El todavía presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es el teniente coronel Custer en la batalla de Little Bighorn. La soberbia del hombre blanco le domina y ha caído en la trampa tendida por los indígenas. El asalto al Capitolio es su epitafio. Ahí yace la ambición desmedida del 45 presidente de los Estados Unidos. Ahora nadie se explica cómo llegó hasta allí. Es un hombre tóxico, la encarnación de la derrota y en lugar de morir con las botas puestas delata a su fiel infantería, esa escoria blanca que se lanzó sobre el Congreso al toque de la corneta tuitera de su comandante en jefe. Error, craso error. A los cuatro seguidores de Trump muertos hay que añadir hoy un policía.
Así que además de excéntrico, el tipo de la ensaimada de sobrasada sobre la cabeza es un traidor. "Trump admite ahora la derrota, condena la violencia y promete facilitar la transición a Biden" es el titular de la edición digital de El País. El texto corresponde a Amanda Mars: "Donald Trump admitió por fin su derrota este jueves por la noche. La derrota en las urnas y, también, la que ha sufrido esta semana en su pulso contra las instituciones de Estados Unidos, contra la democracia. El presidente se dirigió a los ciudadanos en un vídeo de dos minutos y 41 segundos en los que capituló, condenó la violencia provocada por los ultras en el Congreso y se comprometió a facilitar la transición hacia el próximo presidente, el demócrata Joe Biden. Por primera vez, no mencionó ningún supuesto fraude. Ante un país conmocionado, donde se multiplicaban las voces que pedían destituirlo por incapacidad, el magnate neoyorquino asumió que había llegado al final de la escapada".
Sigue la nota: "“El Congreso ha certificado los resultados electorales, una nueva Administración tomará posesión el 20 de enero y a partir de ahora me centraré en asegurar una transición de poder fácil, ordenada y sin interrupciones. Es el momento de la reconciliación y de sanar heridas”, dijo el mandatario desde un atril en la Casa Blanca. (...) Trump se pronunció con dureza sobre lo sucedido, se declaró “indignado” y aseguró que los violentos lo pagarían, sin señalar a los suyos, pero desmarcándose del Trump de 24 horas atrás, que culpó al supuesto “robo” de los comicios del asedio a Capitolio: “Entiendo vuestro dolor (...) sois muy especiales, os queremos”, llegó a decir".
Trump emite unas vibraciones tan venenosas que sus principales aduladores se están dando de baja aceleradamente. La estampida es colosal, una retirada desordenada para evitar las salpicaduras de las posibles consecuencias penales de la fracasada asonada trumpista mientras los demócratas exigen la cabeza del presidente en bandeja de plata. No quieren esperar al día 20. Exigen la capitulación, la humillación, la máxima degradación para el hombre que ha pisoteado el prestigio político de los Estados Unidos de América.
En El Mundo, Pablo Pardo repasa las deserciones en el entorno del presidente: "Trump, así pues, parece aislado. El peso de las decisiones en Estados Unidos aparentemente corre a cargo del vicepresidente, Mike Pence, en coordinación con varios miembros del gabinete y de los líderes, demócratas y republicanos, del Congreso. El presidente, además, está asistiendo a una cascada de dimisiones de cargos intermedios de su equipo. Las más relevante es la de la secretaria de Transporte, Elaine Chao, que es además la esposa del líder republicano del Senado, Mitch McConnell. La alianza entre McConnell y Trump, motivada por el pragmatismo y la necesidad de apoyo mutua, ha saltado por los aires en los últimos días, en un ejemplo dramático de la guerra civil que vive el Partido Republicano entre el ala que lo controla y el sector proTrump. También es significativa la dimisión del subdirector del Consejo de Seguridad Nacional, el ex periodista del Wall Street Journal Matt Pottinger, prácticamente el único alto cargo de EEUU que hace un año dio la voz de alarma sobre la gravedad del Covid-19, en un momento en el que China ocultaba gran parte de la información sobre la pandemia. A última hora de la noche de ayer (madrugada de hoy en España) el diario Wall Street Journal informaba de la dimisión de la secretaria de Educación, Betsy DeVos, hermana del fundador de las empresas de mercenarios Blackwater".
Sigue Pardo: "Esas dimisiones revelan que Trump se ha convertido en un apestado para muchos republicanos. Su propio ex fiscal general hasta hace 12 días, Bill Barr, uno de sus más estrechos colaboradores, ha calificado la actitud de Trump de "traición" de la Presidencia, y le ha acusado de "orquestar" el asalto al Congreso. Igualmente espectacular ha sido el cambio de actitud del senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, que, tras ser uno de los mayores defensores de Trump durante cuatro años, afirmó en el Senado que "Trump y yo hemos tenido un viaje genial juntos, pero es suficiente", apoyó la elección de Biden, y afirmó que "Joe es mi amigo"".
La forma contemporánea de la derrota es que Twitter y Facebook han cancelado las cuentas de Trump. Esa es la señal de que el golpe ha fracasado. Los amos de las redes sociales han bloqueado al presidente. Trump no es nadie sin su Twitter, se ha quedado sin palabras.
El diplomático Inocencio Arias lleva a cabo un ponderado análisis de la situación estadounidense en La Razón. Da por descontado que no habrá candidato Trump dentro de cuatro años, recuerda episodios parecidos en España y hace el siguiente balance del trumpismo: "Algún nostálgico rememorará dentro de años la política fiscal «trumpiana», la subida espectacular de la Bolsa, el paro inexistente (3,3%) cuando brotó la pandemia, repetirá que nunca metió al país en una intervención militar, piropeará, según su ideología, algún aspecto de su política exterior, el apoyo a Israel, el regalo del Sáhara a Marruecos, su denuncia de China... pero el Covid, primero, y, más aún, la tarde del miércoles han difuminado cualquiera de sus discutidos éxitos".
Para los interesados en las coincidencias entre los mecanismos populistas del procés y el desastre americano, María Jesús Cañizares escribe una pieza en Crónica Global titulada "Trumpismo y ‘procés’: los parecidos razonables descolocan al independentismo". Trump y sus maneras políticas ejercían una notable seducción en personajes como Puigdemont, Josep Costa, Canadell o incluso Mas. Ahora todos lo niegan.
Más de Cataluña. Salvador Illa ha agitado las estancadas aguas de la ciénaga catalana. El Periódico se suma a la tesis del efecto Illa y presenta el adelanto de un encuesta en su edición digital en la que el aún ministro de Sanidad es el candidato mejor valorado y el preferido para próximo presidente de la Generalitat. El texto es de José Rico en El Periódico: "El estudio, elaborado a partir de 801 entrevistas entre el 4 y el 7 de enero, sitúa a Illa como el aspirante preferido para presidir la Generalitat por uno de cada cuatro catalanes. El 24,4% señalan al socialista como favorito, lo que representa 8,5 puntos más de los que obtuvo Iceta en la anterior encuesta. Ya entonces, el primer secretario del PSC lideraba las preferencias, pero Illa ha conseguido distanciarse de sus rivales, pues saca 10 puntos a la presidenciable de Junts, Laura Borràs (14,4%), y uno más al de ERC, Pere Aragonès (13,6%)".
Y: "Más allá de las preferencias como president, Illa también encabeza, aunque empatado con Aragonès, la valoración de líderes. Los cabezas de lista del PSC y de ERC obtienen una nota de 5,1, pero mientras el aspirante republicano repite la misma puntuación que hace un mes, el socialista saca seis décimas más de las que cosechó Iceta (4,5). También aprueban, con un 5, Sabater y Borràs, aunque la cupaire mantiene la nota de Carles Riera en el anterior sondeo y la posconvergente pierde dos décimas".
Más sondeos. Illa está muy bien valorado, pero no así la gestión de la pandemia según el estudio que publica El Mundo. Escribe Manuel Marraco: "Dos tercios de los españoles consideran deficiente la gestión de la pandemia por parte del Gobierno. Según los datos de la encuesta de Sigma Dos para El Mundo, el bloque que considera ineficaz la actuación del Ejecutivo de coalición dobla al de quienes tienen una opinión favorable. Un 36,5% de los españoles estima que la gestión del Ejecutivo ha sido «poco eficaz», lo que se suma a otro 28,9% que va más allá y la califica de «nada eficaz». En total, un 65,4% de ciudadanos críticos con el Gobierno de Pedro Sánchez. La cifra dobla a la suma de quienes responden que la gestión ha sido «bastante eficaz» (28%) o «muy eficaz» (3,8%)".
En el apartado estadístico, España alcanzó ayer los dos millones de contagios. Sanidad reportó 42.360 infecciones en un solo día. El confinamiento domiciliario no está sobre la mesa. Autoridades como Alba Vergés admiten abiertamente que el país no se lo puede permitir desde el punto de vista económico. Ayer trascendió además que la cepa británica ya circula por Cataluña.
8 de enero, santoral: Alberto, obispo, Apolinar, Erardo, Eladio, Gúdula, Jorge de Choziba, Luciano de Beauvais, Máximo, Natalán, Paciente de Metz y Severino abad.