Carles Puigdemont en la pantalla durante la presentación del movimiento Crida Nacional per la República, con Ferran Mascarell en el atril/ CG

Carles Puigdemont en la pantalla durante la presentación del movimiento Crida Nacional per la República, con Ferran Mascarell en el atril/ CG

Política

Nace el partido peronista catalán al servicio de Puigdemont

Puigdemont impulsa el movimiento Crida Nacional para englobar al PDeCAT y presionar a ERC, con la petición de la independencia como único objetivo

16 julio, 2018 21:26

El movimiento independentista experimenta su última pirueta: un partido peronista, atrapa-todo, con la petición de la independencia como único objetivo, y al servicio de un líder populista, responsable de la actual situación en Cataluña, como Carles Puigdemont. Ese fue el mensaje, vestido con nuevos ropajes “democráticos” del propio Puigdemont, con un mensaje desde Alemania, en un acto masivo en el Ateneu Barcelonés, dispuesto a comerse por completo al PDeCAT, que se resiste a quedar reducido a un mero apéndice de los juegos del expresidente de la Generalitat.

Con la reivindicación del “derecho a la autodeterminación”, que se asegura que está reconocido internacionalmente, y que el “Estado español” lo incumple, Puigdemont razonó el movimiento, Crida Nacional per la República, porque el independentismo “reclama unidad”, y castiga la pugna partidista.

Convergència postmoderna

Pero esa unidad que se exige, surge desde el entorno de Puigdemont, al entender que el PDeCAT no podrá superar por sí solo a Esquerra Republicana, y que es necesario “un gran movimiento transversal”, que, como el Scottish National Party, agrupe a todo el independentismo “hasta conseguir la república”.

Peronismo al servicio de Puigdemont, que sigue creyendo que puede ser el gran líder del independentismo, y que, en algún momento, podrá recuperar la presidencia de la Generalitat. Con muchos exconvergentes en el acto, como Xavier Trias, Josep Maldonado, Josep Lluís Cleries o dirigentes recientes, como Francesc Sànchez, además del entorno de Artur Mas, como Joan Maria Piqué, el encuentro también tuvo un claro sabor a una enésima renovación de la exConvergència, a un nuevo intento de mantener y ampliar un espacio que puede garantizar el poder en los próximos años, frente a la centralidad que trata de ocupar Esquerra Republicana. Es decir, una nueva pugna por el poder, con una especie de Convergència postmoderna.

Quim Torra en la pantalla durante la presentación de Crida Nacional per la República / CG

Quim Torra en la pantalla durante la presentación de Crida Nacional per la República / CG

Cerca del poder

Los dirigentes que siempre han visto claro que se debe estar cerca del poder en el momento adecuado, como el exsocialista Ferran Mascarell, estuvieron presentes. Mascarell lleyó el documento fundacional de Crida Nacional, y abogó por esa “unidad” de todo el independentismo, frente a la “represión” del Estado. Aplausos.

En las primeras filas, los ideólogos del movimiento, con Agustí Colomines, y la diputada Aurora Madaula. También los familiares de los políticos presos, como Betona Comín, la hermana del exconsejero Toni Comín, siempre pendiente de esos nuevos rumbos en las cercanías del poder. Y con el presidente Quim Torra, que perdió el vuelo de Alemania a Barcelona, pero ofreció un mensaje telemático, a través de una pantalla gigante.

Betona Comín, hermana de Toni Comín, y la mujer de Jordi Sánchez en primera fila en la presentación de la Crida Nacional per la República / CG

Betona Comín, hermana de Toni Comín, y la mujer de Jordi Sánchez en primera fila en la presentación de la Crida Nacional per la República / CG

También estaba Marta Pascal, coordinadora general del PDeCAT, que tiene ahora un difícil papel. El partido celebra este fin de semana su congreso, que tiene un cariz casi fundacional. Pascal desea integrar a esas figuras ‘peronistas’, pero Puigdemont y sus ideólogos pretenden lo contrario: desean que el PDeCAT sea una pieza más de Crida Nacional per la República, dentro de un movimiento que celebrará una convención, en los próximos meses, para organizarse como verdadera máquina electoral, dispuesto a comerse todo el espacio independentista.

El objetivo está escrito: “Constituir un movimiento que cristalice en un instrumento político organizado que reúna aquellas personas que compartan el objetivo de proclamar la República Catalana mediante métodos exclusivamente pacíficos y democráticos”, adquiriendo el compromiso “de disolverse una vez se consiga el objetivo de instaurar la República”.

Es decir: se intentará proclamar la independencia, pero si no se consigue, se puede seguir aspirando a, como mínimo, ocupar el poder, en una especie de peronismo-neoconvergente, dejando en la cuneta –eso es casi lo principal—a  Esquerra Republicana.

Puigdemont ha iniciado el camino en Cataluña hacia la superación de los partidos, con la complicidad de las entidades soberanistas, como la ANC, y con la resistencia-resignación del PDeCAT, un movimiento que nadie sabe cómo se podrá gestionar. Es otra dimensión que propone el independentismo desde la exConvergència.