Una vez formalizado el relevo en la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès ya puede empezar a dibujar su futuro. Con 41 años, el ya expresidente del gobierno catalán tendrá derecho a cobrar un sueldo anual de 108.941 euros durante esta legislatura, una cifra ligeramente inferior a los 136.177 euros del salario que Aragonès cobraba en su etapa al frente del Ejecutivo. En este sentido, cabe recordar cómo el Estatuto de Cataluña establece que los presidentes tienen derecho a cobrar, al menos durante una legislatura, el 80% del salario original.



La ley también contempla que Pere Aragonès tiene derecho a una oficina para desarrollar su tarea de expresidente, con el correspondiente personal de confianza. Según publica el Diario Oficial de la Generalitat, el periodista Marçal Sarrats, con una retribución de 37.575 euros anuales, será el máximo responsable de la Comunicación de Aragonès. Una tarea que ya ha desarrollado en la legislatura de ERC en la plaza Sant Jaume. También le siguen Helena Ricomà en calidad de responsable de la Oficina y un salario de 75.324 euros. Sílvia Sabat cierra el capítulo de nombramientos, en calidad de secretaria y el mismo sueldo que Sarrats.

El resto de expresidentes

En paralelo al personal y el despacho, Pere Aragonès tendrá derecho a utilizar un vehículo oficial y un presupuesto de 60.000 euros. Un dinero que va desligado de las partidas ordinarias para financiar la actividad oficial de los expresidentes. Una vez cumpla los 65 años, Aragonès tendrá derecho a cobrar una pensión de hasta el 60% del salario presidencial. Hasta ahora, la única persona que disfrutaba de esta prerrogativa era Jordi Pujol. El dirigente convergente renunció a sus derechos, en julio del 2014, cuando confesó haber ocultado dinero en el extranjero. 

Actualmente, Quim Torra y Artur Mas disfrutan de sus derechos como expresidente en sus oficinas de Girona y Barcelona, respectivamente. José Montilla renunció a su sueldo de expresidente por su incorporación al consejo de administración de Enagás, pero sin renunciar a su oficina. Por su parte, pese a renunciar a la pensión pública, Pasqual Maragall recibe fondos públicos desde que en el año 2007 se le detectó la enfermedad del Alzheimer.

Carles Puigdemont no cobra sueldo de expresidente, eso sí, siguiendo el mismo modo de actuar que Montilla utiliza una oficina de expresidente. De hecho, desde el año 2017, Puigdemont ha recibido su remuneración en concepto de diputado del Parlament y el mismo cargo en el Parlamento Europeo.

Imagen conjunta de Jordi Pujol, José Montilla y Artur Mas EUROPA PRESS

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