Un artículo de la London School atribuye el declive de Barcelona ante Madrid al independentismo
Frente a una capital “más abierta, interconectada internacionalmente y económicamente dinámica”, la fractura social bloquea proyectos en la ciudad catalana, como ocurrió en Montreal
31 agosto, 2020 12:54Dos profesores de la prestigiosa London School of Economics, Andrés Rodríguez-Pose y Daniel Hardy, han publicado un artículo donde atribuyen la pérdida de dinamismo económico de Barcelona frente a Madrid a la fractura social generada por el proceso independentista.
El análisis se titula Reversal of economic fortunes: Institutions and the changing ascendancy of Barcelona and Madrid as economic hubs. Growth and Change [Puede leerse en este enlace] y hace un llamamiento a “empezar de cero y construir puentes completamente nuevos” en una sociedad que ahora parece irreconciliable.
Barcelona, llamada a ser la nueva Milán
“Madrid y Barcelona --indican-- han sido durante mucho tiempo las dos potencias económicas de España. Sin embargo, durante las últimas tres décadas, Madrid se ha adelantado a Barcelona en prácticamente todos los indicadores económicos, convirtiéndose en una ciudad mucho más grande y el centro de la actividad económica en España”. Dicho de otra manera, citan los autores, “la consolidación de Madrid como indiscutiblemente dominante en todos los terrenos, ya sean políticos, administrativos, financieros o culturales, ha producido una profunda ruptura en el estatus histórico de Barcelona”.
El estudio tenía como objetivo analizar por qué ese retroceso “cuando prácticamente todas las condiciones de partida apuntaban a una mayor probabilidad de que Barcelona se convirtiera en la capital económica de España, como ha sido el caso de Milán en Italia en relación con la capital, Roma”.
Decisiones institucionales
Los académicos indican que factores como la capitalidad de Madrid, la renovación del sistema de infraestructura radial español que converge en Madrid y las economías de aglomeración pueden haber contribuido a facilitar el impulso económico de esta ciudad, pero “estos argumentos por sí solos no pueden explicar las trayectorias económicas contrastantes de ambas ciudades, especialmente en un momento en el que España ha atravesado profundos procesos de descentralización y cuando el desarrollo de nuevas infraestructuras se ha generalizado en todo el país y tanto en Barcelona como en Madrid”.
Por ello, “la principal explicación de la divergencia económica entre ambas ciudades se encuentra en las diferentes decisiones institucionales que prevalecen en Barcelona y Madrid”. En este sentido, Madrid “estuvo dominada durante mucho tiempo por una constelación de grupos sociales, económicos y culturales pequeños y relativamente débiles, incapaces por sí mismos de dar forma a la dirección de la ciudad y, por tanto, obligados a interactuar entre sí. Esto creó un ecosistema en el que la vinculación entre pequeños grupos era la norma, lo que condujo a la formación de una sociedad más abierta e inclusiva, lo que facilitó la transformación de ideas y talento en actividad económica”.
Montreal y las líneas identitarias
Barcelona, por el contrario, “comenzó con grupos mucho más fuertes —a menudo divididos por líneas identitarias, económicas y políticas— que, si bien fueron capaces de transformar la ciudad durante la transición a la democracia, luego llevaron a importantes problemas internos/externos y a problemas de exclusión”.
En este sentido, afirman que “la consolidación de grupos muy fuertes en líneas identitarias y económicas ha osificado las instituciones de Barcelona y ha tenido consecuencias económicas negativas”. Ven paralelismo con lo que ha ocurrido en Montreal, donde “un entorno comunitario divisivo ha generado bajos niveles de confianza en las divisiones comunitarias y ha llevado a una falta de participación constructiva en las actividades económicas”.
Esto ayuda a explicar las dudas de individuos y grupos “para desarrollar y colaborar en nuevas iniciativas y por qué, cuando surgen cuestiones políticas complejas e importantes, como en el reciente impulso por la independencia catalana, ambas comunidades tienden a reaccionar mecánicamente, retirándose a sus arraigadas posiciones y convertir el tema en uno de identidad y supervivencia lingüística”.
"Sociedad cada vez más dividida"
Concluyen que “una sociedad cada vez más dividida en Barcelona, devastada por divisiones profundas y crecientes, y donde la falta de confianza ha impedido la construcción de puentes entre grupos, ha proporcionado la semilla para una trayectoria económica general mucho peor que la que habrían tenido las características iniciales de la ciudad”.
Por el contrario, Madrid, “aunque no está exenta de problemas, ha logrado construir una sociedad más maleable, lo que ha facilitado, en una medida nada despreciable, la creación de una ciudad más abierta, interconectada internacionalmente y económicamente dinámica. De ahí que las diferencias en los arreglos institucionales hayan provocado un revés económico en el que el Madrid holgazán ha acabado teniendo mejor suerte que el Barcelona ocupado”.
Cataluña, partida en dos
“Barcelona y Cataluña están divididas por la mitad y esto, durante mucho tiempo, ha paralizado todo y provocado conflictos. Hay que empezar de cero y construir puentes completamente nuevos y coser una sociedad que ahora mismo parece irreconciliable. La capacidad para generar consenso y prestar atención a la dimensión institucional es, por lo tanto, tan importante desde una perspectiva económica como la mayoría de los demás factores económicos y sociales que han sido hasta ahora el sustento de la política de desarrollo”, sentencian.