Si hay algo que ha caracterizado la política catalana desde 2017 son los pactos in extremis y los sustos de última hora. Y esta vez no ha sido diferente. El Tribunal Constitucional (TC) ha acordado anular el voto telemático del diputado y exconsejero de Cultura Lluís Puig, fugado en el extranjero, a tan solo cinco días de la constitución del Parlament. Una decisión que altera la aritmética de acuerdos, ya que podrían dejar de contabilizarse los votos de dos personas –Puig y el fugado Carles Puigdemont– que serán clave a la hora de decantar la balanza en una u otra dirección.
El próximo lunes está en juego quién se hace con la presidencia de la Cámara autonómica. Es decir, los diputados electos deberán votar si quieren una Mesa controlada por los partidos independentistas o una que represente la pluralidad de fuerzas políticas con representación parlamentaria tras las elecciones del 12 de mayo.
La importancia de la Mesa
Si bien todos los focos están puestos en la investidura del candidato a la presidencia de la Generalitat, los partidos no minusvaloran el hito que tendrá lugar el próximo lunes. Y es que este órgano es el encargado de ordenar el trabajo parlamentario, interpretar el reglamento y dirigir los servicios de la institución.
De hecho, las fuentes del bando constitucionalista recuerdan el “calvario” que ha supuesto que el Parlament esté presidido por dirigentes secesionistas en los últimos años: “Han interpretado el reglamento a su antojo y se han incumplido las leyes”, expresan.
Pero la Mesa que debe elegirse el día 10 también será decisiva para la investidura del próximo president catalán. Es el líder de la Cámara el encargado de nombrar un candidato, es decir, decidir entre los dos que se han postulado hasta el momento: Carles Puigdemont o Salvador Illa. Cabe recordar que el expresident huido de la justicia no cuenta con los apoyos suficientes para salir elegido, ya que todas las fórmulas pasan por la abstención de un PSC que ya le ha dado calabazas por activa y por pasiva.
Una complicación extra
Si la negociación de la Mesa del Parlament ya era una operación de alto riesgo, ahora lo es aún más tras conocerse el acuerdo del Tribunal Constitucional. Hasta el momento, el voto de Lluís Puig se contabilizaba gracias a distintas maniobras de las presidentas anteriores –Laura Borràs y Anna Erra, de Junts–. Pese a ser impugnado por el PSC, no ha sido hasta este miércoles cuando el tribunal lo ha estimado, lo que implicaría cambios trascendentales en las votaciones del próximo lunes.
La llamada Mesa de Edad será la encargada de decidir sobre las peticiones de votos telemáticos y delegados en el pleno tras el fallo del Constitucional. Es por ello por lo que todos los escenarios están abiertos y hasta el próximo lunes ninguno se resolverá, expresan las mismas voces consultadas.
Varios escenarios
En primer lugar, si la Mesa de Edad optase por aceptar la decisión del tribunal, los partidos independentistas perderían dos votos. Actualmente, cuentan con 59 gracias a los diputados de Junts (35), ERC (20) y la CUP (4). Sin embargo, esta cifra podría reducirse a 57.
En este escenario, se llegría a un empate si PSC (42) y PP (15) llegan a un acuerdo. En ese caso, ambos bandos sumarían los mismos votos, 57, y, con el reglamento en la mano, ganaría el candidato propuesto por el partido con más escaños. Es decir, el PSC de Illa.
Cabe destacar que para que esto se produzca, es imprescindible que los de Alejandro Fernández sellasen un acuerdo con el PSC. Los de Illa no alcanzan la mayoría necesaria con los Comunes (6), los dos partidos solo suman 47 votos.
El papel decisivo de Colomines
Con todo, no hay que olvidar quiénes son los miembros que conforman esta Mesa de Edad: Agustí Colomines (Junts), Mar Besses (ERC) y Júlia Calvet (Vox). El primero tendrá el papel más destacado, y teniendo en cuenta que forma parte del mismo partido que los fugados cuyo voto telemático está en entredicho, no sorprendería verle “pasando de las resoluciones” del TC.
En ese caso, los grupos parlamentarios podrían presentar una petición de reconsideración o incluso pedir amparo al Constitucional, lo que llegaría a “acarrear consecuencias con la justicia”. Un inicio de legislatura candente y poco deseado por la mayoría de partidos.
Retraso en el inicio formal de la legislatura
Tal y como advierten las mismas fuentes, es probable que el lunes se constituya el Parlament pero que, de facto, la legislatura se frene. Es decir, que no se vote este día la constitución de la Mesa del Parlament a la espera de esclarecer el futuro jurídico de los votos de los diputados fugados.
La dilación de los tiempos no haría más que alargar la agonía de unos catalanes que llevan tiempo mostrando síntomas de agotamiento por las batallas partidistas. Será el presidente de la Cámara quien elija a un candidato a la presidencia para iniciar una nueva etapa o perpetuar el epílogo del procés y, hasta entonces, Cataluña seguirá en una larga pausa que se prolonga desde hace una década.