Me gusta Albert Castells

'Lo que me gusta de Albert Castells', por Andrea Rodés

Me gusta que Albert Castells estudiase Ingeniería de Montes y se fuera de Erasmus a la Universidad de Louvain (Bélgica), uno de los destinos más divertidos y fiesteros de nuestra época. Castells pertenece a la generación a la que, como yo, nos educaron para creer en una Europa sin fronteras.

Me gusta que sea un apasionado de la montaña (es socio de la Unió Excursionista de Vic). “Me enfrento a este gran reto que es optar la alcaldía de Vic como el que afronta el reto de subir una gran montaña”, dice en su vídeo electoral, en un tono más humilde que heroico. Para afrontar los efectos del cambio climático, mejor un político aficionado a la naturaleza.

Me gusta que hasta hoy haya sido concejal de Mantenimiento y Servicios, un área no tan glamurosa y visible como Cultura y Fiestas, o Deportes, pero igual o más necesaria: “Alcantarillado, recogida de basuras... esta concejalía me ha permitido ver la ciudad por dentro”, dijo Castells en una entrevista reciente con Taronja TV

No me gusta Albert Castells

'Lo que no me gusta de Albert Castells', por Joaquín Romero

Elegido por la polémica Anna Erra para sucederle como cabeza de lista de JxCat por Vic, Albert Castells se enfrenta al desafío de mantener en manos neoconvergentes la alcaldía más importante desde 2019. Coherente con el dedazo, se deshace en alabanzas a la señora Erra cada vez que ve un micrófono, algo que no me puede gustar porque lo presenta como un pelotillero.

Parece un hombre de orden, enemigo del gasto público excesivo y favorable a la colaboración con el sector privado. Pero donde no es tan moderado es en la cosa identitaria: fue denunciado por el fiscal por vetar una carpa del PP en la capital de Osona con el argumento de que allí no hay problemas de convivencia, aunque ese tipo de decisiones sectarias pueda animar a algunos violentos, como los que violentaron al candidato popular hace unos días.

Pronto veremos si todo es como dice Castells, veremos qué resultados obtiene en Vic un extremista tan casolà como Josep Anglada, rehabilitado, con su Som Identitaris.