Fernando Carrera, coordinador de la agrupación de jóvenes de Sociedad Civil Catalana, en la sede de Crónica Global / CG

Fernando Carrera, coordinador de la agrupación de jóvenes de Sociedad Civil Catalana, en la sede de Crónica Global / CG

Política

Fernando Carrera: "Los antisistema somos nosotros, no los de Arran"

El nuevo coordinador de la agrupacion de jóvenes de Sociedad Civil Catalana apuesta por una "Cataluña moderna" frente al modelo "carca" de los independentistas

2 octubre, 2018 00:00

¿Quién dijo que los jóvenes catalanes solo pueden ser independentistas? Fernando Carrera, de 28 años, ha sido nombrado nuevo coordinador de la agrupación de jóvenes de Sociedad Civil Catalana (SCC) convencido de que “lo carca” es el secesionismo excluyente y que “lo moderno” es defender una Cataluña cosmopolita.

Este licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Barcelona, colabora como profesor de grado, máster y postgrado en diferentes universidades españolas. Participa en varias tertulias y es fundador de Inspiring Future Communicators, empresa especializada en formación en oratoria y debate. “El nivel de los parlamentarios es muy bajo porque solo hacen prepolítica”, asegura.

--Hay quien asegura que todos los jóvenes catalanes son independentistas.

--Ellos consumen su propia realidad y se niegan a ver más allá. Quim Torra aseguraba en la Diada que Europa no había hecho nada a favor del independentismo, pero que la gente en la calle en los países europeos se volvía loca con el procés. Este es el nivel.

carrera entrevista

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Fernando Carrera, coordinador de la agrupación de jóvenes de Sociedad Civil Catalana, durante la entrevista

--Pero hay gente que se lo cree.

--Hay gente que se lo cree por dos factores. Por un lado, los independentistas solo consumen sus propios medios de comunicación. Y por otro, quizá no hemos sido capaces de aglutinar a todos los jóvenes que, como nosotros, no creen en la independencia. Nuestro objetivo es ese, aglutinar a muchos de los jóvenes que ahora forman parte de numerosas asociaciones, y cuya voz debe oírse más.

--Os insultan, os agreden. ¿Os compensa esta lucha?

--Lo he pensado muchas veces. Creo que hay un punto de inconsciencia, pero también de irresponsabilidad. Si no haces nada, el discurso hegemónico va a ser otro. Es necesario que haya gente que se cargue la mochila a la espalda y diga lo que de verdad piensa. Muchos jóvenes piensan “qué mal estamos” y a continuación “¿qué podemos hacer?” Intentaremos que la respuesta la encuentren en nosotros. Jóvenes de SCC puede canalizar esa preocupación, esas ganas de hacer cosas.

--Lo decía por las agresiones sufridas en las carpas instaladas en las universidades…

--Esto también lo hemos vivido en las manifestaciones, tanto jóvenes como mayores. Vemos vídeos de insultos, amenazas y agresiones que son una barbaridad. Pero seguimos saliendo. No podemos permitir ni tolerar que el espacio público se monopolice en ningún sentido. A pesar de la violencia verbal y física, no tenemos que escondernos. Al contrario. Eso da más motivos para seguir y salir. Y eso va a hacer que seamos más.

--¿Qué opina de los actos estudiantiles que reivindican el referéndum del 1-O?

--Las asociaciones estudiantiles siempre han tenido un sesgo determinado. Eso es lo que hay que cambiar. Uno de nuestros objetivos es entrar en todas las universidades, en los órganos de representación estudiantil. Hay gente que opina como nosotros, pero que no encuentra un espacio para estar representado. El porcentaje de los estudiantes que acaban secundando manifestaciones y cortes en las carreteras no es tan alto, lo que pasa es que hacen mucho ruido. De ahí la necesidad de organizarse y que sean otros los que también hagan ruido. Hay que combatir la sensación de soledad que tienen algunos universitarios. A mi me parece mal lo que están haciendo con motivo del 1-O. Como me parecían mal los encierros. Pero ahí quienes tienen que responder son las propias universidades.

--Hay rectores que han apoyado las movilizaciones del 1-O. Un caso evidente es el de Girona.

--Lo único que podemos hacer es presionar. Somos profesores y estudiantes y, desde esos ámbitos, tenemos que ser capaces de decir las cosas como son. Si a este rector hay que decirle que se equivoca, se hace. No estamos representados en la Universidad de Girona, nos va a costar.  Yo intenté hablar con el rector de la Universidad de Barcelona con motivo del boicot del acto sobre Cervantes, pero no hubo manera. Debemos lograr la misma capacidad de presión en las universidades que la de los movimientos independentistas. Tenemos capacidad.

--¿Crees que hay adoctrinamiento educativo?

--Los colegios deben ser espacios neutrales. Entiendo que se puedan debatir temas de actualidad, pero no puedes controlar el sesgo político que le pueda dar cada profesor. Lo que sí puedes controlar es la manipulación de los libros de texto. En eso, el último visto bueno lo da la Generalitat.

--Eres autor del libro Las mentiras del independentismo catalán. ¿Cuál de ellas te indigna más?

--La que más me indigna es la de España no es un país democrático. Porque va en contra de todos los rankings, de todos los comentarios que se hacen desde la UE. Es casi más grave que lo de España nos roba. No tolero que se dude de la calidad democrática de un país que ha sido vanguardia en muchos ámbitos.

--SCC es un movimiento transversal, pero siempre se identifica con un espectro ideológico determinado. ¿Eso se debe a la división entre los partidos constitucionalistas?

--Lo que hay es interés por parte de los independentistas de etiquetarnos del mismo modo. Han llamado facha a Borrell, a Piqué y a Rivera, que representan los tres espectros ideológicos del constitucionalismo. Que nos etiqueten en la misma línea es lo esperado, lo importante es la veracidad que le queramos dar a eso. Cuando uno entra en SCC, la mochila política se queda fuera. Solo se exige que se respeten los valores de la Constitución. En las juventudes de SCC son muy pocos los que están afiliados a partidos políticos. Creo que eso es una buena noticia. Somos personas que ven Cataluña como un lugar multicultural y moderno. Y este concepto, el de moderno, es importante. Frente a la Cataluña excluyente y carca que dibujan algunos, hay muchos jóvenes que quieren una Cataluña moderna.

--La transversalidad puede ser un arma de doble filo a la hora de consensuar respuestas y soluciones para acabar con el conflicto catalán.

--Si tuviéramos que dar una respuesta política, tendríamos un problema. Pero estamos en una asociación cívica. Vamos a trabajar en varias áreas. Una de ellas es la intelectual, crear un espacio donde los jóvenes puedan demostrar que saben hacer algo más que salir a la calle, y desarrollen un proyecto interesante. También tenemos una parte social, donde está lo realmente disruptivo. Queremos trabajar en favor de la sociedad, ayudar a los demás, algo que los jóvenes deben hacer. Y ahí nos vamos a quitar algunas etiquetas.

--¿Qué iniciativas pensáis llevar a cabo?

--Una de las primeras cosas que haremos será crear tándems lingüísticos para ayudar a personas que vienen de fuera a aprender el catalán. Es mentira que SCC no quiera la lengua catalana, la queremos igual que a otras lenguas de España. ¿Esto ayuda a descongelar la situación? Sin duda. Otro aspecto es el de la acción en la calle para fomentar el activismo de personas que hasta ahora no se habían sentido interesadas. Y la cuarta pata es la penetración en las universidades, de la que hablábamos antes. Hay que quitar las etiquetas que son mentira. Y una vez quitadas, eso nos ayudará a ampliar nuestra base, para tener más fuerza. Que en un momento de máxima polarización pueda haber una plataforma que pueda hacer todo esto.

--Aplicáis una lógica y una razón a un debate en el que hay mucha fe y sentimiento, y eso complica todo mucho.

--Hay que entender que hay gente a la que no vamos a llegar nunca. Cuando alguien de entrada te tilda de fascista o demofóbico, algo que me ha pasado en alguna tertulia televisiva, es muy difícil convencerle. Hay gente que está en ese acto de fe, pero también los hay que se dan cuenta de que la cosa no va bien. A esa gente sí que se le puede hablar desde la razón. Hay que abordar esas situaciones con inteligencia, sembrando una duda razonable. El tiempo hará el resto.

--¿Esa es tu estrategia?

--Si tu crees algo muy firmemente y yo te digo que no tienes razón, habrá un rechazo de entrada. Si en cambio le expones un punto de vista diferente, un argumento contrario y dejas que esa duda razonable haga el trabajo y la realidad se acabe imponiendo, es cuestión de tiempo de que se desactiven muchas cosas. La fuerza del independentismo irá a menos porque no han cumplido sus objetivos y porque ahora no les une nada que no sean los presos. Carles Puigdemont, esté donde esté, solo pide referéndum y liberar a los presos. Ya no hay independencia en el debate.

--Hay tertulianos constitucionalistas que han dejado de ir a TV3 porque no aguantaban más. No es su caso. ¿Hay que estar en la televisión catalana?

--Hay que estar en TV3 y en Catalunya Ràdio. Yo estoy en las dos. Hablar a los tuyos es muy cómodo, pero no es útil. Mientras me inviten, iré. Jóvenes de SCC debemos estar ahí. Yo siempre he estado cómodo en Els matins con Lídia Heredia. Pero te encuentras en un entorno que no es el tuyo. Lo importante es quién ve ese programa y a cuánta gente puedes llegar. Quizá no sean muchos, pero a lo mejor les puede hacer ver que sus posturas son un desastre.

--¿Os sentís los antisistema?

--Fíjate si somos antisistema que tenemos que pedir la dimisión del presidente de la Generalitat. Los de la CUP y los de Arran se creen los antisistema y en el fondo lo que hacen es seguir la corriente gubernamental. A lo mejor alguien de Arran quiere venir a SCC. Si quiere ser activista de verdad, le abriremos los brazos encantados.

--Muy provocador…

--Queremos defender la convivencia y denunciar la injusticia. Creo que eso no es excluyente. Sin buscar la confrontación, debemos defender con firmeza lo que creemos.

--Eres experto en oratoria. ¿Estás de acuerdo con que el nivel actual de los políticos parlamentarios deja mucho que desear?

--En un Parlamento en el que no se hace política, sino prepolítica no puede haber grandes políticos. Si hablamos de capacidad retórica y nivel argumental, el nivel es muy bajo, cualquiera que asista a una sesión parlamentaria puede verlo.