Sant Cugat del Vallès (Barcelona) es sinónimo de riqueza. Al menos eso dicen los ránkings, donde esta ciudad se disputa con Matadepera ser el pueblo con una renta media anual más elevada en Cataluña, más de 220.000 euros en su caso. De hecho, en el siglo XIX ya fue el destino de la burguesía catalana que buscaba una segunda residencia no muy lejos de Barcelona. Su legado arquitectónico combina arte medieval y modernismo. Su centro histórico y el monasterio de Sant Cugat avalan esa imagen de ciudad bienestante.
El peso del sector tecnológico crece en este pueblo, donde el sector servicios también tiene una presencia importante. Su ruta gastronómica y su campo de golf atraen a un turismo exclusivo, mientras que el parque de Collserola amplía la oferta a los amantes de la naturaleza.
Este municipio vallesano de 95.000 habitantes es también conocido por ser cuna de una de las familias convergentes más conocidas, la formada por Damià Calvet, Jordi Puigneró o Mercè Conesa. De hecho, durante años, CiU se mostró imbatible en Sant Cugat, a excepción de los dos primeros mandatos democráticos gobernados por el PSC.
Pacto tripartito
Pero en 2019, un pacto de izquierdas expulsó a Junts del gobierno para entregar la vara de alcaldesa a Mireia Ingla (ERC), que actualmente gobierna con el apoyo de PSC y CUP. El electopanel publicado por Crónica Global indica que, el 28M, ese tripartito ampliaría su presencia en el ayuntamiento. Junts per Catalunya (JxCat) volvería a ganar en las elecciones municipales, pero ERC y CUP aumentarían su representación en el consistorio con un concejal más, respectivamente.
A pesar del alto nivel de vida de los vecinos de Sant Cugat, el acceso a la vivienda ha irrumpido en esta campaña. Tal como publicó este medio, PDECat acusa a la alcaldesa de vender un solar destinado a pisos de alquiler asequible, mientras que el ayuntamiento niega que los terrenos tengan esa clasificación.
Los vecinos de Sant Cugat reclaman mejoras en la limpieza y en la seguridad.