El coronel Pedro Antonio Pizarro de Medina dejará la jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona en las próximas semanas, y lo hará con un éxito en el zurrón: la normalización de las relaciones con los Mossos d'Esquadra, que no siempre fueron fluidas. El belalcazareño será ascendido a general de brigada, y con ello tendrá un nuevo destino en Madrid, dejando vacante el puesto que ocupa desde 2021.
El coronel Pizarro ya tiene experiencia en los tupidos pasillos de la capital. Estuvo en el Gabinete Técnico de la Dirección General de la Guardia Civil, por lo que el complejo de Guzmán el Bueno no le resulta extraño. A la espera de conocer su nuevo destino, desde su entorno destacan el trabajo realizado en los últimos dos años y medio y, por encima de todo, "el acercamiento a las instituciones catalanas" tras la funesta era del procés independentista en la región.
Entra en Zaragoza
El coronel, casado y padre de tres hijos, entró en la Guardia Civil en 1983 en la Academia de Baeza. Hijo del cuerpo, pasó unos años de agente antes de lograr ingresar en la Academia de suboficiales de Zaragoza, donde alcanzó el escalafón de teniente en 1990.
Funcionario policial de gran experiencia, pasó por el citado gabinete técnico, sí, pero también por las Comandancias de Navarra, Guipúzcoa y últimamente Barcelona. Antes, también desempeñó puestos en Manresa, Tremp y el Aeropuerto del Prat.
También participó en el servicio de Protección de la Guardia Civil en Mostar (Bosnia-Hercegovina), en el marco de la misión de Paz de la OTAN.
"Empezó desde abajo"
Desde su círculo cercano destacan que el alto mando, que recibió ayer la noticia de su ascenso --día de la patrona del cuerpo desde 1813-- "es un profesional que comenzó desde abajo". No pertenece a las llamadas cien familias de la Guardia Civil, por lo que se destaca su trayectoria en el cuerpo.
Prueba de ello es que logró acceder a la Academia General Militar de Zaragoza, dejando de lado la promoción interna. "Una machada", destacan los que le conocen.
Infancia en Cataluña
Pese a ser de familia cordobesa, el alto policía pasó su infancia y adolescencia en Cataluña: su padre estuvo destinado en Badia del Vallès y Sabadell. Así, conoce el territorio y sus particularidades.
Quizá por ello, ha sido capaz de navegar las diferencias que provocó el procés independentista entre la Administración catalana y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (FCSE). Ha tejido las alianzas necesarias y ha logrado normalizar relaciones. "Es su gran logro en Barcelona", insisten las mismas fuentes.
La relación con Baena
Más difícil de encauzar ha sido la relación con el teniente coronel Daniel Baena, su jefe de Operaciones y segundo, con quien ha cultivado un vínculo complejo, como explicó este medio. Eso sí, en esa ligazón ha tratado de mediar la Zona de la Guardia Civil, y lo ha conseguido.
Baena recibió una suerte de ascenso tras su trabajo durante el procés independentista, cuando ayudó a hacer frente al desafío secesionista como responsable de la policía judicial. El nuevo jefe de la Comandancia de Barcelona tendrá que llevarse bien con el jefe operativo y tejer los puentes internos necesarios para el día a día.