Ucrania acepta negociar bajo las bombas. El presidente Zelenski asume riesgos extraordinarios, pero se aviene al diálogo aunque sea en Bielorrusia, país aliado de Putin, y aunque el Ejército ruso haya empezado a atacar objetivos civiles sin miramiento alguno. Las autoridades ucranianas reportan la muerte de cientos de civiles y el uso por parte de Rusia de bombas de vacío.
Mientras tanto, la Unión Europea parece decidida a desafiar su propia historia. Para empezar, abre las puertas a los refugiados ucranianos, en su mayoría mujeres, niños y ancianos. Después emite duras y pretendidamente eficaces sanciones económicas contra el régimen de Putin. Y, por último, envía material bélico en apoyo del Ejército de Ucrania, operación de la que se desmarca España. Los soldados y los voluntarios ucranianos resisten al invasor con un brío imprevisto por los militares rusos. Se reporta que una columna de tanques de cinco kilómetros de extensión avanza hacia Kiev mientras se intensifican los bombardeos en Járkov.
Zelenski firma la petición de ingreso de Ucrania en la Unión Europea. Es un grito de auxilio que los eurócratas se han comprometido a valorar. También pide el cierre del espacio aéreo para evitar los bombardeos. Tal medida requeriría la colaboración militar de los Estados Unidos, que de momento no se contempla.
"Putin desprecia la presión occidental y se prepara para recrudecer su ofensiva en Ucrania", apunta El Confidencial. Escribe Á. F. Cruz: "El quinto día de la guerra de Ucrania, el frente clave se libró en los mercados y lo perdió Vladímir Putin. El contraataque financiero de Occidente amenaza con noquear a la derrengada economía rusa tras la batería de sanciones anunciadas el domingo. Pero el lunes, cuando Putin volvió a hablar por teléfono con el francés Emmanuel Macron, le repitió que solo “la desmilitarización y desnazificación” de Ucrania —estatus neutral y el presidente Volodímir Zelenski fuera del poder— le harían detener su ofensiva. Los servicios de Inteligencia occidentales advierten de que podemos estar entrando en una fase más cruda y violenta de la guerra".
Continúa el texto: "El lunes, negociadores rusos y ucranianos se reunieron —sin precondiciones, como quería Kiev— en la frontera de Bielorrusia, territorio seguro para los rusos. El encuentro ha terminado con el único compromiso de volver a verse las caras pronto. Pero este atisbo de diplomacia no ha detenido el combate en los varios frentes militares que tiene abiertos Rusia en el país vecino. (...) La última ofensiva se concentró en Járkov. La segunda mayor ciudad ucraniana, a unos 35 kilómetros de la frontera rusa, fue acosada el lunes con constante fuego de artillería pesada. Las imágenes desde el terreno muestran cadáveres en las calles, además de ataques dirigidos contra edificios residenciales. “Decenas de civiles están muriendo”, denunció el gobernador regional, Oleh Sinegubov, sobre el ataque".
La potencia propagandística de Rusia siembra confusión y mentiras en el circuito informativo de Occidente. Una de ellas es que los oficiales ucranianos prohíban a los negros subir a los trenes que escapan de Ucrania. "El gran éxodo desde Ucrania: 'Íbamos todas juntas para protegernos por miedo a que nos violaran los rusos'", titula una de sus piezas El Mundo. En cinco días se suma medio millón de refugiados. De la nota de Alberto Rojas: "Una decena de mujeres negras discute a pocos metros de la garita fronteriza de Polonia. Acaban de llegar a la Unión Europea huyendo de Ucrania y discuten qué hacer y dónde ir. Nieva alrededor y el termómetro cae a los cero grados. Se cubren con mantas tras dos días durmiendo al raso al otro lado. Preguntan cuál es la distancia al próximo pueblo.
- ¿De dónde sois?
- De África.
- Ya, pero ¿de qué país?
- Cada una somos de un país diferente. Yo soy de Nigeria. Ella de Camerún. Ellas dos son de Sudáfrica. Ella de Angola...
- ¿Por qué vais juntas?
- Nos hemos ido agrupando por el camino, en las carreteras. Tenemos miedo a los rusos. A lo que puedan hacernos. En estas guerras violan a las mujeres. Vamos juntas para protegernos.
Los tentáculos de desinformación del Kremlin aseguran que Polonia no permite entrar a personas que no sean blancas. Es absolutamente falso. Unos estudiantes universitarios indios, junto a las chicas africanas, lo confirman. "Hay dos filas, una para los ucranianos y otra para los extranjeros. Cada 50 ucranianos salen aproximadamente dos extranjeros. Da igual el color de piel. Vas a una fila u otra en función del pasaporte", dice uno de ellos. A diferencia de los días anteriores, donde el ritmo de entrada era lento por el papeleo y el protocolo -también decían que los ucranianos apenas tenían personal en la aduana-, ayer la velocidad se intensificó, llenando autobuses gratuitos en la línea divisoria a gran velocidad. En toda la región se han multiplicado los coches con matrícula de Ucrania, pero también de Alemania, Austria o Lituania. Son voluntarios que trasladan refugiados que llegan a pie y deciden viajar a estos países en busca de familiares o amigos".
Los mandatarios europeos se muestran ufanos por el efecto de sus medidas económicas. "Las sanciones ya empobrecen a los rusos", dice El País. Es la guerra a la manera occidental. "Los precios se disparan y se extiende el temor a un corralito", abunda en el subtítulo. La pieza viene con la firma de Javier G. Cuesta y dice así: "Los cajeros automáticos se quedan sin dinero y algunos precios se incrementan un 30% en previsión de un futuro desolador para la economía rusa. El Banco Central subió ayer el tipo de interés del 9,5% al 20%. Los recuerdos de la crisis de los noventa volvieron ayer a la memoria de los rusos. Ecos del hundimiento del rublo de 1998 que cimentó el posterior poder de Vladímir Putin. Ahora, las sanciones impuestas por Occidente hacen tambalearse de nuevo los cimientos de la economía del país, donde los cajeros se quedan sin dinero y algunos vendedores han subido sus precios más de un 30% en previsión de un futuro desolador. El director de la popular cadena minorista de tecnología DNS, Dmitri Alekséyev, publicó en Facebook: “Nos encontramos en un mundo nuevo donde, además del aumento del tipo de cambio, se han introducido sanciones tecnológicas y aún no está claro cómo se entregarán muchos productos”".
Un párrafo después se retrata la economía del ruso de a pie: "El impacto de la inflación en el poder adquisitivo se revelará poco a poco. El salario medio ruso era de 54.649 rublos al mes en octubre de 2021, según la agencia Rosstat. Con el tipo de cambio de enero (85 rublos por euro), esto sería unos 640 euros mensuales. Con el cambio a 110 rublos, como fluctuaba ayer, el salario mengua a 496 euros. En cuanto a las pensiones, Putin firmó una ley en enero para indexar las nóminas de los jubilados a la inflación. Tras su última revisión, la pensión media era de 18.984 rublos, 233 euros al mes, y poco más de 170 en el primer día de las sanciones".
En Crónica Global se habla de los efectos en las materias primas de la guerra. "Aluminio (+34%), paladio (+45%), trigo (+20%): los otros efectos de la guerra en Ucrania". El texto es de Raúl Pozo: "La invasión de Ucrania por el ejército ruso y el clima prebélico que se ha vivido durante meses han hecho temblar los mercados de materias primas, en especial en lo referido al petróleo y al gas natural. Sin embargo, otros efectos que pasan desapercibidos afectan igualmente al día a día de los ciudadanos de Occidente y, sobre todo, a los disparados precios de la cesta de la compra. La marcha de la cotización de metales como el aluminio y el paladio y de cereales como el trigo y el maíz tiene mucho que ver.
En los mercados internacionales no sólo se negocian contratos de contado y futuro sobre materias primas como el crudo y el gas, o metales preciosos como el oro y la plata; por mencionar un ejemplo casi extremo, existen brokers incluso de piñones, apenas media docena en toda Europa y que, por supuesto, están notablemente cotizados.
Sigue el texto: "Pero al margen de la extensa casuística, el clima de tensión que se vive hace tiempo en la frontera entre Rusia y Ucrania ha contribuido a elevar de forma notable los contratos de futuros de otros activos que no aparecen todos los días en las portadas de lo periódicos pero cuyo efecto es igualmente devastador, o incluso más, en los precios de los bienes que se consumen de forma habitual. Uno de los más evidentes es el aluminio. No en vano, los dos países en la contienda son grandes productores del metal, cuyo empleo para actividades de construcción es muy extendido pero también para productos empleados infinitamente en la vida cotidiana, como envases de alimentos y fármacos, electrodomésticos, ordenadores, transporte, etc".
En la alegre retaguardia, el ministro europeo Borrell ha ponderado las virtudes de Zelenski frente a las debilidades de Puigdemont. Menos mal que Zelenski no es de los que huyen en un maletero, advirtió. El independentismo, empezando por Puigdemont, ha salido en tromba. El prófugo infiere que Borrell hubiera preferido que en 2017 Barcelona hubiera sido como Kiev en 2022 y alude al derecho de autodeterminación de Ucrania, atrevido giro "retórico".
Fuera de la guerra, el independentismo celebra que los cambios en el Tribunal de Cuentas hayan permitido un cambio de política en relación a la fianza de la Generalitat para cubrir las posibles responsabilidades económicas de los autores del Procés.
Por otra parte, hoy celebra el PP una Junta Directiva Nacional, máximo órgano entre congresos. Habla todo el mundo. Hablará Casado y hablará Ayuso. Y luego hablará Feijóo, que mandará callar. Mientras tanto, "Cargos del PP denuncian llamadas de Egea y Casero para reventar la Junta Directiva", avisa Vozpópuli. Bueno, bueno, Casero de nuevo en acción. Tiembla, partido. Escribe Jesús Ortega: "La consigna es evitar nuevas guerras en el PP hasta el congreso de dentro de un mes. Ese es el objetivo tanto de Alberto Núñez Feijóo como de Cuca Gamarra, que coinciden en descartar una remodelación de la actual dirección de Pablo Casado pese a la presencia de cargos afines a Teodoro García Egea. Esa posición, sin embargo, no convence a dirigentes y diputados del partido, que advierten de «movimientos» por parte del exsecretario general y Alberto Casero, su mano derecha en Génova. Así lo confirman a Vozpópuli personas bien informadas en el PP, que hablan incluso de «llamadas a diputados y cargos provinciales», este último fin de semana, para «tratar de reventar la Junta Directiva Nacional» y seguir alimentando la opción de una candidatura alternativa a Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del partido".
1 de marzo, santoral: David de Gales, Albino de Anjou, Félix III papa, Inés Cao Kuiying, León de Vasconia, León Lucas, Rosendo de Celanova, Siviardo y Suitberto.