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Política

Las luchas internas dan la puntilla a un Consell de la República condenado a la irrelevancia

La baja participación en las últimas elecciones a la presidencia evidencian el hartazgo de los afiliados hacia la entidad independentista, que comenzó su declive con Puigdemont

Más información: Toni Comín, al estilo Trump: señala irregularidades tras perder las elecciones del Consell de la República

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El Consell de la República atraviesa su peor momento. La entidad creada por el expresident fugado Carles Puigdemont en 2018 para mantener el legado del 1-O y proyectar la causa independentista en el exterior se desmorona.

Así lo refleja la escasa participación (por debajo del 10%) de sus últimas elecciones, celebradas estos días y que han coronado a Jordi Domingo, el padre de la constitución catalana, como nuevo presidente, sucediendo precisamente a un Puigdemont con el que ya comenzó el declive.

Las luchas internas, la instrumentalización del Consell como chiringuito propagandístico de Puigdemont y la irrelevancia del órgano que pretendía ser una suerte de Govern paralelo en el exilio explican esta situación.

Da buena muestra de ello el descalabro de Toni Comín, tercero en las elecciones tras la pérdida de todos los apoyos en medio de un contexto de desgaste político e institucional.

Disputas internas

El Consell de la República nació como una estructura paralela a la Generalitat, promovida por el independentismo para mantener la lucha fuera de las instituciones autonómicas. No obstante, su operativa siempre fue limitada y con el tiempo se convirtió en un órgano simbólico sin competencias reales.

Esquerra Republicana, que desde el inicio mostró recelos ante la iniciativa, terminó desvinculándose de la entidad, dejando al Consell sin una hoja de ruta clara y sin consenso dentro del propio movimiento independentista.

El abandono de Carles Puigdemont de la presidencia para centrarse en Junts fue otro golpe duro. Su liderazgo mantenía cierto grado de cohesión dentro del Consell, pero, tras su salida, las polémicas en torno a la gestión y la pérdida de peso político de la entidad se han multiplicado.

Además, el independentismo ha perdido la mayoría en el Parlament, lo que ha debilitado aún más el propósito del Consell como herramienta de presión política.

Comín, rodeado de escándalos

El desgaste del Consell ha quedado en evidencia también con los resultados electorales de este miércoles.

A pesar de haber sido el fiel escudero de Puigdemont, Toni Comín ha quedado en tercera posición, superado incluso por Montserrat Duran, que ha obtenido el 22,77% de los votos (1.846). El exconseller de Salud, que ve una mano negra tras sus paupérrimos resultados, solo ha conseguido el respaldo de una minoría en un proceso marcado por las acusaciones en su contra.

Las polémicas han salpicado al hasta ahora vicepresidente de la entidad. Comín ha sido acusado de cargar 15.530,35 euros en gastos personales a la cuenta del organismo en diferentes partidas que incluyen alquiler de coches y aparcamientos, pagos de multas de tráfico y retiros de efectivo de hasta 6.000 euros. 

Aunque Comín siempre ha defendido que se trataba de gastos de representación debidamente acreditados, las dudas sobre su gestión han minado su credibilidad.

A ello se suma un presunto caso de acoso sexual y psicológico a un trabajador del Consell, un escándalo que ha generado aún más controversia y ha erosionado su figura dentro del movimiento independentista.

Baja la participación 

En mitad de estas guerras, y ante la irrelevancia en la que está sumida este órgano, los asociados hace tiempo que se pusieron de perfil. De hecho, en 2025, solo el 9,06% del censo ha participado en las elecciones, una cifra inferior a la de 2024, cuando la participación fue del 9,94%.

En términos absolutos, el número de votantes ha caído de 8.941 a 8.108 en un año, una tendencia descendente que evidencia el hartazgo entre los afiliados.

A ello se suma la pérdida de afiliados. El censo registrado ha pasado de 89.970 en 2024 a 89.474 en 2025, es decir, unos 500 asociados menos. Una cifra que, aunque no parece alarmante, confirma el progresivo desgaste de la entidad, que en sus inicios llegó a alcanzar los 100.000 apoyos.

Un futuro incierto

Con una participación en caída libre, una fuga de inscritos y un liderazgo debilitado, el Consell de la República enfrenta su crisis más grave desde su creación.

Jordi Domingo asume la presidencia en un contexto de desgaste absoluto, con el reto de recuperar la confianza de unos socios cada vez más distantes y redefinir el papel de una entidad que, lejos de ser el motor del independentismo, se encuentra al borde de la irrelevancia.