Cita con las urnas, previsión de lluvia y frío aliñada con los coletazos de la tercera ola de la pandemia. No se prevén aglomeraciones, aunque nunca se sabe. La gente está más o menos informada de que se han producido miles de recursos para no ser presidente y vocal de mesa. Están los suplentes y la Generalitat dice que no habrá problemas para formar las mesas, pero los más tempraneros se podrían encontrar con la sorpresa de que ya no pueden ir a por al pan o a misa y se tienen que quedar de vocal en una mesa. Lo dice la ley electoral.
Dos grandes ejes atraviesan la jornada. La constitución de las mesas y la participación. El listón de diciembre de 2017 es inalcanzable. Al amparo del 155 votó casi el 80% del electorado. Para hoy se estima un 60% en la mejor de las previsiones de participación. Se combinan dos factores, la desafección y el miedo al contagio y las autoridades autonómicas no han hecho llamamientos a la participación, precisamente. La abstención favorece al independentismo, especialmente al partido de Puigdemont.
En Crónica Global, el titular de apertura recoge la incertidumbre: "El virtual empate de PSC y JxCat en los sondeos deja el resultado en manos de la participación". Y el sumario abunda en que "La abstención juega en contra de ERC, que hasta hace poco partía como ganadora, en unos comicios donde los vetos cruzados complican las alianzas poselectorales". La pieza viene con la firma de María Jesús Cañizares y destaca este párrafo: "Los cálculos internos de los partidos indican que, con una participación por encima del 55%, ERC tendría la victoria, mientras que entre un 50 y un 55%, el primer puesto estaría entre republicanos y socialistas. Por debajo del 50%, el ganador sería JxCat. Un cálculo comprensible, pues supondría que solo irían a votar los más convencidos. Y la formación que lidera Carles Puigdemont, con Laura Borràs como presidenciable, se nutre de ese electorado. Con permiso del PDECat, que podría convertirse en una de las sorpresas del 14F".
La perspectiva es un gobierno de la imputada Borràs que debería ceder los trastos a Canadell. Al final, el mosso Donaire podría acabar de president. También está el comodín de la repetición de las elecciones, experiencia que se vivió con las últimas generales, primero en abril y después en noviembre del 19.
Hay mucho en juego. Por ejemplo, Pau Villòria debe estar en ascuas. ¿Quién? El "comisionado" que debía auditar los supuestos destrozos de la aplicación del 155 sobre la "modélica" administración autonómica. Marcos Lamelas escribe en El Confidencial una nota sobre el singular personaje, prototipo del alto cargo de la Generalitat que se lo lleva crudo. Escribe Lamelas: "Pau Villòria no es nadie, pensarán los lectores, muchos de ellos catalanes. Pero se equivocan, Pau Villòria es la metáfora perfecta de la campaña, de toda la pasada legislatura. La mayoría del 22% de indecisos tiene que calibrar qué votará. Pero Pau Villòria no. Pau Villòria es un profesional de la reflexión. No necesita un día marcado por la ley electoral. Pau Villòria es un catalán que lleva cavilando tres años. Y es tan bueno en lo suyo que no necesita hacer público el resultado de su esfuerzo mental. Le basta con ejercer aquello que se le da tan bien en silencio. Ya ha anunciado que votará a JxCAT. Una mente privilegiada no pierde el tiempo en menudencias".
Sigue el texto párrafos después: "Según el portal de Transparencia de la Generalitat, Pau Villòria, con cargo de viceconseller, ocupa el puesto de Comisionado de la Presidència para Despliegue del Autogobierno. También explica que cada año Pau Villòria cobra 117.452,94 euros anuales brutos. Cuando les digan, amigos lectores, que Cataluña no reconoce a sus genios, nieguen la mayor y acuérdense de él. En tres años hizo un informe de 83 páginas. A Pau Villòria le hemos pagado todos los catalanes el folio a 4.245 euros. ¡Y ni siquiera los ha tenido que redactar él! Un genio"
Y así concluye la pieza: "Villòria no está solo en su dura y, en cierta manera, ingrata tarea por poco reconocida. Cientos de cargos de libre designación le acompañan, siempre bajo el radar, siempre cerca del poder, siguiendo sus pasos, si bien la mayoría lejos del nivel de excelencia de nuestro protagonista. En los múltiples peldaños del 'sottogoverno', en empresas públicas, fundaciones, organismos de todo tipo con los cargos caducados, entes, consorcios, sindicaturas diversas, consejos asesores… Un ejército de seguidores de Pau Villòria que vagan de sinecura en sinecura hasta la sinecura final. Nunca dudarán de que otros se sacrifiquen por Cataluña. Pero ellos no. Ellos están sumidos en una infinita jornada de reflexión".
Imaginen que por un casual se les acaba el chollo a toda esta peña. Sería un auténtico cataclismo. Imaginen, además, un Govern y un Parlament que decidieran acabar con los privilegios de los expresidentes y retiraran coches, despachos, funcionarios, sueldos y pensiones a personajes como Artur Mas y Quim Torra. Imaginen, pero no se hagan la más mínima ilusión.
Política nacional. Pablo Iglesias es el tipo más contento de haberse conocido de la historia de la política mundial. Dice El Mundo que el vicepresidente segundo "descarta su salida del Gobierno y advierte que mantendrá el pulso contra los ministros socialistas". La información va con este sumario: "Podemos defiende las últimas polémicas: "Sólo se hablaba del 'todos contra Illa' y ahora ha vuelto el 'todos contra Podemos'". Ministros del PSOE señalan la posibilidad de limitar sus funciones tras el 14F". El texto es de Raúl Piña y Marisol Hernández, quienes escriben: "En días donde los cuchillos silban dentro del Gobierno, en Unidas Podemos caminan tranquilos. Sin miedo a cortarse. La crisis desencadenada por el vicepresidente Pablo Iglesias al censurar la salud democrática de España no inquieta a la formación. Mientras miembros del sector socialista ven cómo empieza a colmarse el vaso de gotas de agua, los morados consideran que el desarrollo de la polémica no sólo ha podido beneficiarles en la recta final de la campaña electoral catalana, sino que no cuestiona la presencia de Pablo Iglesias en el Gobierno: «¡Cómo van a echarle del Gobierno por decir la verdad!»".
Continúa la información: "«En España no hay una situación de plena normalidad democrática». La frase se enmarcaba en la pretendida estrategia del partido de guiño a los independentistas. Pero el fondo y la gravedad de la cuestión hicieron saltar las alarmas en el Gobierno de Pedro Sánchez. Los ministros del sector socialista no escatimaron micrófonos para corregir al vicepresidente: Carmen Calvo, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska, María Jesús Montero, Juan Carlos Campo, José Luis Ábalos, Luis Planas, Reyes Maroto, Isabel Celaá... Salvo Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno, pese a que ha tenido un acto en Moncloa y ha acompañado a Salvador Illa en la campaña catalana, no ha aludido a las palabras de su vicepresidente. Ha apostado por ignorarlo, no hacer aprecio alguno de lo dicho y descargar en sus ministros el desgaste y las magulladuras de confrontar con Podemos. Hasta el viernes, presidente y vicepresidente no habían tratado este asunto. En el Consejo de Ministros del martes, Iglesias no dio explicaciones. Tampoco se le pidieron. (...) En Unidas Podemos consideran que Sánchez no ha llamado a capítulo a Iglesias públicamente porque, entienden, es consciente de que hay aspectos a mejorar en la democracia española. Es decir, que en su opinión Sánchez sabe que Iglesias tiene razón y no puede confrontar con él".
Y todo esto pasa en gran parte porque Pablo Iglesias es el vicepresidente segundo especializado en tocarse el níspero a dos manos, según una pieza de Clara García en Vozpópuli que lleva los siguientes encabezamientos: "Iglesias y Garzón 'trabajan' la mitad que las ministras Laya y Maroto" y "Los responsables de las carteras pertenecientes a Unidas Podemos tienen mucha menos actividad que los del PSOE". Así arranca el texto: "Las diferencias entre los ministros del Gobierno de coalición no solo tienen lugar en lo que atañe a sus posturas sobre determinados asuntos como la vivienda o las pensiones, sino que también se trasladan a sus agendas y al número de actos oficiales que tiene cada uno de ellos: los responsables de las carteras pertenecientes a Unidas Podemos, como Alberto Garzón, Irene Montero o el propio Pablo Iglesias, tienen mucha menos actividad que los del PSOE. El vicepresidente del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 es uno de los que participa en menos actos oficiales. Desde que comenzó 2021 solo ha tenido ocupada su agenda oficial 10 días y se sitúa a la cola en la clasificación de los miembros del Ejecutivo que más y menos trabajan, según la agenda que diariamente distribuye la Moncloa. Del mismo modo, y pese a ser uno de los más criticados por su inactividad, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha tenido actos 10 días desde el 1 de enero".
Sigue el informe: "Por delante de Iglesias y Garzón, con 14 días trabajados, se sitúan la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. Por detrás, únicamente la ministra de Sanidad, Carolina Darias, con ocho días trabajados, y el ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta, con tres. A diferencia de los dirigentes de Unidas Podemos, ambos tomaron posesión de sus respectivos cargos hace solo unos días, el 27 de enero.
Sánchez, Laya y Maroto. En el lado opuesto, los miembros del Ejecutivo que más han trabajado desde el inicio del año son Arancha González Laya, quien dirige la cartera de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Acumulan 28 y 27 días trabajados, tal y como muestra la agenda de Moncloa".
Internacional. "Trump, absuelto en el proceso de ‘impeachment’ por el asalto al Capitolio". Zanahorio sale de rositas apunta el titular de El País. La pieza es de Amanda Mars: "El Senado absolvió ayer a Donald Trump del cargo de incitación a la insurrección por el asalto al Capitolio que una turba de sus seguidores llevó a cabo el 6 de enero con el fin de boicotear la confirmación de la victoria electoral de Joe Biden. 57 de los 100 miembros de la Cámara alta (los 50 demócratas y siete republicanos) votaron el veredicto de culpabilidad, pero no alcanzaron los 67 apoyos (dos tercios) necesarios para la sentencia de condena. 43 republicanos votaron en contra. Este proceso deja, no obstante, la figura de Trump sentenciada para la historia y exhibe la fractura en el Partido Republicano. Algunos de sus miembros decidieron la absolución arguyendo el sentido constitucional del impeachment, pero responsabilizan a Trump del ataque. El ejemplo más claro de esta dualidad lo ofreció Mitch McConnell, líder de los conservadores en la Cámara alta. Tras votar “no culpable”, tomó la palabra para denunciar el “indignante incumplimiento de la labor” de Trump aquel aciago día y aseguró: “No hay duda de que el presidente es práctica y moralmente responsable de los acontecimientos de ese día”".
Continúa Mars: "Estados Unidos concluyó el impeachment más insólito de los cuatro vividos hasta ahora, uno en el que los senadores ejercían tanto de miembros del jurado como de testigos y, en buena medida, víctimas. Esa misma sala donde se juzgó el caso fue, a su vez, objeto del asedio aquel día, escenario del crimen. El juicio se ha desarrollado con el país aún conmocionado por el asalto vivido hace poco más de un mes y que dejó al mundo boquiabierto y el orgullo estadounidense, herido. Trump se ha convertido en el primer presidente en pasar dos veces por un procedimiento como este y el primero en hacerlo ya fuera de la Casa Blanca".
Tras la resolución del Senado, Trump ha prometido seguir en la brecha y volver dentro de cuatro años. Cabe la posibilidad de que funde un nuevo partido toda vez que una mayoría de los dirigentes republicanos le detestan.
Coronavirus. Ese paraíso de la transparencia que no es la China ha escamoteado datos a la delegación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que fue a investigar el foco inicial del coronavirus a Wuham. De El Periódico: "Las autoridades chinas se negaron a ofrecer toda la informacion sobre el origen de la pandemia del coronavirus a la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desplazada hace unas semanas a la zona de Wuhan. Así lo ha manifestado Dominic Dwyer, uno de los expertos en enfermedades infecciosas y miembro de la expedición a su regreso del epicentro de la expansión del virus. Los miembros del equipo solicitaron a las autoridades chinas los datos en bruto, sin procesar, sobre los 174 pacientes que China había identificado en la fase inicial del brote en la ciudad de Wuhan en diciembre de 2019. Pero no les han facilitado esa información".
Y: "Para el investigador era crucial ya que solo la mitad de los casos presentados habian estado expuestos en el mercado de Huanan, donde se detectó el virus por primera vez. De esos datos se desprendían informaciones clave como las preguntas que se hizo a los pacientes y cómo se analizaron las respuesta".
Aún así, los miembros de la misión están razonablemente satisfechos. Las autoridades comunistas han cooperado algo más que en una visita anterior.
14 de febrero, santoral: Alejandra de Egipto, Antonino, Ausencio de Bitinia, Eleucadio, Juan Bautista de la Concepción, Nostriano obispo romano, Valentín y Vital.