
Montaje de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont
El independentismo embarra el plácido Sant Jordi del Govern y exige el “despliegue inmediato” del Pacte per la Llengua
ERC y Comuns han aprovechado la jornada festiva para reprochar al Ejecutivo la “falta de avances” en materia lingüística e impulsar una manifestación a las puertas de la Generalitat
Junts, imprescindible para desarrollar este pacto en el Parlament, exige al Govern que desobedezca las sentencias judiciales sobre el 25% del castellano como “requisito indispensable” para apoyarlo
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Lo que prometía ser un 23A plácido para el Govern –diálogo Illa-Cercas sin apenas polémica, mensaje institucional de lo más neutro, muchas rosas, muchos libros y muchas fotos– terminará con una manifestación a las puertas del Palau de la Generalitat reclamando el “despliegue inmediato” del Pacte per la Llengua: una muestra más de lo mal que lleva el independentismo el papel de segundón tras tanto empache de protagonismo incluso en uno de los pocos símbolos de la catalanidad que, muy a su pesar, siempre ha sido de tothom.
Esta vez, la excusa para politizar la fiesta ha sido el catalán, pese a que Sant Jordi ya sea en sí misma una celebración de la lengua, la cultura expresada en ella y también su mercantilización –al menos la mitad de los libros vendidos suelen estar escritos en este idioma–.
ERC y Comuns, socios del Govern, no han escogido el día al azar; y el Ejecutivo de Salvador Illa deberá abordar más pronto que tarde el “despliegue” del Pacte Nacional al que se comprometió en los acuerdos de investidura con los republicanos, que ahora añaden que “debe ser lo más ambicioso posible”.
El catalán, el tema del día
La manifestación convocada a las siete de la tarde en la plaza Universitat, que se dirigirá a la plaza Sant Jaume, podía ser un indicador. Cuando a los distintos políticos se les ha puesto un micro delante no ha quedado ninguna duda.
Tras el discurso de Illa, con reverencias a la figura del papa Francisco, a la “fraternidad” de la Diada y poco más, ha sido el turno de los Comuns de ganarse el titular del día: “El catalán está en situación de emergencia y el Govern debe actuar”, ha avanzado su líder, Jéssica Albiach. Su homólogo en ERC, Oriol Junqueras, se ha encargado de los matices.
“Debemos comprometernos a alcanzar un Pacte Nacional per la Llengua tan ambicioso como Cataluña necesita y merece”, ha asegurado el exvicepresidente de la Generalitat. “Illa se comprometió en los pactos de investidura a desplegar los acuerdos alcanzados por el Govern de Pere Aragonès, nos aseguró que se haría en los primeros cien días de mandato y aún seguimos esperando”, ha añadido.
Los socialistas, ha respondido su portavoz en el Parlament Ferran Pedret, están “comprometidos” con el acuerdo y comparten la “urgencia” de sus socios para “desplegar de forma inmediata” este blindaje del catalán, que consideran insuficiente con la actual legislación. "Trabajaremos con los distintos grupos y entidades para dar una respuesta consensuada", ha añadido.
Vox y PP, por su parte, han manifestado su rechazo para con esta maniobra, y el presidente de estos últimos, Alejandro Fernández, ha reivindicado “un bilingüismo que no arrincone a ninguna de las lenguas oficiales”.
Junts, el principal obstáculo para el Pacte Nacional
Si socialistas, ERC y Comuns, que suman mayoría absoluta en el Parlament, están de acuerdo en lo esencial, ¿a qué viene tanto revuelo?
Como cualquier otro gran acuerdo parlamentario, este Pacte Nacional necesita de mayorías cualificadas, al menos, para gozar de cierta legitimidad.
Illa no dará ningún paso en falso sin el apoyo de un Junts que, por lo pronto, no se fía de los socialistas y teme que las encuestas sigan castigando sus bandazos. Han optado, así pues, por desviar la atención: “¿Qué va a hacer el Ejecutivo con las sentencias del 25% de castellano en las aulas?”, preguntan los posconvergentes.
La sentencia del Tribunal Constitucional contra la inmersión lingüística que está al caer y, especialmente, la respuesta que el Govern ofrezca a la misma, serán claves en este asunto.
La intención de Junts es desmarcarse por completo si no hay un compromiso firme del Ejecutivo de defender el catalán de la única manera que saben Puigdemont y los suyos: con imposiciones y desobedeciendo a la justicia. Illa deberá negociar, y lo hará, pero no será una carpeta fácil y sus socios tienen prisa.
Junto al despliegue de la financiación singular, este puede ser el principal quebradero de cabeza del presidente de la Generalitat de aquí a las vacaciones de verano, un período clave para consolidar la mayoría de investidura y garantizarse una legislatura larga.
Grandes proclamas, pocas concreciones
El contenido de lo acordado entre socialistas, republicanos y Comuns, en cualquier caso, no va más allá de abstractas proclamas. Concreciones, pocas, por no decir ninguna.
Los únicos objetivos que por ahora comparten son “incrementar los niveles de conocimiento de la lengua, facilitar su uso social al máximo y potenciar la adopción del catalán en quienes no lo tienen por habitual”.
La manera en que pretenden conseguirse estas metas, más allá de las nunca decepcionantes inversiones millonarias y alguna que otra comisión de expertos a las que se está aficionando Illa, es, por ahora, una incógnita.