Carles Puigdemont (Junts) y Alberto Núñez Feijóo (PP), con La Moncloa de fondo

Carles Puigdemont (Junts) y Alberto Núñez Feijóo (PP), con La Moncloa de fondo Fotomontaje CG

Política

Junts abre la puerta a negociar una moción de censura con el PP

El partido de Carles Puigdemont reunirá el lunes a su cúpula en Perpiñán con la intención de escenificar una ruptura definitiva con el PSOE, que deberá ratificar su militancia

En Moncloa reivindican el cumplimiento de los acuerdos que están en su mano y se toman la jugada de los posconvergentes como un ultimátum más, mientras en Génova esperan una llamada de Waterloo para mover ficha

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La decisión está tomada. El cónclave que celebra Junts en Perpiñán el próximo lunes tiene el objetivo de concretar los pasos a seguir tras una ruptura definitiva con el Gobierno que se viene cocinando desde el verano y que se escenificará tras la ejecutiva del partido en el sur de Francia. La militancia tendrá la última palabra y negociar una moción de censura con el PP para convocar elecciones es uno de los escenarios que se valoran, aseguran fuentes próximas a la dirección de la formación.

La "hora del cambio" que llamó a explorar Míriam Nogueras el pasado martes en el Congreso y las advertencias de Jordi Turull de que pasarían "cosas" este otoño parecen, pues, haber llegado. El auge de Aliança Catalana --la principal perturbación de Waterloo-- y el "incumplimiento de los pactos de Bruselas" han acelerado la decisión, sobre la que dentro del partido sigue habiendo dudas y una cierta sensación incómoda de huida hacia adelante que "puede acabar muy mal".

El Ejecutivo de Pedro Sánchez confía en que se trate de un nuevo ultimátum y nada más, alegando el propio presidente del Gobierno que los acuerdos de investidura que están en su mano se están cumpliendo y que trabajan "intensamente" en resolver los que siguen enquistados. Tratando de evitar un portazo que parece inevitable y que pone la legislatura en jaque. 

Relaciones rotas

Las relaciones entre el partido de Carles Puigdemont y el PSOE siguen completamente rotas pese a que el ministro Félix Bolaños ha asumido el mando de una nueva comunicación que pretende calmar las aguas desde ayer jueves. En Waterloo ya no se fían de Moncloa, explican fuentes muy cercanas al expresident, y desprecian los "avisos" de que la alternativa de PP y Vox es "mucho peor" para sus intereses, algo que también ha querido recordarles José Luis Rodríguez Zapatero

Para el PSOE fue una sorpresa. Siempre han pensado que, en efecto, para Junts es un negocio nefasto pactar con los populares y que "ellos mismos han reconocido el peligro" que esto supone para la ley de amnistía que debería permitir próximamente el regreso de Puigdemont. También de cara a otras pretensiones como la oficialidad del catalán en la UE o el traspaso de competencias migratorias a Cataluña, que el PP ha rechazado abiertamente y que aún pueden materializarse.

El PP, a la expectativa

En Génova, el revuelo ha provocado sonrisas. Cualquier dificultad para el Gobierno, consideran, acerca a Alberto Núñez Feijóo a la presidencia. Y el dirigente gallego tiene prisa mientras crecen las voces en el seno del PP que apuntan que la solución para "echar a Sánchez" pasa por Isabel Díaz Ayuso, que se deja querer en según qué círculos de la capital como próxima líder de los populares frente a las encuestas que aseguran que Vox está en condiciones de pelear el podio. 

"Esperaremos al lunes", explican en el PP. No presentarán una moción de censura si no tienen los apoyos necesarios pero, como ocurrió en el verano de 2023, están dispuestos a hablar con Junts si así lo deciden incluso si la exigencia es que la maniobra únicamente sirva para convocar elecciones. y también, advierten, si hay que buscar un candidato de consenso.

Temen, no obstante, que Puigdemont les utilice para presionar a Sánchez. Y tampoco se fían pese a que su relación en los pasillos del Congreso sea "muy buena". "Mucho mejor" que con el PP catalán de Alejandro Fernández en el Parlament. 

Una legislatura "agotada"

Los casos de corrupción que rodean al Ejecutivo --Junts está convencido de que habrá más-- llevan, no obstante, a la mayoría de los socios de investidura a admitir que lo único que les impide exigir elecciones es la llegada de Vox al Gobierno, que las encuestas sitúan como muy probable. El PNV también aprieta, y Podemos busca sin descanso el protagonismo perdido con sus escaños decisivos. Sánchez, en cualquier caso, está decidido a seguir hasta 2027.

En manos de la militancia

La última palabra la tendrán las bases, que suelen tender a movilizarse a favor de los cambios. En Junts está el precedente relativamente reciente de su salida del Govern de Pere Aragonès que ya liberó a la cúpula del partido de la presión de tomar la decisión. Si se avala la ruptura, en cualquier caso, se deberán decidir los términos. Y una ruptura que no implique activar los mecanismos parlamentarios para cesar al Gobierno no deja de ser un ultimátum más. En Waterloo ya no se descarta ningún escenario.