El presidente del Parlament, Josep Rull, ha calificado de inaceptable que el informe de los Mossos d'Esquadra sobre la fuga del expresident de la Generalitat Carles Puigdemont de Barcelona "entre a cuestionar la profesionalidad y el rigor de los trabajadores" del Parlament.
Lo ha dicho el día después de que la policía autonómica hiciese llegar un documento al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, en el que admite "errores" en el dispositivo para arrestar al líder de Junts el pasado 8 de agosto. El texto también recoge que Rull impidió a los agentes registrar la Cámara un día antes de la aparición del político en la capital catalana.
"Hay elementos que no son ciertos"
"Hay determinados elementos que simplemente no son ciertos, en otros hay imprecisiones y en otros se entra en un terreno que es inaceptable", ha sostenido Rull en declaraciones este viernes antes de participar en la clausura de la Universitat Catalana d'Estiu (UCE).
Además, ha avisado de que cuestionar la profesionalidad de los trabajadores es una línea roja para él: "No estoy dispuesto a que se traspase. No es aceptable que se hagan valoraciones sobre su posición política o ideológica".
Por ello, ha anunciado que trasladará formalmente "esta queja, esta perplejidad y esta preocupación al Govern", ahora liderado por Salvador Illa.
Un informe con "valoraciones políticas"
Ha explicado que la policía catalana pidió hacer tres inspecciones al Parlament, "y eso era absolutamente inhabitual, nunca había pasado en estos términos". Ha añadido que se preguntó el propósito concreto de las inspecciones y no se les dejó entrar hasta que los Mossos explicaron que era para buscar si había algún "artefacto explosivo".
"Es absolutamente lógico, es adecuado y, por tanto si este era el objetivo, se dio la autorización. Solo con este objetivo", ha detallado Rull, que ha criticado que haya "valoraciones políticas" en el informe de los Mossos.
Ha afirmado que él se comprometió a que todos los diputados pudiesen ejercer sus derechos y que Puigdemont pudiese entrar en el Parlament. Y, una vez dentro, "garantizar su seguridad y, por tanto, que no pudiese ser detenido".