Illa supera el examen del Parlament sin el apoyo de sus socios en vivienda ni presupuestos

El toque de atención que los socios de investidura (ERC y Comuns) le dieron ayer al Govern de Salvador Illa en el Parlament marca el camino para sentarse a negociar los presupuestos de la Generalitat y aprobar su nueva y ambiciosa medida estrella en materia de vivienda. Dicho camino pasa por volver al corto plazo.

“Quien espera, desespera, los catalanes no vivimos de promesas”, señalaba la portavoz parlamentaria de ERC, Esther Capella, instantes después de que su homólogo de los comunes, David Cid, instara a evitar más anuncios con la fecha puesta en 2030, como el de las 210.000 viviendas de alquiler social.

Amago

Ambas advertencias han acabado traduciéndose en el rechazo de la Cámara a un "acuerdo de país" por el macrodespliegue de parque público, con la abstención de ambos grupos en la simbólica votación al cierre del debate. Los mismos que, cabe decir, han evitado la reprobación al Ejecutivo socialista que pretendía el PP. Examen, por tanto, aprobado.

Al tratarse de una votación no vinculante, el ejercicio de fuerza de las formaciones republicana y morada se reduce a un amago de lo que podría suceder dentro de un mes, cuando el hemiciclo vote la reforma legislativa que habilite a la Generalitat para movilizar suelo de toda Cataluña y desbloquear la construcción.

Convicción

El Govern está convencido de que el camino que ha emprendido es el adecuado para conseguir la aprobación y abrir conversaciones por las cuentas de 2026, explican fuentes internas. Lo que suceda en las próximas semanas no supondrá cambio alguno a las líneas que desgranó Illa en la apertura del Debate de Política General el martes.

"Compromiso pleno" por la engorrosa financiación singular que exige ERC y la pronta puesta en marcha del régimen sancionador de la ley de vivienda demandado por los comunes, pero "altura de miras" a cambio para que Cataluña no pierda la oportunidad de volver a aprobar unos presupuestos en tres años.

Mayoría progresista

De hecho, algunas cuestiones en las que PSC y republicanos coincidieron en las votaciones de ayer jueves, además del nuevo modelo de financiación, son "la resolución del conflicto político y el avance de la soberanía nacional y social de Cataluña", un plan para la rehabilitación de viviendas, la gratuidad de las actividades extraescolares y la promoción del catalán.

Por su parte, los socialistas se han alineado con los comunes por la aprobación en octubre de una unidad contra los desahucios, que la Generalitat actúe "de manera proactiva y con urgencia" en la aplicación de sanciones por el precio de los alquileres, o la culminación este mismo año de la constitución de la nueva empresa de Rodalies con participación catalana.

"Esta debe ser la legislatura de los trenes", decía Cid en su intervención, al tiempo que Capella reclamaba "soberanía en transporte público". La aritmética de las votaciones ha demostrado que el partido en el gobierno habla en los mismos términos.

Satisfacción socialista

Al término del debate, en las filas del PSC había satisfacción al constatar que "el 92%" de los puntos de sus resoluciones han sido aprobadas. El pleno aprobó 256 propuestas, la práctica totalidad de las presentadas por el PSC, republicanos y comunes.

También buena parte de las de Junts, más de la mitad de las de la CUP y algunos puntos de las presentadas por el PP, como que el Govern presente el proyecto de presupuestos este mes para que entren en vigor en enero. En cambio, se han rechazado todas las que han presentado Vox y Aliança Catalana. El cordón sanitario sigue evitando la influencia directa de la ultraderecha.

Sin ceder ante Junts

Precisamente sobre el "conflicto político", la Cámara ha aprobado la proposición de los de Carles Puigdemont que reproduce la literalidad del inicio del pacto de investidura de Pedro Sánchez, pero no la que pretendía que el Govern forzara al PSOE a negociar en Suiza un referéndum. 

Así, el chantaje de los neoconvergentes a cambio de aportar estabilidad a la legislatura de Illa ha caído en saco roto. Las relaciones han quedado tocadas entre ambos tras este debate; fuentes de Junts reprochan el voto en contra de propuestas sobre, también, las selecciones catalanas, el déficit fiscal, el concierto económico o la inmigración.

Todo ello podría tener consecuencias en la interlocución entre la formación del expresidente fugado y el Ejecutivo central, en el caso de que los independentistas cumplan su amenaza de romper.