y no estamos hablando sólo de los valientes Cinco de la Verdad (WTF), los manifestantes de Just Stop Oil que fueron encarcelados ayer por 21 años entre los dos, cada uno encerrado más tiempo que algunas personas por cometer agresiones sexuales graves. Personas que emprendieron acciones directas para intentar poner fin a la demencial y mortífera política del anterior Gobierno de ‘sacar el máximo partido’ a las reservas de petróleo y gas”.
Lucie Castets, la candidata francesa de la izquierda
Mientras tanto, la política francesa está paralizada por los veraniegos fastos olímpicos, y preocupada por posibles atentados islamistas y por algunos incidentes de agresiones sexuales contra mujeres por parte de extranjeros e inmigrantes norteafricanos, sin que se pueda discernir si esta preocupación responde a la paranoia por unos pocos hechos repugnantes, pero puntuales (pensamiento izquierdista), o la punta del iceberg de un problema muy serio (pensamiento derechista). En este marco general, la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), vencedora contra todo pronóstico en las recientes elecciones legislativas, ha acordado que la funcionaria y economista de 37 años Lucie Castets, hasta ahora del todo desconocida (pero eso puede ser una virtud), sea su candidata al cargo de primera ministra. El presidente Emmanuel Macron ha declarado que no tomará una decisión sobre el nombramiento del primer ministro hasta después de los Juegos Olímpicos de verano.
La respuesta de la prensa nacional es ambivalente. Libération, como era de esperar, aplaude la elección:
Lucie Castets encarna la necesaria ruptura con el Gobierno en funciones. “Sería una pésima señal democrática imaginar –como parece hacer Emmanuel Macron– que la mayoría saliente puede (e incluso debe) conservar un papel central a pesar de su aplastante derrota en la primera vuelta de las elecciones legislativas, y que para ello no debe dudar en someterse a una derecha que parece decidida a aprovechar la debilidad de Ensemble para posicionarse como grupo pivote... Después de estas elecciones parlamentarias debe producirse una ruptura significativa. El nombramiento de Lucie Castets en nombre del PNR parece la solución más lógica y sensata; la que menos se parece a una maniobra táctica”.
En cambio, Les Échos, diario económico propiedad del conglomerado multinacional de lujo LVMH, advierte de que “esto no cambia la falta de una mayoría parlamentaria sólida... La ventaja de la izquierda es meramente relativa... Y este acuerdo de última hora sobre un nombre no puede ocultar los hechos básicos. En resumidas cuentas, el programa que ha acordado el CCN no sólo es preocupante, sino irreal. Se basa en una visión hidráulica de la economía (inyecta miles de millones en gasto público y el crecimiento será automático), lo que entraña riesgos para la balanza comercial, la inversión, el empleo y la fuga de capitales”.
La vanidad de los camellos
Nos gusta terminar esta revista semanal de prensa internacional con una nota relajante, cuanto más tonta mejor, generalmente sobre la gente del mundo del espectáculo. Esta semana, el protagonista son los camellos coquetos. En Arab News leemos que “más de 40 camellos han sido descalificados de un concurso de belleza por recibir inyecciones de botox en 2021. El concurso era parte del Festival Rey Abdulaziz Camel, que se celebra cada año, y los organizadores toman estrictas medidas para combatir los fraudes y mantener la integridad de la competición”.
No es fácil entender por qué se aplican botox los camellos, si al natural son ya tan bonitos, ¿verdad?