
Imagen de la fachada de la Casa Orsola
La propiedad de la Casa Orsola celebra su compra por parte del ayuntamiento: "Se ha impuesto el sentido común"
Albert Ollé agradece la "responsabilidad" del consistorio y acusa a la plataforma Sindicat de Llogateres, a la que acusa de no buscar "ningún acuerdo": "Esto es el que esconden detrás su máscara, la imposición como finalidad y la violencia como estrategia"
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El empresario Albert Ollé, propietario de la Casa Orsola, indicó este viernes, tras conocerse que el Ayuntamiento de Barcelona, junto con la Fundación Hàbitat3, comprará esta edificación, que "se ha impuesto la responsabilidad, el sentido común y el respeto, elementos indispensables no sólo para poder dialogar y lograr acuerdos, sino para garantizar los derechos de todo el mundo y una buena convivencia cada día".
En un comunicado, el dueño explica que "estos elementos, que para mí son los valores que han guiado mi trayectoria, no han estado siempre presentes durante los últimos tres años con la Casa Orsola y, a pesar de todo, nuestro talante ha sido siempre el mismo: extender la mano, dialogar y buscar soluciones con todas aquellas personas que así lo han manifestado, y que lo han hecho desde el respeto que nosotros hemos demostrado siempre hacia todo aquel que así se nos ha dirigido".
Críticas al Sindicat de Llogateres
El propietario de la casa, que se venderá por nueve millones de euros, apunta que "hoy ya somos un grupo empresarial catalán pero, hasta hace cuatro días, se nos calificaba de fondo buitre sin escrúpulos, con el único objetivo de difamar y sin ninguna predisposición a buscar soluciones: durante estos años, ha quedado claro que, cuando no tienes argumentos que defiendan tu posición, la estrategia del insulto y de la mentira es la salida fácil, hasta que el tiempo pone las cosas a su lugar y hace caer la máscara".
"Para negociar", añade, "además de las formas y el respeto, hay que querer encontrar soluciones. La realidad, hoy, nos confirma que es imposible dialogar con aquellos que se alimentan del conflicto por el conflicto, y que la voluntad del Sindicat de Llogateres no ha pasado nunca por lograr ningún acuerdo y encontrar soluciones para cada uno de los vecinos. Esto es el que esconden detrás su máscara: la imposición como finalidad y la violencia como estrategia. Confiamos en que las instituciones mantengan su sano juicio a la hora de legitimar sus interlocutores para garantizar el bien de todos y el respecto a la ley".
Denuncia "coacciones", "insultos" y "acoso"
El comunicado del propietario de la finca agrega que, "a pesar de las coacciones, los insultos y el acoso al que nos hemos visto sometidos, la empresa que encabezo y mi persona, el principio de responsabilidad que nos ha guiado, el saber que siempre hemos procedido desde la legitimidad, el respeto a las reglas del juego y el compromiso con nuestra ciudad, no nos han hecho perder nuestro objetivo: contribuir honesta y responsablemente desde nuestra actividad empresarial en Barcelona, en términos de dinamismo económico y de revalorización de la ciudad a través de la preservación de nuestro patrimonio".
Dice que ese objetivo seguirá guiando sus pasos y, "desde el respeto y la ética empresarial, seguiremos defendiendo el derecho que todas las empresas de este país tienen para desarrollar su actividad en el marco de unas garantías que, durante estos tres años, se han visto cuestionadas, poniendo en riesgo el derecho a la propiedad privada que reconoce la Constitución. Siempre hemos cumplido con nuestros deberes y exigimos que los poderes públicos garanticen también nuestros derechos".
Agradecimiento al ayuntamiento y al Síndic de Greuges
"No querría acabar sin reiterar mi agradecimiento en el Síndic de Greuges, que ha sido capaz de ponerse en el lugar de todas las partes implicadas, y al Ayuntamiento, especialmente a la teniente de alcalde, Laia Bonet, sin la cual este acuerdo no habría sido posible. Encontrar una solución que fuera positiva para todas las partes era aquello que buscábamos desde el primer día y celebramos que, a pesar de la irresponsabilidad de algunos, aquellos que teníamos que ponernos de acuerdo, lo hayamos hecho", añade el comunicado.
"Ahora que se ha logrado una solución, es momento de ver quién ha actuado desde el respeto y el interés general. Por eso, me reafirmo en la pregunta que formulé hace unos días y a la cual nadie me ha dado respuesta: en una sociedad donde los valores fundamentales se diluyen, hay que preguntarnos: ¿quién son los verdaderos buitres?", concluye.