Un año del ‘show’ que paralizó Cataluña pero no logró impedir el cambio de Govern

Un año del ‘show’ que paralizó Cataluña pero no logró impedir el cambio de Govern

Política

Un año del ‘show’ con el que Puigdemont trató de impedir el cambio en Cataluña

El Parlament invistió a Salvador Illa con los votos de Comuns y ERC pese a la reaparición en Barcelona del 'expresident', que pretendía reventar el pleno y acabó fugándose de nuevo a Waterloo

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Fue un día histórico. El Parlament invistió a Salvador Illa como presidente de la Generalitat –el primero no independentista tras más de 15 años de procés– con los votos de ERC y Comuns. Carles Puigdemont reapareció en Barcelona con el plan inicial de boicotearlo. Los mossos montaron un dispositivo ineficiente para detenerle tras su mitin en Arc de Triomf; y el expresident volvió a fugarse a Waterloo

Tras un verano de intensas negociaciones y con la cuenta atrás para la repetición electoral en marcha, la militancia de ERC validó por la mínima el acuerdo con el PSC y el pleno acabó convocándose el 8 de agosto, una fecha del todo inusual. Todas las miradas estaban puestas en el líder posconvergente, que había asegurado en campaña que estaría en el hemiciclo ganase o no. 

Aunque lejos de la mayoría absoluta, las elecciones del 12 de mayo dieron la victoria a Illa de forma incontestable; y la amnistía, como hoy, seguía quedando lejana para el presidente de Junts. Con una orden de detención vigente y un Parlament blindado, Puigdemont, ya escondido en un piso en el centro de la capital catalana, aseguraba en X que emprendía su "camino de vuelta".

Mitin en Arc de Triomf

Antes de amanecer ya había decenas de nostálgicos junto al escenario levantado en el paseo de Lluís Companys, donde el expresident iba a dirigirse a las masas antes de, presuntamente, irrumpir en el pleno. Una comitiva de Junts, que en su mayoría desconocía el paradero y las intenciones de su líder, esperaba en la calle Trafalgar. Allí, puntual, aparecería junto a Jordi Turull.

Manifestación independentista en Arc de Triomf, esperando la llegada de Puigdemont

Manifestación independentista en Arc de Triomf, esperando la llegada de Puigdemont Óscar Gil

Fue escoltado por los suyos –entre ellos Artur Mas, Josep Rull o su abogado Gonzalo Boye– y celebró con el puño en alto haber llegado hasta el micrófono que le esperaba. Leyó su discurso, breve y sin demasiada novedad, y se fue. "No sé cuando volveremos a vernos", dijo. El speaker pedía a los fans que le acompañaran a las puertas de la Ciutadella. Y entonces se desvaneció.

Hoy se sabe que se montó en un coche blanco y se refugió en un piso distinto al del Born, en el que durmió. Pero en ese momento era una incógnita: "¿Dónde está Puigdemont?". Los diputados de Junts iban entrando en el Parlament, y ni siquiera ellos lo sabían. El pleno arrancó a la hora y los Mossos d'Esquadra se pusieron a buscar al prófugo, que no se presentó a la investidura de Illa.

De la operación jaula a la investidura

Tras momentos de incertidumbre y llamadas en todas las direcciones, incluidas las que ponían en cuestión que la policía autonómica todavía en manos de Joan Ignasi Elena hubiera perdido la pista del expresident, los Mossos d'Esquadra desplegaron el llamado dispositivo jaula. Controles a todos los vehículos en las principales salidas de Barcelona para intentar capturar a Puigdemont.

Carles Puigdemont, el 8 de agosto de 2024 en Barcelona

Carles Puigdemont, el 8 de agosto de 2024 en Barcelona Simón Sánchez

La capital estuvo paralizada durante varias horas, así como los principales pasos fronterizos con Francia. Mientras, en el Parlament, pocos sabían lo que estaba realmente sucediendo fuera. Los diputados de Junts aseguraban desconocer dónde estaba su líder, pero no tardaron en criticar el despliegue policial del Govern, utilizándolo como excusa para solicitar la suspensión del pleno.

Estaba contemplada en vistas a una eventual detención, que a todas luces se hubiera producido si el expresident hubiese tratado de acceder al Parque de la Ciutadella por el único acceso habilitado. Pero se desestimó, y el pleno se desarrolló, por el resto, con normalidad. La mayoría progresista de la Cámara dio el "sí" a Illa, y el exministro se convirtió, según lo previsto, en el nuevo president.

El Govern de 'tothom'

Hasta bien entrada la tarde y tras cambiar hasta dos veces de escondite, Puigdemont no abandonó Barcelona. Cenó en Francia tras escapar de nuevo por carreteras secundarias y llamar al propio Illa para felicitarle por la investidura. El show, en pleno agosto, llenó programas y tertulias; pero Illa enseguida se puso manos a la obra para configurar a su Ejecutivo, el llamado Govern de tothom.

Salvador Illa, saludando a los Mossos tras ser investido presidente

Salvador Illa, saludando a los Mossos tras ser investido presidente Óscar Gil

Con varios miembros de su núcleo duro en el partido como Alícia Romero, Sílvia Paneque y Núria Parlon, el president también buscó distintos perfiles externos. Miquel Sàmper o Francesc Xavier Vila, que lidera la primera conselleria de Política Lingüística, son algunos ejemplos de la transversalidad que pretendió incluir el president en los distintos departamentos gubernamentales.

Asimismo, Illa advirtió desde el primer día de que su hoja de ruta serían los pactos de investidura firmados con Comuns y ERC, que ante las críticas del independentismo empezó a condicionar la estabilidad del Govern a su cumplimiento. En esta línea, las políticas de vivienda y el acuerdo por la financiación singular estaban llamados a marcar el primer año de mandato.

Cataluña, un año después 

El Govern ha resuelto la primera carpeta de manera satisfactoria pese a constatar a los pocos meses que no habría nuevos presupuestos en 2025. El congreso de ERC, con Oriol Junqueras pugnando por recuperar la presidencia, impidió principalmente el acuerdo; y el Ejecutivo tuvo que cuadrar las cuentas con hasta tres suplementos de crédito, que sí se aprobaron en el Parlament.

Salvador Illa, tras ser investido presidente de la Generalitat

Salvador Illa, tras ser investido presidente de la Generalitat Luis Miguel Añón

La nueva financiación es la asignatura pendiente. Tras meses de negociación con el Gobierno y la presentación de un acuerdo en la bilateral de julio, los republicanos, que también participaron en ellas, no han quedado satisfechos. Amenazan, además, con dejar a Cataluña un año más sin presupuestos si no hay avances. A ello se pondrá Illa tras sus vacaciones con Pedro Sánchez.

Por otra parte, la ampliación del aeropuerto de El Prat, el traspaso de Rodalies, la firma del Pacte per la Llengua o la normalización de las relaciones entre Cataluña y el resto de España han sido decisiones ampliamente aplaudidas. La ausencia de líder de la oposición, asimismo, ha facilitado que Illa no se vea afectado en las encuestas por los escándalos que salpican al PSOE.