El coronel de la Guardia Civil, Daniel Baena, y el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska

El coronel de la Guardia Civil, Daniel Baena, y el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska Montaje de Crónica Global

Política

Interior empuja a Daniel Baena a una Comandancia fuera de Cataluña

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La Guardia Civil en Cataluña encara el cierre del año con una presencia cada vez más marginal: sin apenas competencias en puertos y aeropuertos y con la Comandancia de Barcelona huérfana de liderazgo desde hace más de seis meses. 

Este declive no es nuevo. Pero, en efecto, se ha visto agravado recientemente por las presiones del sector secesionista catalán, cuyo veto habría impedido que el coronel Daniel Baena, figura clave contra el procés independentista, asumiera la jefatura de la Comandancia barcelonesa.

Baena, forzado a marcharse 

El veto a Baena es un golpe simbólico. Fuentes conocedoras de la situación que se vive en el seno de la Guardia Civil en Cataluña consideran que, para el sector secesionista, permitir que el coronel asumiera la jefatura de la Comandancia de Barcelona sería aceptar la victoria del hombre que se convirtió en villano del independentismo. 

Sin embargo, el veto y las presiones de los indepes no han quedado aquí. Según ha podido saber Crónica Global desde el Ministerio del Interior estarían dilatando el nombramiento para forzar al coronel Baena a marcharse de Cataluña

El ahora coronel Daniel Baena, jefe en funciones de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona

El ahora coronel Daniel Baena, jefe en funciones de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona Cedida

"O pide puesto o se lo dan"

La estratagema es sencilla: desde su ascenso antes de verano, el alto mando policial no tiene empleo o plaza, y debe tenerla. Funge de responsable de la Comandancia de Barcelona, pero de forma interina. Su puesto no está consolidado

Y esa situación no se puede alargar: el tiempo se le acaba. "O pide una plaza en otra Comandancia o se la asignan de forma automática", alerta una fuente interna de Sant Andreu de la Barca. Con esta argucia legal, desde Interior se quiere forzar al policía excelente -es muy bien valorado entre los guardias- a no liderar el destacamento provincial. 

Interinaje

Cabe recordar que, en julio, fuentes policiales adelantaron a este medio que el ascenso de Baena a coronel era el paso previo para su designación oficial como jefe de la Comandancia de Barcelona. Sin embargo, pese a que el nombramiento se había planteado para mediados de septiembre, este movimiento sigue sin materializarse. 

En puridad, este policía sevillano de nacimiento ya ejerce de jefe de la Comandancia. Lo es en funciones o de forma accidental, y desde que el general de brigada Pedro Antonio Pizarro de Medina ascendiera al generalato y tomara posesión de la VII Zona de la Guardia Civil, la que corresponde a Cataluña.

Los próximos movimientos serán cruciales para conocer el futuro profesional del héroe antiindepe

El delegado del Gobierno (i); el general Pizarro y el coronel Baena, en un barco de la GC hoy

El delegado del Gobierno (i); el general Pizarro y el coronel Baena, en un barco de la GC hoy CG

Intercambio de cromos

Aunque ambos batacazos -el aeropuerto y la Comandancia- parecen independientes, comparten un denominador común: el intercambio de cromos entre los gobiernos catalán y central. Una práctica que se remonta a mucho antes del actual mandato de Salvador Illa.

Este contexto político, marcado por el pragmatismo de los pactos y las negociaciones, ha convertido a la Guardia Civil en una pieza sacrificable dentro del tablero estratégico que busca estabilizar las relaciones entre el PSOE y los socios independentistas, especialmente ERC.

Guardia Civil: símbolo del Estado

Fuentes próximas al Instituto Armado perciben esta dilatación del Ministerio de Interior como una gestión calculada. La falta de nombramiento de un máximo responsable para la Comandancia de Barcelona también se lee como una maniobra para evitar tensiones con los socios de investidura en un momento en el que el PSOE necesita mantener la estabilidad parlamentaria.

De este modo, la Guardia Civil, tradicionalmente percibida como un símbolo de la unidad del Estado, se encuentra atrapada en un contexto donde su presencia es vista por algunos como una provocación y por otros como una necesidad.

"Desmoralización"

Y esa situación, claro, provoca una desmoralización entre los guardias de a pie. "Ya nadie pide venir a trabajar a Cataluña, es un marrón. Con el escenario que se viene, perder puertos y aeropuertos, aún menos: sólo quedará fiscal", explica una fuente del instituto armado. 

Máxime cuando el coste de vida es elevado, el contexto político aún no es favorable y, ahora, se veta al alto policía favorito de la tropa y "al más profesional" por cuestiones meramente políticas

Pérdida de competencias

En puridad, no es la primera vez que el Instituto Armado ve sus competencias mermadas en favor de los Mossos d’Esquadra. Ya pasó con la Unidad Marítima. Ahora, el sentimiento estar siendo desalojados se repite con el anuncio del president sobre el traspaso de competencias en materia de seguridad en los puertos y aeropuertos catalanes.

La Policía Marítima de los Mossos d'Esquadra

La Policía Marítima de los Mossos d'Esquadra Cedida

Mientras tanto, el vacío de poder en la comandancia de Barcelona y la incertidumbre sobre el futuro del cuerpo en la región dejan a la Guardia Civil en una posición de debilidad, tanto operativa como simbólica. El desenlace de este pulso no sólo marcará el futuro del cuerpo en Cataluña, sino que será una señal de hasta dónde está dispuesto a llegar el Gobierno en su política de cesiones al independentismo.