Lluc Salellas, alcalde de Girona con la CUP, ya suscita el rechazo de estudiantes y trabajadores en el poco más de medio año que lleva en el cargo. Así pudo comprobarse ayer lunes, cuando en un solo día coincidieron tres protestas simultaneas contra su gestión y la de su equipo de gobierno -del cual forman parte también Junts per Catalunya y ERC-, coincidiendo con el inicio del pleno de la ciudad.
Las movilizaciones contra la mala gestión del consistorio secesionista la protagonizaron estudiantes, miembros de la Policía Local y trabajadores municipales, estos últimos afectados por la Valoración de Puestos de Trabajo. Todos ellos se concentraron de forma ruidosa ante la sede del ayuntamiento en la Plaça del Vi haciendo sonar sus silbatos y petardos para dejar patente su malestar.
Algunos de estos trabajadores dejaron incluso un ataúd negro de cartón en la sala de plenos para representar "la muerte" de sus derechos laborales. Entre sus reivindicaciones figuran aumentos de un 3% y acabar con las grandes desigualdades salariales existentes en su seno. Así, se quejan de que sólo "se ha cobrado el 12%" de lo que se les había prometido.
Barracones para los estudiantes
Por su parte, alumnos del Instituto Ermessenda afectados por el cierre de la sede de uno de sus dos edificios llevaron pancartas para dejar patente su rechazo a la decisión de unificarlos en el centro en Can Prunell con más módulos prefabricados. La escuela está dividida en la actualidad en dos partes separadas por dos kilómetros, y a los estudiantes no les parece bien la reunificación acordada por el consistorio y la conselleria de Educación de la Generalitat, prevista para el año que viene.
En el caso de las protestas de la Policía Municipal de Girona, no fue la primera vez que se producían. En el cuerpo existe malestar por la falta de efectivos y el precio que se paga por las horas extra. Unos problemas que, según denuncian, llevan enquistados demasiado tiempo.