Carles Puigdemont se resiste a abandonar la política, tal y como prometió. Considera que Junts tiene más posibilidades para gobernar que Salvador Illa en un escenario de mayoría simple. Pero nada más lejos de la realidad: aunque ERC finalmente diese sus votos, no tendría suficiente para ser investido ya que el PSC ha descartado su abstención. "Las posibilidades están y las lucharemos", sigue vendiendo ante los suyos.
En una rueda de prensa desde Perpinyà (Francia) --donde ha convocado a sus 35 diputados electos--, el expresidente fugado ha aprovechado el momento de debilidad que atraviesa Esquerra para presionarle con tal de que se decante por él y no por el socialista. "Hay una situación interna en el que queremos que sea socio de gobierno que no está aclarada. Expresamos el máximo respeto y disposición a dialogar con todos los actores del independentismo para construir una mayoría", ha agregado.
Se queda sin su doble objetivo
Puigdemont no ha logrado su doble objetivo: superar al PSC en las elecciones catalanas y que haya una mayoría independentista que facilite su investidura como president. Y, pese a que el gesto de Pere Aragonès de dar un paso al lado le ha enseñado a él también --y no solo a Oriol Junqueras-- la puerta de salida, ha decidido aprovechar la debilidad de ERC para aumentar la presión y convencerles de su plan imposible.
El prófugo se halla en un callejón sin salida, ya que prometió abandonar la política si no era president, así que continuará en una huida hacia adelante para conservar su hiperliderazgo durante el mayor tiempo posible. Además de explotar las contradicciones de los republicanos por si acabara produciéndose una repetición electoral en la que pudiera seguir bebiendo de los votantes de ERC y tener el duelo definitivo con Salvador Illa.
Sin ir más lejos, ha asegurado que a Junts no le da "miedo" el escenario de segundas elecciones, consciente de que sus exsocios podrían perder todavía más votos tras quedarse con 20 escaños. De ahí que los republicanos se planteen facilitar la investidura del socialista como el mal menor para mantener su influencia en la Administración.
La "emergencia" del movimiento 'indepe'
Por otro lado, Puigdemont ha alertado de la "emergencia" que atraviesa el movimiento independentista, que se ha quedado sin la mayoría que ha tenido durante años para gobernar. Por ello, ha apelado a hacer una reflexión "coral y compartida". "Tenemos que hacer esa conversación pendiente", ha espetado. Con ese objetivo ha anunciado que ha empezado a hacer "gestiones discretas".
"Tenemos una emergencia muy grande como para que no perdamos más el tiempo en divisiones internas y enfrentamientos partidistas", ha concluido.