"Miserable", "rata", "indocumentado"... las relaciones entre ERC y Junts tocan fondo

Apenas han transcurrido dos meses desde que los presidentes de ERC y Junts per Catalunya -Oriol Junqueras y Carles Puigdemont- pusieron punto y final a su larga reunión en el palacete de este último en Waterloo dejándose ver, ufanos y desafiantes, a bordo de un Renault cuya matrícula coincidía con la fecha del referéndum ilegal de hace siete años: 1-O 2017.

Los dos líderes del procés pretendían ilustrar de este modo que su encuentro había servido para encauzar las maltrechas relaciones entre sus respectivos partidos en aras de reactivar y recuperar "la unidad independentista". Un movimiento en claro declive, como han evidenciado sus batacazos electorales de los últimos años, y que a la postre se materializaron en la victoria del PSC en las autonómicas de 2024.

Tras haber sido socios de gobierno al frente de la Generalitat desde 2015, y durante casi una década, ERC y Junts han perdido ya su hegemonía en Cataluña. Y, con ello, se han acrecentado, y haciendo cada vez más evidentes, sus disputas. Unas rencillas que, esta semana, han tenido su cénit con la batalla abierta en el Congreso, con cruces de insultos incluidos.

De izquierda a derecha: secretario general de Junts, Jordi Turull; presidente de Junts, Carles Puigdemont; presidente de ERC, Oriol Junqueras; secretaria general de ERC, Elisenda Alamany ERC

Rufián: "Ponen a sus amiguitos en empresas españolas"

El portavoz de los republicanos en la Cámara Baja, Gabriel Rufián, abrió la veda este miércoles calificando de "rata" en sus redes sociales al diputado posconvergente Josep Maria Cruset, después de que éste celebrara la aprobación de una iniciativa de Junts en contra de las okupaciones. Esa riña se vio también de descarnada en el Congreso donde, durante una de sus intervenciones, Rufián señaló "a la derecha catalana" por "poner a los suyos en empresas españolas".

El dirigente de ERC replicó así las críticas de Junts por no haberse materializado, por ahora, el traspaso de competencias de la red de Rodales de Renfe a la Generalitat, acordado entre el PSOE y los republicanos. Días antes, el propio Rufián ya había tildado de "miserable" y "mentiroso" al diputado de Junts Isidre Gavín por utilizar esta cuestión para criticar a ERC. 

Fernando Sánchez / Europa Press

Buch, Rufián y Dalmases: el estilo independentista

A juicio de Rufián, el partido de Puigdemont está aprovechando su "impunidad mediática y digital" en Cataluña para "trinchar" a los de Junqueras con los retrasos de la red ferroviaria catalana, mientras "pone a sus amiguitos en el consejo de administración de Renfe", en alusión al economista Eduard Gràcia. Un nombramiento que, cabe añadir, se suma a otros como el del exconseller y exdiputado Ramón Tremosa en Aena, o los de Miquel Calçada (Junts) y Sergi Sol (ERC) en el consejo de administración de RTVE.

Esas tensiones se han trasladado también al Parlament catalán, donde la diputada republicana Laia Cañigueral tampoco ha tenido reparos en enviar esta misma semana a "hacer terapia" a los diputados posconvergentes durante la comisión de Interior.

De Dalmases: "Es un indocumentado sin estudios"

Ofendidos, los posconvergentes han replicado con similar acritud. Así lo ha hecho en las últimas horas el diputado de Junts en el Parlament Francesc de Dalmases, que se ha despachado contra Rufián acusándole de intentar deshumanizarle como los nazis.

"El problema es que es un indocumentado sin estudios ni conocimiento que en su vida se ha acabado un libro. Si no fuera así, sabría que esta es la peor política: la de los totalitarismos sin razón que llevan a la destrucción. También a la suya: por eso perdió el 50% en las pasadas elecciones y sigue por el pedregal".

Competencia por las cesiones del Gobierno: de Rodalies a las fronteras

Quizá sin proponérselo, De Dalmases dio con esta observación una de las claves que han conducido a esta pugna cainita entre ERC y Junts, a día de hoy ya indisimulable: el afán por ganarse la mayoría del electorado independentista en Cataluña.

Ello explica que ni unos ni otros tengan reparos en exhibir sus discrepancias. Así, mientras los de Junqueras alardean de sus acuerdos con el PSOE para ceder Rodalies a la Generalitat, condonar a ésta 17.000 millones de euros de su deuda autonómica del FLA, o ceder parte de la gestión del IRPF a la Agència Tributària de Catalunya, los de Puigdemont desdeñan dichas cesiones sacando pecho por las suyas.

Así, los posconvergentes las rebaten presumiendo, por ejemplo, de haber conseguido la aprobación de la Ley de Amnistía del procés -en contraposición a los indultos arañados por ERC en la pasada legislatura-; o, más recientemente, del acuerdo entre Junts y el PSOE para traspasar competencias de inmigración a la Generalitat, así como de fronteras, puertos y aeropuertos a los Mossos. Unas cuestiones con las que, a su vez, los de Puigdemont compiten por el espacio de la ultraderechista Aliança Catalana de Sílvia Orriols.