El primer domingo del nuevo curso viene marcado por las entrevistas. El PSOE se lleva la palma. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abre El País. La vicepresidenta Nadia Calviño comparece en El Mundo y Salvador Illa aparece en Crónica Global. Para redondear la jornada, Ione Belarra es la protagonista del día en Público. Inmejorables expectativas las que anuncia Sánchez. "Cuando acabe 2021 se habrá pagado de luz lo mismo que en 2018", asegura el presidente y líder socialista. La energía eléctrica se ha convertido en el verdadero tigre que cabalga el gobierno. Ni los indultos ni la pandemia ocupan tanto espacio en el disco duro del Ejecutivo. La ciudadanía es harto sensible al impacto de los récords diarios de la luz, que hoy cotiza a 128 euros el kilovatio después de tres días de ligeras bajadas.
Pepa Bueno, la nueva directora del diario de Prisa, y Carlos E. Cué son los periodistas que interrogan en la Moncloa a Sánchez. La primera promesa del presidente es la de la luz: "El Gobierno se hace cargo de la preocupación social. Y estamos trabajando con un plan para llegar a un compromiso concreto, y es que al final de 2021 los españoles echen la vista atrás y vean que han pagado en la factura de la luz una cuantía similar y semejante a la que pagaron en 2018. Ese es el objetivo y el compromiso: que todos los ciudadanos con un consumo medio al final de 2021 paguen una cuantía semejante y similar a la que pagaron en 2018, lógicamente con el IPC descontado".
Sánchez presume además de la campaña de vacunación: "Hemos dado un ejemplo tanto a Europa como al mundo de cómo pueden hacerse las cosas bien. Estamos cada vez más cerca de recuperar nuestra normalidad. Hay varias lecciones que sacar de este 70%. Primero, no hubiera sido posible si no hubiéramos tenido unos profesionales sanitarios formidables. Segundo, que este proceso de vacunación no ha dependido de la cuenta corriente ni del tamaño del bolsillo de cada uno de los contribuyentes. Y, en tercer lugar, hemos tenido un ejemplo del mejor patriotismo de los españoles que confían en su sistema nacional de salud y en la ciencia y que, por tanto, no dan crédito ni a las patrañas ni a las supersticiones que hemos visto en forma de bulos".
Cataluña ya no está en primer lugar en la agenda monclovita. Sánchez elude aclarar si acudirá a la reunión ("Lo más importante no es si voy o no; lo importante es si hay avances en esa mesa, y eso es algo en lo que nos tenemos que empeñar todos".) y anuncia que "lo que voy a llevar es algo público, que es la agenda del reencuentro, donde hay un conjunto de inversiones de financiación, que es en interés de Cataluña y del conjunto del país para aprovechar esta etapa de recuperación y modernización. España no tiene ningún problema con Cataluña; quien tiene un problema es el propio independentismo con la concepción plural de la sociedad catalana".
Al hilo de Cataluña y la mesa de diálogo, Carmen Morodo cuenta en La Razón que "si de Moncloa depende, y consiguen contener las posibles presiones de ERC, la reunión pendiente de la «mesa» de diálogo con Cataluña recibirá otra patada hacia adelante y no se convocará hasta después del Congreso Federal del PSOE, previsto para los días 15, 16 y 17 de octubre, en Valencia. Para la parte socialista del Gobierno no hay prisa en abrir de nuevo ese «melón», del que, en un análisis pragmático y realista, temen que sobre todo salga «ruido» que haga sombra a la campaña de movilización, de un electorado que da síntomas de apatía, sobre el mantra de la recuperación económica".
En El Mundo, Calviño advierte respecto al coste de la luz que "no hay que tomar atajos que nos lleven a malas soluciones, como ha sucedido en el pasado. Tenemos que tomar decisiones conformes con el ordenamiento aplicable. Pero, sobre todo, tienen que ser soluciones eficaces, y que no nos lleven a males mayores en el futuro". Interrogada por Stefano Marchi también dice que "los precios mayoristas de la energía están aumentando en toda Europa, por razones exógenas en el ámbito internacional, en concreto la evolución del precio (de los derechos de emisión) del CO2 y del gas. Nuestro objetivo prioritario es desacoplar esa evolución de los mercados mayoristas de la factura que efectivamente tienen que pagar los ciudadanos y las empresas. Hemos tomado un gran número de medidas, y seguiremos tomando las que sean necesarias, para amortiguar el impacto de esta situación sobre el bienestar de los ciudadanos, que es nuestra prioridad".
Salvador Illa, por su parte, advierte en Crónica Global de que los independentistas "ignoren a quienes pensamos diferente y somos tan catalanes como ellos" y está de acuerdo "en votar un acuerdo, no en votar una ruptura". Illa: “Corremos el riesgo de que a los catalanes solo nos una un fracaso colectivo” es el titular de la entrevista que firma María Jesús Cañizares y de la que destacan estas cuestiones:
--Aragonès no quiere pactar los presupuestos con el PSC...
--Yo me ofrecí para echar una mano y tener presupuestos y no los tenemos, veremos qué pasa con los de 2022. Y sobre los fondos Next Generation, en el que también ofrecimos ayuda, creo francamente que Cataluña podría hacerlo mejor. Y la tercera prioridad, para mi clave, que es que nadie se quede atrás. Nuestro “gobierno alternativo” ha aprobado un plan de choque social por valor de 1.500 millones en ámbitos se servicios sociales, salud, laboral etc, y tampoco vemos que el Govern haya aprobado nada. Solo algunas medidas, pero no ha habido un enfoque integral. Yo me he reunido durante estos 100 días con los presidentes de la Comunidad Valenciana, País Vasco, Baleares y Aragón, y también he estado en Extremadura. Esperaba más actividad con el nuevo Govern. Y en diálogo, la medida más importante han sido los indultos, aprobados en consejo de ministros. El diálogo nace cojo. Es importante el diálogo entre el Gobierno de Cataluña y el Gobierno español, celebro la reunión de la Comisión Bilateral, pero debe haber un diálogo en Cataluña. Veo con preocupación y disgusto que un sector de los independentistas aspiran solo a dialogar con el Gobierno e ignoran que en Cataluña hay muchos que pensamos diferente a ellos y que somos tan catalanes como ellos. Nuestras opiniones son tan válidas como las suyas. Pido que nos sentemos y hablemos, que ese diálogo lo lidere Aragonès. Torra lo hizo, pero Aragonès se niega a hacerlo. Hay que trabajar a favor de la unidad.
--¿Y cómo hacerlo?
--Yo planteo cuatro reglas. Decir la verdad, no generar falsas expectativas como la independencia, la autodeterminación o la amnistía, que no tienen encaje en el ámbito en el que estamos y debemos seguir estando que es Europa. Trabajar para unir, y no para dividir. Un referéndum de autodeterminación divide, fragmenta más todavía a la sociedad. La independencia no es un punto de consenso, tampoco el mantenimiento del status quo. Yo creo que el término medio está en la mejora del autogobierno. Diálogo con el Gobierno, y también dentro de Cataluña. Y la línea roja es el respeto al Estado de Derecho, descartar todo planteamiento unilateral, que hemos visto que tiene nefastas consecuencias. Por tanto, el balance de estos cien días es muy malo, me ha decepcionado.
--¿Cabría un referéndum para esa mejora del autogobierno?
--Yo creo que el consenso va a estar por aquí, creo que el consenso estará en esa línea del autogobierno. No independencia, no status quo. Es la línea que hay que explorar más. Nosotros estamos de acuerdo en votar un acuerdo, no en votar una ruptura. El referéndum es un mecanismo no solo aconsejable, incluso necesario para que, una vez mediante el diálogo y la negociación, lleguemos a un acuerdo, sea el que sea, quizá la reforma de algunas leyes que definen el marco de nuestra convivencia, sea sometido a la consideración de la ciudadanía. Creo que es obligado en un régimen democrático.
--¿La ciudadanía catalana solo, o también la española?
--Depende del acuerdo. Si solo concierne al marco de convivencia de los catalanes, como el Estatut, pues solo los catalanes. Si afecta al marco de convivencia de los españoles, pues deberían votar los españoles.
La parte podemita del Gobierno ya ha puesto condiciones a sus socios para arbitrar unos nuevos presupuestos. Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, es la protagonista de Público, donde le hacen preguntas Virginia P. Alonso y Sato Díaz. El mercado de la vivienda y el energético son los ámbitos en los que aspira a influir Unidos Podemos. Así, la dirigente morada apunta que "la negociación de presupuestos es una de las negociaciones clave de las legislaturas y de los años políticos. Por eso, nosotros ponemos mucho interés y vamos a poner toda la carne en el asador en la negociación. Sin duda, un problema tan acuciante como la factura de la luz va a estar en la negociación, pero hay otros que también nos preocupan mucho. Suelo decir que en los próximos meses el Gobierno se juega su reelección dentro de dos años, porque ahora mismo estamos saliendo de la pandemia, tenemos el 70% de la población vacunada, están llegando los fondos europeos… Nos encontramos en un momento político y social clave en el que se van a poner los cimientos de la que no tiene que ser ya una recuperación --se habla mucho de la recuperación social--, sino que yo creo que tenemos que hablar de reconstrucción. No se trata de volver al pasado, se trata de construir un nuevo país con nuevos cimientos, con los cimientos de la sostenibilidad, la justicia social, del feminismo… En esa reconstrucción va a ser clave la negociación de presupuestos y nos estamos jugando mucho. Lo tengo clarísimo, en los próximos meses el Gobierno se juega la reelección".
Del resto de medios destaca la siguiente información de Vozpópuli: "Hacienda desvela que los partidos tienen la quinta parte de los afiliados que presumen". A este titular añade el siguiente sumario: "Sólo el 1,2% de los contribuyentes declara a la Agencia Tributaria estar militando en un partido político y el 9% paga alguna cuota en un sindicato". El texto es de Francisco Núñez y dice así: "La afiliación continúa siendo una de las asignaturas pendientes de los partidos políticos y de los sindicatos. Aunque en los últimos años se ha registrado un leve goteo al alza propiciado por la inflación de elecciones así como por la irrupción de la izquierda en La Moncloa y por el interés del PSOE en restaurar la figura de las centrales sindicales de clase, España es uno de los países de la UE en que menos adeptos consiguen estas organizaciones y sobre todo que paguen sus cuotas. Según los datos de la Agencia Tributaria, obtenidos de las deducciones fiscales a que tienen derechos las personas que abonan sus cuotas, los partidos sólo tienen 248.852 afiliados --una quinta parte de los afiliados de los que presumen--mientras que el conjunto de las centrales sindicales alcanzan 1.900.364".
5 de septiembre, santoral: Madre Teresa de Calcuta, Alperto de Tortona y Quinto de Capua.