La polémica sobre la carne se estira como una goma. Las diversas facciones de Podemos son las que alimentan la pira. Más madera, grita Pablo Iglesias, con un pie en la política de partido y el otro en las tertulias, donde imparte doctrina a sus contertulios y a los mandos de su partido. Dos por uno, jugada maestra del dirigente morado, que marca la agenda de su formación sin desgastarse en peleas de instituto. En el PP contemplan con sumo agrado el espectáculo mientras que el PSOE trata de desmarcarse de las teorías de sus socios de Gobierno, que son percibidos como los típicos urbanitas que andan en pantalones cortos por los zarzales.
El estropicio de cara a las elecciones en Castilla y León es de proporciones descomunales, pero Alberto Garzón no se apea del burro. La vicepresidenta podemita Yolanda Díaz ha acudido a su rescate. El ministro de Consumo es intocable. En la reducción al absurdo de la polémica, la derecha sale victoriosa. Los podemitas están contra la carne, contra los ganaderos, contra la tradición y contra la libertad de atizarse un chuletón. Ese es el resumen. Garzón es un aficionado, un político con los colmillos de leche, un ingenuo que se cree que puede ir por ahí haciendo declaraciones especulativas porque todo el mundo es bueno, empezando por los periodistas ingleses. O sea, periodistas y además ingleses. ¿Qué puede salir mal?
En El Mundo, Lucía Méndez traza un análisis sobre los efectos de la polémica en el seno del Gobierno que lleva este título: "Pablo Iglesias ignora a Yolanda Díaz y revuelve a Podemos contra el PSOE por el 'caso Garzón'". En el sumario se añade que "el cofundador de Podemos recurre a la estrategia del "bulo" y acusa a Pedro Sánchez de hacerle el juego a la derecha". Y escribe Méndez: ""La coalición goza de buena salud". Este mantra propio de sesión de autoayuda se ha gastado tanto, que igual ambos partidos se lo han acabado creyendo. Estos días, la realidad está gritando lo contrario. El Gobierno de coalición tiene un problema de salud. Aparte de la existencia de las macrogranjas, el ministro Alberto Garzón ha destapado muchas otras cosas. El pecado original de la precipitada formación del Gobierno, el acuerdo que impide al presidente cambiar a los ministros de Unidas Podemos (UP), el desquite de un ministro de segunda fila, el hartazgo del PSOE con los modos políticos de UP, el liderazgo formal de una vicepresidenta, Yolanda Díaz, frente al liderazgo moral del partido que aún sigue manteniendo Pablo Iglesias a través de sus muchas colaboraciones en medios de comunicación".
Sigue la crónica: "La controversia en torno a las declaraciones de Alberto Garzón ha ido escalando peldaños de tensión en el seno del Gobierno, del PSOE y de Unidas Podemos hasta saldarse con la reclusión simbólica del ministro de Consumo en una especie de celda de castigo. El presidente y los ministros socialistas han situado a Garzón en el limbo del Consejo de Ministros. Y lo han hecho sin disimulos. Luis Planas, ministro de Agricultura y uno de los políticos más respetados del país, le ha desautorizado con todas las letras. El presidente, Pedro Sánchez, calificó la polémica de "lamentable". La ministra portavoz dijo que el Consejo ha fijado su posición y que el ministro tiene la suya propia. Yolanda Díaz, la vicepresidenta a quien Pablo Iglesias dejó al cargo de los ministerios de Unidas Podemos, ha pedido -casi suplicado- que se cierre esta polémica y que se cuide la coalición".
Y: "El episodio de las macrogranjas ha evidenciado que quien marca la línea de comunicación política -valga la redundancia en este caso- es el fundador y exlíder de Podemos. A través de sus intervenciones en los medios, como analista y tertuliano, Iglesias ha establecido definitivamente el marco del debate: la polémica de Garzón es un bulo alimentado por la derecha y la extrema derecha, al estilo de lo que hacen Trump y Bolsonaro. (...) El marco mental del bulo conecta con las batallas culturales de esta época y tiene eco en las redes sociales".
Resulta que al lado de Garzón y Yolanda Díaz, el compañero Iglesias es una especie de Maquiavelo leninista, un titán y un as de la estrategia y la comunicación política.
En Vozpópuli, por su lado, analizan el peso de Garzón y el de Irene Montero en el Gobierno y los califican como los ministros "ausentes". Cinco y seis meses sin llevar propuestas al Consejo, apunta Borja Negrete. Ahí va un extracto de su crónica: "Al cierre de 2021, la actividad ministerial ha sido muy desigual. Como en la fábula de la cigarra y la hormiga, mientras que algunos miembros del Ejecutivo de Pedro Sánchez han acudido al Consejo de Ministros con medidas todos los meses, otros han pasado casi medio año sin comparecer con alguna propuesta. Los líderes indiscutibles en ausentarse son la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, tal y como ha podido comprobar Vozpópuli. Tras revisar las referencias del Consejo de Ministros de todo 2021, este diario ha comprobado que el Ministerio de Igualdad ha pasado medio año sin llevar una sola iniciativa de su ámbito. En total, seis meses sin proponer nada. Montero no ha llevado ningún proyecto a las reuniones de Moncloa en los meses de enero, marzo, mayo, agosto, octubre y diciembre".
Continúa Negrete: "Le sigue en segunda posición el ministro de Consumo, que estos días ha generado una nueva disputa en el seno del Gobierno de coalición a raíz de sus polémicas declaraciones sobre las macrogranjas españolas ante The Guardian. Alberto Garzón ha ido al Consejo de Ministros con las 'manos vacías' a lo largo de cinco meses. Concretamente, no propuso nada en marzo, abril, agosto, septiembre y diciembre. Son tiempos difíciles para Garzón en el seno de un Gobierno donde, a pesar de que él asegura contar con el apoyo de Sánchez, el ministro de Agricultura Luis Planas le ha dado un toque de atención ("si alguien habla de alimentación lo normal es llamarme"), además de haber sido descalificado por líderes socialistas como el presidente de Castilla-La Mancha Emiliano García-Page".
Pere Aragonès es otro joven político como Garzón, fruto de la nueva hornada de "servidores" públicos, mozos que cabalgan entre los últimos treinta y los primeros cuarenta, convencidos de que el mundo comenzó cuando ellos asumieron sus primeras responsabilidades, nunca en la empresa privada, tipos en apariencia dinámicos, pero con ciertas lagunas relacionadas con una formación que desprecia el esfuerzo, con la inexperiencia y con una cierta soberbia.
El caso es que el presidente de la Generalitat se presentó ayer en Madrid y en La Vanguardia le ponen a la altura de Tarradellas. El titular de la pieza es "Aragonès avisa a Sánchez de que no habrá “segunda oportunidad” para el diálogo". El texto, de Juan Carlos Merino: "En 1985, Josep Tarradellas ya protagonizó uno de los debates del Club Siglo XXI en Madrid. Y anoche Pere Aragonès debutó en este veterano foro de diálogo político de la capital de España recordando que todos sus predecesores en la presidencia de la Generalitat vinieron avisando en Madrid de cuál era la situación de Catalunya. Aragonès advirtió que hoy la opción mayoritaria es la de constituir “una república catalana independiente”. Tras ser presentado por la exalcaldesa Manuela Carmena como “un hombre de diálogo”, y en presencia de la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, además del ministro de Universidades, Joan Subirats, Aragonès definió sus señas de identidad ideológicas: “Soy independentista, republicano y de izquierdas”. Y el principal mensaje que lanzó fue la demanda a Pedro Sánchez de que se atreva a dar la palabra a la ciudadanía catalana en un referéndum, y que no se escude en el miedo a que su única alternativa es un Gobierno de la derecha y la ultraderecha en España para demorar la solución al conflicto político en Catalunya".
Sigue el texto: "“Necesitamos una transformación democrática que pase en Catalunya y en España por el respeto a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía catalana de decidir el futuro político de nuestro país de forma pacífica y democrática”, reclamó. Aragonès lamentó “la incapacidad” que hasta la fecha demostró el Estado para permitir y facilitar esta demanda mayoritaria que atribuyó a la sociedad catalana, a la manera escocesa, “siendo creativos e imaginativos para encontrar la fórmula de hacer posible el referéndum”. “El referéndum es necesario. Y el Estado, que defiende que Catalunya continúe formando parte de España, se debe atrever a ganar democráticamente. La imposición no llevará a ninguna victoria. Atrévanse a ganar y también atrévanse a que pueden perder”, emplazó. “Yo, como presidente de la Generalitat de Catalunya, me atrevo. Me atrevo a que decida la ciudadanía catalana, con todo el convencimiento de que ganará nuestra opción”, afirmó".
Qué valiente Aragonès. De lo que no habló en Madrid fue de la pérdida de inversiones y de oportunidades, de la inmersión lingüística, de las cositas supremacistas de TV3 y de los líos con sus socios junteros.
Coronavirus. "Las autonomías agilizan las bajas laborales ante el récord de contagios" dice El País. El texto es de Bernat Coll y arranca así en portada: "Las comunidades autónomas toman medidas para aliviar la carga de los centros de salud y facilitar la reincorporación al trabajo de los enfermos de covid. Cataluña, la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía anunciaron ayer que agilizarán el trámite de las bajas laborales, de forma que los positivos por el coronavirus recibirán el alta automáticamente a los siete días, salvo que el paciente comunique al centro de salud que continúa teniendo síntomas. Para quienes requieran de atención sanitaria, la baja se alargará tras la certificación de un médico. La Comunidad de Madrid planteó usar el mismo sistema, pero ve obstáculos legales para aplicarlo. Galicia pidió una medida homogénea en toda España".
Continúa la nota: "La explosión de contagios ha disparado las bajas y puesto contra las cuerdas a muchas empresas. Del 1 al 23 de diciembre, se sumaron 240.000 bajas, más del triple que en todo noviembre. Entretanto, los contagios en España batieron ayer su récord diario: 179.125 nuevas infecciones. Sanidad notificó además una incidencia de 3.128 casos por 100.000 habitantes en 14 días".
Entre tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue con su campaña de "buenas" noticias y alerta ahora de que "ómicron no será la última variante". La OMS "descarta el final de la pandemia por alta transmisibilidad de la variante ómicron y destaca que la carga hospitalaria derivada de ésta hacen inviable por ahora pasar a una endemia", se dice en Público. En el cuerpo de la noticia se advierte de que "el doctor Bruce Aylward, asesor sénior de la OMS ha alertado este miércoles de esta situación en una rueda de prensa en Ginebra. "Ómicron probablemente no será la última variante de la covid-19. No lo sabemos aún, pero cuanto más circule el virus, más posibilidades hay de que surja una nueva variante más mortal que ómicron", advierte Aylward. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha recordado que la semana pasada se notificaron más de 15 millones de nuevos casos de Covid-19 en todo el mundo, "el mayor número de casos notificados en una sola semana". "Y sabemos que se trata de una subestimación", ha puntualizado. Cierto es que desde la Organización Mundial de la Salud reconocen que el índice de mortalidad es más bajo con ómicron, que con las variantes anteriores, aunque el director de la OMS, afirma que sigue habiendo un gran número de muertes. "Aunque ómicron causa una enfermedad menos grave que delta, sigue siendo un virus peligroso, especialmente para quienes no están vacunados. Casi 50.000 muertes a la semana son 50.000 muertes de más. Aprender a vivir con este virus no significa que podamos, o debamos, aceptar este número de muertes", afirmó Tedros Adhanom Ghebreyesus".
13 de enero, santoral: Hilario de Poitiers, Agricio, Godofredo de Ilbenstad, Juta de Huy, Kentigerno, Pedro presbítero y mártir y Remigio de Reims.