Junts y ERC han llegado a una fecha clave con la aprobación de la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados exhibiendo una falsa unidad independentista. Este jueves, recogen los frutos tras años de reivindicaciones. La difícil gobernabilidad de España tras las elecciones generales del 23 de julio del año pasado provocó que Pedro Sánchez tuviera que realizar esta concesión que ha supuesto una gran conmoción interna en el PSOE, sobre todo a nivel estatal.
No ha sido así en Cataluña, donde esta medida de gracia ha sido recibida de buen grado. Lo demostaron los resultados de los comicios del 12 de mayo, en los que el candidato del PSC, Salvador Illa, ganó con una distancia importante sobre sus inmediatos competidores.
Puigdemont capitaliza la amnistía
La amnistía a los implicados en el procés ha repercutido en la dinámica política del conjunto de España, pero también en las formaciones independentistas. En el caso de Junts, ha servido para empoderar al fugado Carles Puigdemont, dotándole de unos poderes totales hasta el punto de que está pasando desapercibido que no está cumpliendo su promesa de abandonar la política si no es investido president de la Generalitat. No tiene los números, y es que todas las opciones pasan por la abstención de un PSC que ya ha rechazado darle su apoyo.
También ha impactado en Esquerra Republicana, donde hay sentimientos encontrados. Llevan años reivindicando la amnistía, pero ha sido el prófugo quien la ha capitalizado casi en exclusiva. Así lo evidenciaron los resultados del 12M: los republicanos pasaron de gobernar la Generalitat a hundirse con 20 escaños.
La batalla entre Nogueras y Rufián
La unidad independentista que han exhibido Junts y ERC tras la aprobación de la ley no deja de ser una farsa. De hecho, no han faltado pullas entre los portavoces Míriam Nogueras y Gabriel Rufián, quienes compiten por la autoría de la norma como cabezas visible de sus partidos en la Cámara Baja.
Se espera que sea la neoconvergente la que tenga mayor protagonismo. Así ha sido en otras ocasiones, donde ha conseguido destacar por sus tira y afloja con el Gobierno, mientras que Rufián no atraviesa su mejor momento, ni dentro ni fuerza de la organización. Es cercano a un Oriol Junqueras que podría acabarse imponiendo en el Congreso que celebrará el partido en noviembre para la elección del nuevo presidente de ERC, pero no sin dificultades.
Hay quienes le acusan de atrincherarse en el sillón pese a haber sido responsable de los malos resultados electorales del partido en las municipales del 28 de mayo de 2023 y las autonómicas. Consideran que él también debería dar un paso al lado, como ha hecho el president de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès.
Las elecciones europeas
Las elecciones europeas son la causa de que los partidos independentistas hayan pasado de tirarse los trastos a la cabeza a simular tener un objetivo común. Son conscientes de que enseñar sus cartas en una campaña puede tener consecuencias, por lo que durante las próximas semanas pueden producirse acercamientos entre los equipos negociadores, pero no será hasta el día 10 de junio cuando se sellen los acuerdos. O, al menos, cuando puedan realizarse los correspondientes anuncios públicos.
Es ERC quien deberá ejercer un importante juego de equilibrios. Por un lado, tendrá que exhibir cierta unidad independentista para no ser acusado de entregarse al PSC, mientras que se debate por abstenerse para hacer president a Salvador Illa y evitar así un bloqueo que llevaría a unas nuevas elecciones. Esta última opción supondría un tiro en el pie: podrían hundirse todavía más.
Mientras tanto, los neoconvergentes se aprovechan de la debilidad de sus exsocios y le instan a mojarse en las negociaciones de la Mesa del Parlament. Según las últimas informaciones, Junts ha ofrecido la presidencia de la Cámara a los republicanos para convencerles a que den su sí al prófugo, pero aun así no le dan los números.
Con todo, la aprobación de la ley de amnistía servirá para que Junts y ERC vendan un triunfo ante sus respectivas parroquias, pero no será hasta pasado el 10 de junio, una vez celebradas las europeas, cuando el panorama se despeje.