La investigación por terrorismo -entre otros delitos- a Tsunami Democràtic por los graves daños y disturbios ocurridos durante sus convocatorias de protesta contra la sentencia del procés en 2019 ha levantado ampollas en el secesionismo catalán. Entre quienes han expresado su indignación de forma más elocuente figura el expresidente de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, a quien el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón quiere investigar para aclarar si formaba parte de la cúpula de dicha plataforma ultranacionalista.

Puigdemont, los partidos secesionistas -Junts per Catalunya, ERC y la CUP- e incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -que depende de ellos para mantenerse en el cargo-, han rechazado de plano que se pueda imputar terrorismo a cualquiera de los encausados o fugados por el golpe al Estado de 2017. Sin embargo, el propio Puigdemont atribuyó ese mismo grave delito a sus adversarios constitucionalistas: en concreto, a los ciudadanos que retiraban lazos amarillos -el símbolo de apoyo a los condenados por el procés- de los espacios públicos de Cataluña.

"Son comandos terroristas"

Con esta vehemencia se expresaba Puigdemont ante los medios de comunicación en 2018 al exhibir su enfado contra quienes quitaban esos lazos amarillos para mantener la neutralidad política en las calles catalanas: "Este verano supimos muy bien hacer frente a otra provocación, cuando hubo estos comandos terroristas que sacaban lazos amarillos. ¿Se acuerdan ustedes? Gente encapuchada de noche, con cuchillos, armas blancas, organizados que hostigaban a la gente y que operaban como comandos por las noches". Una acusación, por otra parte, que el tiempo ha evidenciado que no era cierta, pues no constaron actos de intimidación ni violencia por su parte, ni hubo condenas al respecto en su contra.

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