El 20 de diciembre de 2021, la Generalitat decidió relevar al frente del cuerpo de los Mossos d'Esquadra a Josep Lluís Trapero. Hacía poco más de un año que el major había sido readmitido después de quedar absuelto por la gestión policial del 1-O. Durante los meses que estuvo “suspendido”, entre junio de 2019 y noviembre de 2020, la Dirección General de la Policía colocó en su lugar a un recién graduado comisario, Eduard Sallent.
Tras la destitución de Trapero, fue una sorpresa que la Consejería de Interior premiara como jefe del cuerpo al comisario Josep María Estela, hasta entonces el máximo responsable de la región de Tarragona. Y es que las malas lenguas ya rumoreaban que Interior cocinaba el retorno de Sallent. Sin embargo, el actual comisario jefe quedó relegado a “número dos” en el marco de una nueva estructura a tres niveles, que lo ubicaba justo por debajo de Estela y al frente de la Dirección Estratégica, una unidad que tenía la misión de pensar el cuerpo con vistas a 2030.
La purga de la cúpula
El conseller de Interior intentó justificar la destitución de Trapero argumentando que el cuerpo necesitaba una cúpula más “coral” y un “relevo generacional” para hacer frente a los nuevos retos. Sin embargo, voces cercanas al republicano llegaron a reconocer que el destierro de Trapero estuvo motivado por una falta de confianza por parte de Elena hacia él, por ahora, único major, que se mostraba reticente a acatar órdenes políticas.
Así las cosas, tras varios desplantes del díscolo Trapero, el major fue destituido como jefe del cuerpo y destinado a la División de Evaluación de Servicios (DAS), que pende directamente del director de la Policía, Pere Ferrer, y no del actual jefe del cuerpo, Eduard Sallent, que ocupa un rango inferior al major en la estructura jerárquica del cuerpo.
Tras el relevo de Trapero, otros miembros de la primera línea de Mossos d’Esquadra fueron apartados de sus cargos. Ejemplo de ello, el inesperado cambio de destino del intendente Toni Rodríguez, hasta entonces al frente de la División de Investigación Criminal (DIC), que fue relegado a jefe de comisaría a Rubí; así como las destituciones de los comisarios Miquel Esquius, Carles Anfruns y el que era el portavoz Joan Carles Molinero, ahora al frente del Club Esportiu Mossos d’Esquadra (CEME).
Las presuntas injerencias
La salida más sonada por su impacto en los medios fue la de Rodríguez, que abiertamente atribuyó su cese al frente de la DIC a un castigo político. El exjefe de investigación criminal acusó a Sallent de injerencias en la investigación contra el exconseller de Interior, Miquel Buch, que ya estaba judicializada.
El intendente sostiene que, mediante terceras personas, Sallent intentó obtener una copia de las diligencias, aunque se habían declarado secretas. Estas presuntas presiones llevaron a Rodríguez a pedir amparo al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) para brindar las investigaciones contra miembros del Govern por corrupción. Es más, como avanzó El País, la unidad de anticorrupción llegó a investigar estos casos fuera de los servidores de los Mossos d’Esquadra después de que el gabinete de Sallent presuntamente solicitase acceso a las investigaciones confidenciales.
El año pasado Toni Rodríguez solicitó a la Comisión de Garantía del Derecho de Acceso a la Información Pública que instase a la Consejería de Interior a entregar los correos electrónicos en los que personas cercanas a Sallent dentro del cuerpo pedían acceso a esta información secreta. En diciembre de 2023, el organismo le dio la razón al exjefe de la DIC, pero, según ha podido saber Crónica Global, por el momento, Interior no ha entregado estos correos, incumpliendo los plazos.
La brecha en el cuerpo
Estos movimientos en la cúpula del cuerpo autonómico generaron un evidente malestar entre los agentes, dividiendo opiniones entre aquellos que seguían fieles a Trapero y los que apostaban en dar un giro a la dirección de los Mossos d’Esquadra.
Fuentes policiales consultadas por este medio sostienen que la brecha no sólo se produjo entre los mandos, sino también en la base. “Hay muchos agentes, cabos y sargentos que son protrapero, porque han trabajado con él y anhelan los cambios que hizo en el seno del cuerpo”, explican.
Cambios y más cambios
Conscientes de que la salida del major generaría rechazo, añaden otras voces, desde Interior se encargaron de apartar también a toda la primera línea de traperistas, anteriormente mencionados. Sin embargo, desde el Departamento niegan tal extremo y el discurso siempre fue poder hacer ese “relevo generacional” que tanto necesitaba el cuerpo.
No obstante, con los meses, la desazón de aquellos que se habían mostrado más críticos con la destitución fue desapareciendo y, aunque en silencio seguían lamentando los cambios acontecidos, la “normalidad” volvió al cuerpo.
Sin embargo, la “normalidad” duró poco en el cuerpo. Meses después, el avispero volvió a agitarse, cuando, a pesar de las motivaciones políticas que impulsaron el nombramiento de Josep María Estela, el 17 de octubre de 2022 la Generalitat volvió a “actuar”. De nuevo, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, apareció públicamente para anunciar la destitución del comisario Estela al frente de los Mossos d’Esquadra.
La figura de Sallent
Cabe recordar que el detonante del cese de Estela fue un proceso de selección de seis comisarios del cuerpo, que culminó con la elección de cuatro mujeres y dos hombres, como quería Interior para avanzar en la feminización del cuerpo. El hasta entonces comisario jefe, en cambio, se decantaba por cuatro hombres y dos mujeres o, como mucho, tres y tres. Su destitución condujo, esta vez sí, a nombrar a Eduard Sallent como máxima autoridad del cuerpo.
Pese a estos esfuerzos de la Consejería de Interior por reforzar la figura de Sallent, que no despertó mucha simpatía, especialmente por los 'roces' con Rodríguez, las fuentes consultadas sostienen que sigue despertando “recelo” en las bases. “A muchos de los patrulleros no les gusta, les molesta un modelo policial que destina millones de euros a la policía marítima, que apenas tiene competencias, o a la comisaría virtual, mientras ellos no cuentan apenas con medios como, por ejemplo, equipos antibalísticos”.
Sitio para dos 'majors'
Ahora, el director de la policía catalana, Pere Ferrer, ha avanzado que la intención de Joan Ignasi Elena es convocar la segunda plaza de major en la historia de los Mossos d’Esquadra.
Esta convocatoria se celebrará antes de las elecciones autonómicas. Con esta maniobra, fuentes policiales críticas a la propuesta, creen que el actual Govern pretende que, en caso de cambios en el Ejecutivo, el actual jefe de la policía autonómica, el comisario Sallent, ostente el máximo cargo en el cuerpo policial. A la convocatoria podrán presentarse los comisarios que lo deseen, aunque parece que la intención de Interior, aseguran, sería blindar a Eduard Sallent.
“Publicitarán la plaza, pero parece creada a medida para Sallent, como se hizo también con Trapero”, vaticinan. De hecho, sostienen, si el organigrama no prevé la existencia de dos majores, “lo harán encajar”: uno estará en la reserva, el otro en activo, sostienen los más críticos, que atribuyen esta maniobra a la voluntad del jefe del cuerpo de estar supeditado a alguien con mayor rango. De este modo, si Sallent fuese destituido mantendría, al igual que Trapero, la máxima distinción del cuerpo.