ERC se conjura para evitar la deriva ‘indepe’ tras la sentencia del 1-O
Los republicanos ven posible evitar excesos en el Parlament, tras la decisión de Torra de que sea la Cámara catalana la que decida qué hacer
10 octubre, 2019 00:00Si la reacción a la sentencia del 1-O se decide en el Parlament, entonces es posible reconducir la situación sin repetir los excesos del pasado reciente. Esa es la reflexión de la dirección de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), después de que el presidente Quim Torra haya limitado las posibles acciones a las mayorías que se establezcan en la Cámara catalana. La posible deriva independentista, entonces, se podrá controlar, aunque las intenciones no son inocentes.
¿Qué implica la determinación de Torra, expresada este miércoles en el Parlament? La intención del independentismo que ha representado todo este tiempo Carles Puigdemont es buscar las contradicciones en el campo republicano. Una y otra vez, Junts per Catalunya (JxCat) ha culpado al presidente de la Cámara, el republicano Roger Torrent, de que no se atreviera a someter a votación la investidura telemática del propio Puigdemont. El expresidente lo ha comunicado en público, en distintas ocasiones. Y, tras la sentencia, el mismo grupo parlamentario podría forzar votaciones que pongan en un aprieto a Torrent. Sin embargo, los republicanos se ven fuertes en esta ocasión. Y, de hecho, fuentes independentistas argumentan que la determinación de Torra, de que sea el Parlament quien responda, obedece al propio convencimiento de que, esta vez, no se podrán cometer nuevos excesos. La capacidad de maniobra del independentismo es ya muy limitada.
¿Declaración de independencia?
El presidente Torra ofreció este miércoles algunas pistas. Consideró que la respuesta que se ofrezca, desde el Parlament, debería contar con tres elementos: “Los consensos del 80%, de democracia y libertad, derechos humanos y el derecho a la autodeterminación”. La mayoría independentista en la Cámara debería contestar a partir de esos criterios, lo que incluye una posible declaración de independencia, o a favor del derecho a la autodeterminación.
Torra fue expresivo, pero no esclareció nada: “Yo soy el presidente de la Generalitat, pero esto es el Parlament de Cataluña, donde está la representación de los catalanes y, por tanto, serán el Parlament y sus representantes legítimos los que ante una sentencia que va directa, que es el torpedo más grave que puede haber contra la convivencia en Cataluña si no es absolutoria, deberán tomar una decisión”.
El final del 'procés' a la vista
Lo que suceda dependerá estrictamente de esa mayoría parlamentaria, que podría arrinconar, de nuevo, --como el 6 y 7 de septiembre de 2017-- al resto de grupos en la Cámara. Pero esa mayoría dependerá de los republicanos, con un riesgo evidente: la conjura es clara para parar golpes que resulten contraproducentes, y si ERC no lo logra, su credibilidad para intentar abrir un nuevo periodo en la política catalana quedará seriamente afectada. Y eso lo sabe la dirección de Esquerra.
La batalla será intensa en el campo nacionalista. Para los fieles de Puigdemont se trata de la propia supervivencia política. O el Parlament se planta, toma decisiones drásticas, con la complicidad de las entidades soberanistas, que ya organizan todo tipo de movilizaciones, o será el fin definitivo del llamado procés. Con la aceptación de la sentencia, y con la obligación de gestionar el autogobierno, el independentismo entrará en una fase diferente, con el horizonte ya de unas nuevas elecciones que reordenen el mapa político.
"Aguantar y gobernar"
Las indicaciones de Oriol Junqueras, en ERC, son claras y se seguirán con disciplina. Pero la tentación será grande. “En gran medida puede depender del alcance de las condenas”, expresan las mismas fuentes.
Penas de prisión largas, para todos los acusados, podrían generar una respuesta radical, sin que Esquerra pudiera parar la tormenta. Sin embargo, la intención es otra: “Aguantar, y gobernar”.