Junts y ERC siguen tirándose a los trastos a la cabeza. Ahora, por el debate inmigratorio que ha iniciado la formación de Carles Puigdemont tras exigirle al Gobierno de Pedro Sánchez el control de las fronteras por parte de la Generalitat a cambio de sacarle adelante los primeros decretos de la legislatura. Un acuerdo que se cocinó in extremis y del que, hoy por hoy, no constan los detalles más allá de una mera nota de prensa de los neoconvergentes.
En esta línea se ha pronunciado este viernes la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, que ha cargado contra un compromiso entre PSOE y Junts todavía "muy difuso". De hecho, ha asegurado que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, le trasladó ayer por teléfono que "no era un traspaso", tal y como lo venden.
Según ella, sólo hay el compromiso de los socialistas de impulsar una ley orgánica sobre esta cuestión "para ver qué delegaciones puede haber". "Estamos en cuarto de negociación con el PSOE, a punto de graduarnos. Sabemos bien, cuando el PSOE usa un verbo como impulsar, cómo acaba esto", ha añadido la consellera, que ha insistido en pedir la letra pequeña del acuerdo.
Evita 'mojarse'
Pese a defender que el Govern quiere asumir las competencias en inmigración, ha pedido que estén "bien trabajadas y con todos los recursos". También considera que relacionar delincuencia e inmigración es propio de un partido de ultraderecha, y ha insinuado que el discurso de Junts y el de Vox se parecen en los últimos días, aunque ha evitado mojarse como sí lo hizo el líder de ERC, Oriol Junqueras, ayer en redes sociales.
Por último, ha reivindicado el "pacto antisfascista" del Parlament que recogía que se pararía el pleno ante cualquier consideración que vinculara delincuencia e inmigración, y ha evitado opinar sobre si Junts lo está incumpliendo.