Artículo publicado por Vargas Llosa

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Política

El nacionalismo catalán hay que combatirlo "sin complejos y en nombre de la libertad"

El Nobel de Literatura respalda a Cercas, que hace unos días criticó el llamado derecho a decidir, y presenta su receta para frenar el auge del nacionalismo en Cataluña, alimentado por CiU, sobre todo, y ERC. Defiende que España es un país que tiene que "mejorar" muchas cosas, pero que tiene muchas más cosas que "andan bien" y una de ellas es, en su opinión, que es "un país libre, donde la libertad beneficia por igual a todos sus ciudadanos y a todas sus regiones".

22 septiembre, 2013 12:40

Mario Vargas Llosa ha señalado, este domingo, que "si continúan creciendo" los nacionalismos en España, "como lo han hecho en los últimos años", destruirán una vez más su porvenir y "la regresarán al subdesarrollo y al oscurantismo". Por eso, el escritor ha defendido -una vez más- que "hay que combatirlos sin complejos y en nombre de la libertad".

El Nobel de Literatura ha retomado la idea que hace una semana escribió el escritor Javier Cercas poniendo en duda la existencia de un supuesto derecho a decidir, camuflando el derecho a la autodeterminación que no cabe para Cataluña, tal y como reclaman las formaciones nacionalistas en Cataluña, y el PSC e ICV-EUiA.

Vargas Llosa, desde las páginas de El País, comparte la idea del escritor cacereño afincado en Gerona de que "la libertad no puede significar libertinaje ni caos" y que, en España, existe una Constitución -aprobada por la inmensa mayoría- que "garantiza y enmarca el ejercicio de la libertad" y que "establece, de manera inequívoca, que una parte de la nación no puede decidir segregarse de ésta con prescindencia o en contra del resto de los españoles".

Es decir, tal y como apunta el escritor hispanoperuano, "el derecho a decidir si Cataluña se separa de España sólo puede ejercerlo quien es depositaria de la soberanía nacional: la totalidad de la ciudadanía española".

El nacionalismo, "más cerca del acto de fe"

Con este marco, Vargas Llosa ha cargado contra los nacionalismos, en general, y el catalán, en particular: "El nacionalismo no es una doctrina política sino una ideología y está más cerca del acto de fe en que se fundan las religiones que de la racionalidad que es la esencia de los debates de la cultura democrática".

Sin embargo, no se muestra tan optimista como Cercas -ambos creen que si CiU llevase en su programa electoral la independencia no ganaría las elecciones autonómicas-:

"Viví casi cinco años en Barcelona, a principios de los setenta -acaso, los años más felices de mi vida- y en todo ese tiempo creo que no conocí a un solo nacionalista catalán. Los había, desde luego, pero eran una minoría burguesa y conservadora sobre la que mis amigos catalanes -todos ellos progres y antifranquistas- gastaban bromas feroces.  De entonces a hoy esa minoría ha crecido sin tregua y, al paso que van las cosas, me temo que siga creciendo hasta convertirse -los dioses no lo quieran- en una mayoría".

Para el Nobel, solo una movilización ciudadana y democrática, en Cataluña y en toda España, puede evitar esa "mayoría". Una movilización que, añade, no puede ir de la mano del fascismo -como el que se vio en el reciente asalto a la Delegación de la Generalidad en Madrid-, pues debe ser una movilización "intelectual" y cuyo objetivo sea "hacer frente a las inexactitudes, fantasías, mitos, mentiras y demagogias que sostienen las tesis independentistas".

Bajo el título El derecho a decidir, señala que "el nacionalismo es una construcción artificial que, sobre todo en tiempos difíciles, como los que vive España, puede prender rápidamente, incluso en las sociedades más cultas -y tal vez Cataluña sea la comunidad más culta de España- por obra de demagogos o fanáticos en cuyas manos el país opresor es el chivo expiatorio de todo aquello que anda mal, de la falta de trabajo, de los altos impuestos, de la corrupción, de la discriminación, etcétera, etcétera". Y solo se puede salir de ese "infierno" con "la independencia".

Culpable: el Gobierno

Pero no todo es culpa de los partidos nacionalistas. Para Vargas Llosa, se ha llegado a esta situación "por culpa", sobre todo, de la inacción del Gobierno de España. Ya sea este de derechas (PP) o de izquierdas (PSOE). Estos, "han mantenido ante el nacionalismo un extraño complejo de inferioridad".

Y ha concretado:

"Los de derechas, para no ser acusados de franquistas y fascistas, y los de izquierda porque, en una de las retractaciones ideológicas más lastimosas de la vida moderna, han legitimado el nacionalismo como una fuerza progresista y democrática, con el que no han tenido el menor reparo en aliarse para compartir el poder aun a costa de concesiones irreparables".

Así, para el escritor, en España, los adversarios del nacionalismo catalán "brillan por su ausencia", aunque está convencido de que "representan una mayoría inequívoca del electorado nacional y seguramente catalán".

Vargas Llosa considera que "pertenecer a una nación no es ni puede ser un valor ni un privilegio, porque creer que sí lo es deriva siempre en xenofobia y racismo, como ocurre siempre a la corta o a la larga con todos los movimientos nacionalistas". Por eso, en su opinión, "el nacionalismo está reñido con la libertad del individuo, la más importante conquista de la historia, que dio al ciudadano la prerrogativa de elegir su propio destino -su cultura, su religión, su vocación, su lengua, su domicilio, su identidad sexual- y de coexistir con los demás, siendo distinto a los otros, sin ser discriminado ni penalizado por ello".

España es "un pequeño mundo múltiple"

Finalmente, el Nobel ha defendido la España democrática surgida tras la aprobación de la Constitución de 1978. Un país que tiene que "mejorar" muchas cosas, "incluso el marco autonómico"; pero es un país que tiene muchas más cosas que "andan bien" y una de ellas es, para Vargas Llosa, que España es "un país libre, donde la libertad beneficia por igual a todos sus ciudadanos y a todas sus regiones".

Por lo que "no hay mentira más desaforada que decir que las culturas regionales son objeto de discriminación económica, fiscal, cultural o política", porque "nunca en su historia las culturas regionales de España -su gran riqueza y diversidad- han gozado de tanta consideración y respeto, ni han disfrutado de una libertad tan grande para continuar floreciendo como en nuestros días".

Es esto, "la variedad de culturas", al parecer del escritor, uno de los más prestigiosos en el mundo, "una de las mejores credenciales de España para salir adelante y prosperar en el mundo globalizado". España es "un pequeño mundo múltiple y versátil dentro del gran teatro del mundo actual".