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Protestas violentas en Urquinaona, Barcelona, por la sentencia del 'procés'
Fernández Soldevilla: "En Cataluña hace falta un relato histórico que recuerde a las víctimas del terrorismo independentista"
El historiador Gaizka Fernández Soldevilla ha llevado a cabo un estudio sobre el terrorismo de inspiración secesionista catalán y el olvido de sus víctimas mortales
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El terrorismo en España suele asociarse principalmente a ETA, la organización que más atentados ha cometido en su lucha por la independencia del País Vasco. Sin embargo, no ha sido la única banda con este tipo de objetivos.
El historiador Gaizka Fernández Soldevilla, responsable del archivo y documentación en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria, ha llevado a cabo un estudio sobre el terrorismo de inspiración secesionista en Cataluña, que operó tanto en los últimos años del franquismo como en la democracia.
En su investigación, titulada Matar por los Països Catalans. El terrorismo ultranacionalista a la luz de sus víctimas, Fernández Soldevilla examina cómo los grupos ultranacionalistas catalanes recurrieron a la violencia, en muchos casos siguiendo el modelo de ETA.
A través del análisis de documentos judiciales, ha reconstruido sus acciones para evitar que las víctimas caigan en el olvido. "En Cataluña se estigmatiza a las víctimas y los que cobran protagonismo son los terroristas. Hace falta un relato histórico que las recuerde", explica en una entrevista a Crónica Global.
Terra Lliure y EPOCA
Entre los grupos que el historiador vasco Gaizka Fernández Soldevilla ha analizado se encuentran Terra Lliure y EPOCA (Exèrcit Popular Català).
A pesar de haber provocado víctimas mortales, entre ellas el empresario José María Bultó y el exalcalde de Barcelona Joaquim Viola, el recuerdo de estas muertes ha sido minimizado en el discurso público.
"Los grupos terroristas catalanes, al ser más pequeños que ETA, no se estudian o no se dan tanto a conocer. Pero existían. Con esto, las víctimas caen en el olvido", explica Fernández Soldevilla a este medio.
El historiador señala que una de las razones de este olvido radica en la evolución política de algunos de los antiguos miembros de estos grupos. "Muchos de los miembros han tenido cierta importancia política o se han integrado en partidos convencionales y han tenido influencia. Se ha intentado que la política de memoria no se fijara en ellas".
Integración en partidos políticos
Según explica Fernández Soldevilla en su trabajo, "la deriva independentista a raíz del procés ha creado un escenario en el que no sólo se blanquea, sino que a menudo se glorifica a los antiguos terroristas como si fueran una especie de héroes de la patria. Algunos de ellos incluso esgrimen sus delitos de sangre para reclamar protagonismo político".
Un protagonismo político que se ha hecho más evidente durante la época del procés. Para el historiador, figuras provenientes de la órbita de Terra Lliure encontraron espacio en formaciones como la CUP y ERC, así como en distintos movimientos sociales.
"A raíz del procés ha habido unos cuantos ex miembros de los grupos terroristas que han tenido bastante visibilidad o que se han convertido en 'líderes sociales', intentando aprovechar estas circunstancias para tener un protagonismo que claramente no es correspondido", señala.
Política de baja intensidad
Pese a la radicalización del independentismo en la última década, Fernández Soldevilla subraya que Cataluña no ha experimentado episodios de violencia callejera como los vividos en el País Vasco con la kale borroka.
"En Cataluña, la violencia política se ha quedado en el primer escalón, en la política de baja intensidad", afirma. Sin embargo, advierte del peligro de discursos de odio que se han generado con la deshumanización del contrario.
"Son un caldo de cultivo que pueden desembocar en una mayor violencia en el futuro. Sabemos por experiencia histórica que donde se generan este tipo de discursos y se señala al otro, tarde o temprano es posible que vuelva a ocurrir una violencia de alta intensidad”.
ETA, el 'hermano mayor'
En su estudio, Fernández Soldevilla habla sobre los paralelismos entre ETA y los terroristas catalanes que, a su parecer, son "innegables". "El modelo a seguir de estos grupos es ETA. Tanto es así que los etarras les funciona como una especie de 'hermano mayor': les entrena, les da armas, explosivos... ETA les da el modelo organizativo", asegura a Crónica Global.
No obstante, la relación no era equilibrada. El grupo vasco vio en los catalanes un instrumento para debilitar al Estado y obligar a las fuerzas de seguridad a dividir esfuerzos. "Para ETA son un instrumento en su lucha y se aprovechan". Un claro ejemplo de esta fricción se vivió tras el atentado de Hipercor en Barcelona en 1987, cuando el independentismo catalán se distanció de la banda terrorista.
Tras la Transición, el único grupo que logró sobrevivir fue Terra Lliure, aunque sin el respaldo social ni la estructura que permitió a ETA mantenerse operativa durante décadas.
La mayoría de sus integrantes acabaron integrándose en ERC, partido que, a diferencia de la vía violenta, sí logró ampliar su base y convertirse en una fuerza política determinante. "ERC se ha integrado en el sistema y ha tenido más éxito con la política que con la violencia", subraya el historiador.
Estigmatizar a las víctimas
Para Fernández Soldevilla, la sociedad catalana vive hoy un profundo desgaste tras años de tensiones políticas: "El procés ha sido demasiado largo, ha polarizado y ha roto la sociedad catalana. La gente está cansada y quiere pasar página".
A pesar de ello, sigue habiendo un problema de fondo y es la ausencia de un relato histórico que recuerde a las víctimas del terrorismo catalán. "En Cataluña no hay libros sobre estos grupos terroristas. Los que hay incluso están a favor. Las víctimas están estigmatizadas. En el País Vasco, por ejemplo, se hacen memoriales. En Cataluña este trabajo no se ha hecho".
Y lanza un aviso: "Todo lo que se deja olvidado acaba pudriéndose. Con esto consigues que, en vez de las víctimas, los que cobran protagonismo son los terroristas. Algo que moralmente es reprochable y para un futuro no es un buen caldo de cultivo para una sociedad democrática".
El caso de Bultó
El empresario José María Bultó fue uno de los primeros objetivos de EPOCA. Tal como explica Fernández Soldevilla en su estudio, "le obligaron a quitarse la camisa y le pegaron con esparadrapo un artefacto pequeño en el costado izquierdo del pecho: unos centímetros bajo el corazón. Se trataba de una bomba con un mecanismo de liberación por presión. El torso de Bultó quedó destrozado, pero sus manos estaban intactas. De acuerdo con la sentencia, la bomba se activó "por causas que se desconocen"".
La muerte de Viola
El 25 de enero de 1978, sobre las 8:30 horas de la mañana, sonó el timbre del domicilio familiar de Viola, en el Paseo de Gràcia. Entraron cuatro miembros de EPOCA empuñando pistolas. Cuando la empleada empezó a gritar, uno de los terroristas le golpeó dos veces con su arma en la cabeza.
El comando ató y encerró en una habitación a todos menos al exalcalde, que se encontraba en su dormitorio. Le colocaron en el tórax un dispositivo similar al que había matado a Bultó, aunque usaron "unas correas de goma e hilo de las conocidas como ortopédicas". También le entregaron las instrucciones para pagar una cantidad desconocida de dinero.
La operación duró unos quince minutos. Entonces, los asaltantes metieron a Montserrat en el dormitorio en el que se encontraba Viola. Los otros rehenes escucharon la voz del hombre y muy poco después, una detonación. Marido y mujer fallecieron en el acto.