"Debemos gobernar los momentos que nos han tocado vivir, que son muy complicados", arrancaba Òscar Ordeig su intervención en el Encuentro de Municipios Rurales hace dos fines de semana antes de enumerar las "urgencias" que ha afrontado su conselleria: vacunación contra la dermatosis nodular contagiosa, cierre forzado de aves al aire libre por la gripe aviar, inundaciones de campos en Terres de l'Ebre, aranceles americanos sobre productores de aceite, incendios...
Lo hacía para disculparse con los alcaldes por el bajo ritmo de ejecución de las ayudas del departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación; y para, acto seguido, ofrecer su número de teléfono a los 300 representantes locales que asistieron a la convocatoria: "La mitad de la sala ya lo tiene, pero el resto pedídmelo para enviarme vuestros WhatsApp con vuestros problemas, que ayudaremos siempre que podamos, y cuando no podamos, diremos 'mira, ha pasado esto'".
Cartera caliente
Aunque demandante y con incontables equilibrios que mantener, la suya estaría lejos de ser de las carteras más calientes del Govern en la Cataluña del drama de la vivienda, del colapso ferroviario, de la financiación singular o de la multirreincidencia delictiva. Al menos, en teoría, porque a la práctica ha resultado ser una de las más embarradas desde que este economista accediera al cargo hace un año y cuatro meses.
El conseller ha despejado toda su agenda para dar respuesta a la última crisis: la peste porcina africana que pone en jaque 1.000 millones de euros en exportaciones. Un brote que, declarado el viernes tras detectar los positivos de dos jabalíes hallados muertos en Collserola, ha obligado a peinar las 39 granjas de Barcelona sin que haya que lamentar ningún sacrificio de ganado, de lo que ha dado cuenta con puntualidad al president Salvador Illa, de misión institucional y comercial en México, a los grupos parlamentarios, al sector y a la prensa.
Cataluña sospecha que el origen del brote de peste porcina está en un bocadillo con embutido contaminado
Hombre fuerte en Lleida
El dirigente catalán ya lo eligió para el Govern Alternatiu de oposición al de Pere Aragonès (ERC), y apostó de nuevo por él por su capacidad de gestión y vocación de servicio público, y por su vinculación territorial con Lleida. Nacido en Vic hace 47 años, se hizo un hueco en política, primero a nivel municipal y después al calor de la diputación ilerdense, como asesor del grupo socialista, hasta hacerse con la primera secretaría de la Federación del PSC de Lleida, Pirineu y Aran.
Voces internas del partido inciden en lo accidentado de su primer año como conseller y reconocen que "lo está haciendo muy bien". Con motivo de la peste porcina africana, "tiene a todo su equipo haciendo controles en todas las granjas del país" para anticipar escenarios, consciente del peso que tiene el sector porcino en la economía catalana, y con el apoyo del territorio, cuya confianza se ha ganado desde la proximidad y la transparencia.
El conseller Ordeig atiende a los medios por los casos de peste porcina africana
Optimismo y calma
¿Cómo afronta las crisis? Los que lo conocen destacan su liderazgo optimista, realista y de calma, que transmite a su gabinete, explican desde dentro: "Cada crisis la ha afrontado con mucha entereza". "Lo tenemos todo a punto para empezar la vacunación en cuanto lleguen las dosis de Francia, y trabajaremos mañana, tarde y noche", aprovechaba Ordeig para explicar a la prensa durante el pasilleo del debate de política general en el Parlament, en pleno golpe de la dermatosis, para calmar las aguas.
Precisamente, lleva a rajatabla las comisiones de Agricultura y ha pedido comparecer en la Cámara voluntariamente para dar cuenta de la acción del Govern por la peste porcina; ayer mismo, se reunió con los grupos parlamentarios para informar de ello y escuchar sus propuestas. Hizo lo propio nada más llegar a la plaza de Sant Jaume, cuando reunió a sus antecesores como muestra de "escucha activa", algo que se le valora desde otros espacios políticos.
Ordeig, asimismo, recuperó un hábito que los gobiernos independentistas desecharon durante el procés, al acompañar como conseller al ministro Luis Planas a la Comisión Europea por la reducción de días en que los pescadores pueden faenar. Porque, según afirma, "Cataluña debe estar allí donde se toman las decisiones".
