El diputado de Vox, Ignacio Garriga, quejándose a los Mossos en Sabadell

El diputado de Vox, Ignacio Garriga, quejándose a los Mossos en Sabadell Gala Espín

Política

Vox sobreactúa al calor de los cachorros de la CUP en un Sabadell Sur blindado por los Mossos

Pese a las amenazas, el líder ultraderechista Ignacio Garriga se ha desplazado al barrio de Campoamor para denunciar las clases gratuitas de árabe que se imparten en colegios e institutos de la capital vallesana

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Los furgones de los Mossos d'Esquadra han sido los primeros en llegar al barrio de Campoamor de Sabadell. La plaza en la que Ignacio Garriga había convocado a los medios de comunicación, frente al instituto Joan Sallarés i Pla, estaba blindada. Unos pocos jóvenes miraban con curiosidad el tumulto de cámaras que acompañaban a los militantes y simpatizantes de Vox que sí podían traspasar el cordón policial. Y puntual, a las 19:00 horas, llegaba el secretario general de los ultraderechistas.

La fórmula no tenía nada de nuevo. El lunes, los antisistema ya habían recibido con lanzamiento de botellas al diputado de Vox Manuel Acosta por acercarse a la zona a denunciar las clases de árabe gratuitas que se imparten en colegios de la ciudad, la que más se ha acogido a este programa de la Generalitat en toda Cataluña. Y Garriga y sus fieles, rodeados de banderas rojigualdas y al grito de "España cristiana, no musulmana", tenían claro que había que volver. Más, tras las amenazas de boicot por parte de la CUP.

Tensión en un acto de Vox en Sabadell

Tensión en un acto de Vox en Sabadell Gala Espín

La cita iba a ser una más de las que el partido de Santiago Abascal aprovecha para sobreactuar y difundir su victimismo en redes sociales, y así ha acabado siendo. Pero el morbo lo ha puesto el diputado de la CUP Xavi Pellicer en el Parlament esta misma mañana, asegurando que tanto él como sus cachorros estarían allí para darles la "bienvenida" a Sabadell Sur, un distrito donde los inmigrantes son mayoría y los burkas, yihabs y establecimientos que venden carne halal también.

Piedras, botellas y huevos

Poco a poco se iba llenando La Granja del Pas, el bar donde la Plataforma Antifeixista de Sabadell había citado a los suyos, a pocos metros del canutazo de Vox ante los medios. Su líder en Cataluña hacía tiempo entre selfies hasta que, mientras se llenaba la plaza de jóvenes magrebís dispuestos a agredir a los ultraderechistas, la policía advertía que la manifestación de la CUP, con poco más de 30 asistentes, se estaba celebrando en otra plaza cercana. Entonces, piedra en mano, Garriga ha empezado a hablar.

Asistentes al acto de Vox en Sabadell

Asistentes al acto de Vox en Sabadell Gala Espín

Denunciando un primer ataque que ha pasado desapercibido y al que han acompañado lanzamientos de botellas y huevos, algunos directamente desde los balcones, el dirigente ultraderechista ha insistido en que "quien quiera cultura árabe, que se vaya a Marruecos o Argelia, porque en España no lo vamos a tolerar". "El islamoizquierdismo no nos va a amedrentar, no daremos ni un paso atrás", ha concluido. Los anticapitalistas, con Pellicer al frente, se aproximaban por el otro flanco.

Escoltados por los Mossos

Mientras los Mossos disuadían a los violentos encapuchados, Garriga buscaba su enfrentamiento con la CUP; y la comitiva de los ultraderechistas, muchos de ellos dispuestos a encararse con quien fuera, cruzaba la plaza. Banderas palestinas y esteladas acompañaban a una protesta que en este caso se ha quedado en miradas desafiantes, también entre los dos diputados, que se sientan a escasos metros el uno del otro en el hemiciclo del Parlament, habitualmente sin sobresaltos. 

El diputado de Vox Ignacio Garriga, escoltado en Sabadell

El diputado de Vox Ignacio Garriga, escoltado en Sabadell Gala Espín

En poco más ha quedado el episodio, saldado sin heridos y controlado en todo momento por unos Mossos que han escoltado a Garriga y los suyos hasta que han podido marcharse. Vox, no obstante, ha querido culparles de los ataques asegurando en un vídeo de Instagram, literalmente, que el dipositivo policial ha sido "una mierda". Nada que ver con los agradecimientos que Garriga les hacía en persona antes de subirse a su propio furgón, con el que abandonaba el barrio antes de las 21:00 horas.