El PSOE y la última reunión a bordo del Titanic
Retrato de Gregorio Morán sobre Javier Fernández y la disolución del PSOE. Fernández Díaz, a un paso del Vaticano. La guerra del huevo y la desobediencia
19 octubre, 2016 09:05La digestión del PSOE está resultando pesada, con exceso de reflujo. Sal de frutas. Javier Fernández trata de conducir al partido al "territorio del mal menor", taparse las narices para no afrontar unas terceras elecciones que podrían ser letales para los socialistas. ¿Pero quién es Javier Fernández? Gregorio Morán lo retrata en dos artículos en el digital bez.es. En el primero, describe al político; en el segundo, la disolución a cámara lenta del partido: "Y llegaron a ese punto de no retorno de los líderes de quita y pon. Zapatero, un chaval con la experiencia política de un delegado de facultad. El soldado Sánchez, arrogante, porque ponían a su disposición un vehículo deteriorado y él creía tener dominio absoluto sobre la mecánica. Y ahora Javier Fernández, un animal político curtido en las peleas del partido socialista quizá más corrupto y difícil de cuantos existen en España, pero como es muy pequeño y solo se le cita por el sindicato Soma-UGT, un antro de sinvergüenzas, que veían cómo su secretario general o presidente, o lo que fuera, Fernández Villa, acusado con reiteración de confidente policial durante la dictadura en la que ni siquiera tomó parte como militante digno, se llevaba un millón y medio de euros, y luego se declaraba enfermo de alzheimer absoluto, con justificante médico incluido".
Tal vez eso explique el trágala del PSOE en pleno cante del juicio Gürtel, la falta de tensión política frente a la corrupción, un fenómeno transversal que este mes se ceba con el PP por el banquillo de los gurtélidos. Sea como fuere, las reuniones socialistas parecen las últimas disposiciones del capitán del Titanic a la oficialidad. En El País cuentan la del martes A. Díez y J. Marcos: "De las 17 intervenciones que se produjeron ayer en la reunión que el grupo parlamentario socialista celebró en el Senado con los integrantes de la comisión gestora, 14 marcaron la pauta para aceptar la abstención como mal menor en la investidura de Mariano Rajoy. Además, la mayoría de los dirigentes críticos anunciaron que respetarán la disciplina de voto si el comité federal del próximo domingo decide facilitar que siga gobernando el PP para evitar nuevas elecciones. Esta situación permite a la gestora unir fuerzas y afrontar con más tranquilidad de la prevista la decisiva reunión del día 23. Incluso los diputados cercanos a Pedro Sánchez se inclinan por el respeto a lo que acuerde la mayoría, como manifestó su ex número dos, César Luena".
También recogen en su crónica las intervenciones críticas. Tres disidentes alzaron la voz: "El diputado vasco Odón Elorza y Margarita Robles, independiente y número dos de la lista del PSOE por Madrid, por detrás de Sánchez, pusieron la nota crítica de la reunión del grupo parlamentario celebrada en el Senado. También se desmarcó de la tónica general el diputado del PSC Marc Lamuà. Pero fueron la excepción. De las 17 intervenciones —hubo 36 peticiones de palabra en las dos horas y media de reunión en el Senado—, 14 diputados y senadores marcaron la pauta hacia la aceptación de la abstención como mal menor en la investidura de la próxima semana del candidato del PP".
El PSC no se apea del burro, según el texto de Juanma Romero en El Confidencial: "La gestora se reunió tras el encuentro del grupo y puso fecha al comité (23 de octubre, lo esperado), y después Fernández se entrevistó en Ferraz, durante una hora y media, con el jefe del PSC, Miquel Iceta. Ninguno se movió de sus posiciones, como reconoció el primer secretario en un mensaje de Twitter, aunque este miércoles hará declaraciones. La conversación, según fuentes próximas a este, no fue tensa, pero se constató que no hay por ahora posibilidad de acercamiento, aunque los canales de diálogo seguirán abiertos. Iceta deslizó de hecho que la opción más cómoda para el PSC, la que le permitiría mantener su voto contrario al PP, es la de las 11 abstenciones, "si no hay más remedio que investir a Rajoy"".
En el PP guardan silencio y cruzan los dedos. Ya están en las quinielas de los ministrables. Casi todos quieren repetir, a pesar de que atisba una legislatura corta. Ayer fue reprobado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, por las grabaciones con el exdirector de la Oficina Antifrau, Daniel de Alfonso. Fernández Díaz es de los pocos, el único podría decirse, al que no le importaría ceder la cartera.
Sobre el particular, Fernando H. Valls firma una noticia en La información: "El ministro del Interior en funciones que acaba de ser reprobado en el Congreso, Jorge Fernández Díaz, se postula como el favorito para convertirse en el próximo embajador de España ante la Santa Sede. En su entorno se comenta que él no le disgustaría un cargo de este tipo que supondría para poner fin a su carrera política. El próximo consejo de ministros de Rajoy tendrá varias novedades y una de ellas afectará, previsiblemente, a Jorge Fernández. Él da por seguro que saldrá. El actual titular del Interior figura en las quinielas para abandonar el Ejecutivo, aunque la decisión final la tomará el propio Rajoy. El actual embajador es Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, en ese destino desde 2012".
En el frente catalán continúa la guerra del huevo contra Franco. La creatividad popular cuelga del caudillo sin cabeza ora una estelada ora una muñeca hinchable. A buenas horas. El incivismo campa a su bola y va de arriba a abajo. Mas y Carme Forcadell anuncian que desobedecerán, que no acatarán más que las decisiones del pueblo, que se limpian el orto como José Téllez, el concejal de Badalona, con lo que decreten los jueces. Y del edil, al pueblo llano. Yo le lancé un huevo a Franco, podrán explicar a sus nietos los memos.
Viene a juego un artículo de Nacho Martín Blanco en El País: "Mas se escuda en un supuesto mandato democrático, pero soslaya que ese mandato no puede ser tal, en la medida en que el Parlamento catalán no tiene competencia para convocar consultas sobre esa materia, y en un Estado democrático de Derecho un mandato que no tiene cobertura legal puede ser cualquier cosa menos un mandato democrático. (...) Aceptar la pretensión de ciertos representantes de los poderes del Estado de erigirse en jueces de su propia causa, determinando a su antojo qué leyes o resoluciones judiciales les son aplicables y cuáles no a ellos y a sus afines, supondría asumir que, por imperativo categórico, todo el mundo tiene el mismo derecho que ellos a tomarse la justicia por su mano. La destrucción del Estado democrático de Derecho, ni más ni menos".
19 de octubre, santoral: Pablo de la Cruz, Pedro de Alcántara, Asterio, Canuto y Grato.