El president en funciones, Pere Aragonès, ha vendido la ley de amnistía como su último gran triunfo antes de ser apeado de la Generalitat tras el batacazo de ERC en las elecciones del pasado 12 de mayo. Considera que la norma que se ha aprobado este jueves en el Congreso de los Diputados es una "victoria de país" que pone fin al "sufrimiento de una parte mayoritaria de la sociedad catalana que siempre se ha manifestado contra la represión" y que ha defendido, ha dicho, "que los conflictos políticos se deben resolver políticamente".
En una declaración institucional a puerta cerrada para evitar preguntas de los periodistas, el republicano ha querido zafarse de la influencia de Carles Puigdemont. Y es que no cabe duda de que Junts ha sabido capitalizar el debate y atribuirse el mérito de haber arrancado esta medida de gracia al Gobierno a cambio de investir a Pedro Sánchez.
[Junts y ERC exhiben su falsa unidad tras la aprobación de la ley de amnistía]
El próximo paso, el referéndum
"Es un día histórico para la plena libertad", ha arrancado su comparecencia el president en funciones, que ha sacado pecho de que la negociación y el diálogo han hecho posible esta "victoria". Se ha jactado de haber llevado al Estado a "poner fin a años de cárcel y de exilio, amenazas judiciales, inhabilitaciones, multas y embargos" que buscaban hacerles "claudicar" y a "agachar la cabeza, a abandonar nuestras ideas", ha espetado un republicano que ha advertido de que el compromiso político de los independentistas es "insobornable".
Asimismo, ha llamado a perseverar con el referéndum de autodeterminación. "La amnistía es un paso importante, pero por sí sola no resuelve el conflicto entre el Estado y Cataluña. Hay que abordar las causas de fondo".
Las europeas, a la vuelta de la esquina
Por último, ha avisado de que el Govern estará vigilante para que la ley se aplique a todas las personas afectadas y con la "máxima celeridad" posible ante aquellos que quieran impedirlo.
Con todo, no cabe duda de que Aragonès quiere aprovechar la aprobación de la ley de amnistía para revitalizar a ERC en su momento más delicado tras la debacle del 12 de mayo. Especialmente, teniendo en cuenta que en diez días los ciudadanos volverán a votar en unas elecciones europeas que suponen un nuevo pulso con Junts.