Una ciudad tan bella como exclusiva. Vivir en Sitges (Barcelona) no es fácil. De hecho, está considerada como la ciudad más cara de Cataluña para vivir. Con permiso de Sant Cugat del Vallès. Muy dependiente del turismo, este municipio afronta las elecciones municipales del 28 de mayo con varios problemas sin resolver, como el deterioro de las playas, la seguridad, la limpieza y el citado acceso a la vivienda. No ayuda que su ayuntamiento sea uno de los más fragmentados de la comunidad catalana.
Las elecciones de 2019 dieron la victoria a ERC, pero dejó un consistorio muy atomizado en esta ciudad costera del Garraf. Hasta el punto de que cinco partidos gobiernan: ERC, PSC, Sitges Grup Independent, Guanyem Sitges y El Margalló. Un ayuntamiento ingobernable y que llega al 28M con los mismos candidatos. Empezando por su actual alcaldesa, Aurora Carbonell, que repite por cuarta vez como cabeza de lista de los republicanos.
Sitges está considerada como una de las ciudades más caras de Cataluña, también de España. Rivaliza con Sant Cugat, pero su situación costera la ha convertido en uno de los puntos de destino principales del turismo en general y de la comunidad gay, en particular. Su ocio nocturno también resulta especialmente atractivo.
Con un precio de 4.265 euros el metro cuadrado, el acceso a la vivienda se ha vuelto prácticamente imposible en esta ciudad, antiguo pueblo de pescadores llamado Blanca Subur, situada a 36 kilómetros de Barcelona y parada imprescindible en las rutas del modernismo catalán. En ella vivió el escritor y coleccionista Santiago Rusiñol. La ciudad vive de la actividad cultural y turística, dejando atrás el cultivo de la viña y la actividad pesquera. En el siglo XIX, su puerto era el principal punto de destino de los comerciantes que exportaban sus productos a América.
Abierto todo el año
Una de las peculiaridades de este municipio es que sus tiendas y restaurantes abren todo el año, de lunes a domingo. El sector comercial es potentísimo, pero el retroceso de las playas y la limpieza son dos de los principales problemas de este pueblo exclusivo, junto al de la seguridad y el top manta. A estas asignaturas pendientes se ha unido los problemas en la red de Rodalies.
Como grandes proyectos de futuro: la creación de un gran hub tecnológico en Vallcarca que debe permitir romper esa dependencia económica del turismo.