El Congreso de los Diputados

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Política

Contundente rechazo democrático a la consulta secesionista promovida por Mas

El Congreso de los Diputados tumba por amplia mayoría (299 votos frente a 47) la petición de la delegación de competencias a la Generalidad para celebrar un referéndum para la independencia de Cataluña.

8 abril, 2014 22:52

El Congreso de los Diputados ha rechazado este martes por una amplia mayoría la petición de la delegación de competencias a la Generalidad para celebrar un referéndum para la secesión de Cataluña.

Como estaba previsto, la propuesta independentista solo ha recibido el apoyo de 47 diputados (CiU, PNV, BNG, ERC, Amaiur, IU, ICV, CHA, Nueva Canarias, Compromís y Geroa-Bai), mientras que 299 han votado en contra (PP, PSOE, UPyD, Foro Asturias y UPN) y se ha registrado una abstención (Coalición Canaria). A la votación han faltado cinco parlamentarios socialistas, aunque dos de ellas, de baja por maternidad, han enviado su voto por vía telemática.

Se da la circunstancia de que la iniciativa del Parlamento autonómico de Cataluña ni siquiera ha conseguido sumar la mayoría de los 47 diputados que representan las cuatro circunscripciones catalanas, ya que 25 de ellos (PSC y PP) han votado en contra, frente a 22 (CiU, ERC, ICV y EUiA) que la han apoyado.

Sonada ausencia de Mas

Las siete horas de debate previo a la votación, que se inició a las 16:00 horas, dieron para mucho. Si bien, lo más destacado fue precisamente la ausencia del principal promotor de la iniciativa, el presidente de la Generalidad, Artur Mas, que como él mismo reconoció el domingo pasado, decidió no acudir al Congreso para no ser vapuleado como le ocurrió a Ibarretxe en 2005. "Esta gran victoria no se la quiero dar", señaló, aunque esa actitud permitió que sus adversarios le acusaran de cobardía. Tampoco el líder de ERC y socio de Mas en este viaje a ninguna parte, Oriol Junqueras, se atrevió a defender la propuesta.

Así las cosas, los tres emisarios encargados de defender el plan Mas -Jordi Turull (CiU), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV-EUIA)- pusieron todo su empeño en hacerlo lo mejor posible, pero lo cierto es que no estuvieron a la altura de las circunstancias. Turull estuvo plano, con un solo mensaje claro: "el pueblo de Cataluña ha iniciado un camino sin retorno" y el referéndum se hará de todas formas.

La intervención de Rovira fue la más sorprendente de las tres. Ya fuera por un intento por ser lo más clara posible o por su falta de dominio del castellano, su exposición se asemejó al de una maestra antre una clase de párvulos. "Yo, cuando acompaño a mi hija al colegio cada día y hablo con el resto de las madres, llegamos a una conclusión: sabemos que la mejor manera de trabajar para el futuro de nuestros hijos es votar y construir un Estado que nos permita recuperar bienestar y oportunidades. Esta es nuestra ilusión y nuestra esperanza, y nos parece que ni ustedes ni nadie nos la podrán quitar porque lo decidirá el pueblo", argumentó para defender la celebración del referéndum secesionista. Eso sí, fue la más sincera a la hora de asegurar que a su partido la legalidad se la trae al pairo.

Herrera, por su parte, insistió en que la consulta que reclama no es vinculante, algo así como una encuesta, lo que dejó algo descolocados a los diputados presentes. Además, incluso no descartó la posibilidad de votar en contra de la independencia.

Rajoy y Rubalcaba cierran filas frente al independentismo

En sus respuestas Rajoy mantuvo el tipo. Apeló a la legalidad y a la política para rechazar el referéndum: ni puedo, ni quiero. Tras repasar los argumentos jurídicos, entró en las sentimentales: "No concibo a España sin Cataluña, ni concibo una Cataluña fuera de España y de Europa. Porque es ésta, para mí, no solo una cuestión de legalidad o de balanzas. Es una cuestión de sentimientos, de afectos, de historia compartida y de futuro". Y echó mano de alguna metáfora novedosa para replicar a los que apelan a unos supuestos derechos históricos: "Las constituciones son como los testamentos: la última anula todas las anteriores". La oferta del presidente fue clara: quien quiera el derecho a independizarse, que trate de reformar la Constitución.

Aunque insistió en que la solución pasa por una reforma constitucional federal, en lo fundamental Rubalcaba cerró filas con Rajoy, dejando claro que lo del "derecho a decidir" la secesión por parte de una Comunidad Autónoma tiene poco futuro en el PSOE. Una contundencia que, sin duda, deja al PSC en una posición complicada en Cataluña -como firmes defensores que son de una consulta "legal y acordada"-. El líder del PSOE tuvo sus más y sus menos con Rovira, a la que reprochó que les acusara de "acabar con la vida política de Pasqual Maragall". Rechazó la posibilidad de celebrar un referéndum consultivo porque "también sería vinculante políticamente". Y fue especialmente duro con Herrera y con Joan Coscubiela, con los que comparte una parte del electorado, por sus flirteos con el independentismo.

Duran, nervioso; Rosa Díez, contundente

Duran estuvo más nervioso de lo habitual. Ante el previsible "choque de trenes" que se avecina, su partido es uno de los que más tiene que perder. Insistió en que CiU está dispuesta a negociar "todo", menos la consulta, claro. Y, sorprendentemente, aseguró que este debate no gira en torno a la independencia. Tal vez, eso debería explicárselo a los asistentes a los actos de CiU, que, estelada en mano, se despiden al grito de "independencia".

Rosa Díez fue, sin duda, la que dio una respuesta más contundente a Turull, Rovira y Herrera. "No hay nada que dialogar con quien incumple las sentencias", les espetó, advirtiéndoles de que "a los delincuentes se les persigue". La líder de UPyD también denunció que los catalanes no nacionalistas "viven oprimidos en Cataluña" por parte del nacionalismo, y que aquel que lo critica es tildado de "traidor" o "fascista". Fue la que más críticas recibió en las redes sociales por parte de los independentistas.

Entre el resto de los partidos, destacó la intervención de Aitor Esteban (PNV), que instó a Rajoy y a Rubalcaba a ir preparándose para una futura petición de consulta por parte del nacionalismo vasco. De momento, parece que se conformarán con disfrutar del concierto económico. Y Alfred Bosch (ERC), por su parte, mantuvo su habitual tono irónico.

Nada más terminar la votación, Mas reaccionó lanzando una advertencia por televisión: "Aquí no acaba todo, ni mucho menos, seguiremos el camino". Pero la realidad es que no las tiene todas consigo. Una vez aclaradas las posiciones del Congreso y del Tribunal Constitucional (que coinciden plenamente con lo que opina la mayoría de los españoles), si el 9 de noviembre saca las urnas ilegalmente, habrá perdido la partida -difícilmente conseguirá algún apoyo inernacional- y el ridículo podría ser histórico. Si convoca elecciones anticipadas, ERC podría pasarle por encima. Y si trata de agotar la legislatura, la presión popular que él mismo ha ayudado a crear será difícilmente soportable. La pelota está ahora en su tejado más que nunca.