"Que hagan ruido". Es la consigna que dio el equipo legal de Clara Ponsatí a los pocos independentistas concentrados ante la Ciudad de la Justicia de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) el martes, cuando la eurodiputada independentista se dejó detener en un arresto que varias fuentes policiales ven "irregular por VIP" ya que, por ejemplo, la política secesionista "no llegó a pisar ni el calabozo", como ocurre con el resto de detenidos.
Lo explican mandos policiales en conversación anónima con este medio, que tildan de "pantomima" la detención de la exconsellera en la avenida de la Catedral de Barcelona. Recuerdan que "todo fue irregular desde el principio hasta el final", lo que les hace sospechar que fue un arresto "impostado y pactado que solo buscaba la foto".
"Vino en coche para tener la foto"
Por partes, desde los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado (CFSE) recuerdan que Ponsatí llegó a España "en coche, y no en avión". Si lo hubiera hecho por el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat "la habrían detenido al momento de su llegada, pero sin foto". Es así porque el sistema de información de los vuelos hubiera alertado a la Guardia Civil --en zona aire-- o a la Policía Nacional --en zona tierra-- de que en el aparato viajaba alguien reclamado por el Tribunal Supremo por desobediencia.
Al contrario, Ponsatí y Gonzalo Boye, su abogado, cruzaron la frontera hispanofrancesa en coche --grabaron el momento con la Agència Catalana de Notícies (ACN)--, y se plantaron en el centro de Barcelona en apenas hora y media.
"Con una notificación bastaba"
Tras ofrecer una rueda de prensa cargada de dardos contra ERC desde el Colegio de Periodistas de Cataluña, y luego dar un corto paseo, un subinspector de los Mossos d'Esquadra la arrestó. "Para empezar, no tendrían ni por qué haberla detenido. El requerimiento es por desobediencia, que es un delito que no conlleva penas de cárcel. Solo con una rápida diligencia de averigüación de domicilio, aunque sea temporal, como un hotel, se hubiese podido cumplir la orden de notificarle que el Supremo la reclamaba", explican fuentes no oficiales de los Mossos.
Pese a ello, un bregado agente de la policía catalana optó por interceptarla ante decenas periodistas. "Un arresto totalmente pactado e irregular por varios motivos", detallan desde el cuerpo. La detención --que sólo fue una conducción al vehículo policial, el hecho vino después-- no conllevó ponerle esposas a la rea ni leerle los derechos ni empujar su cabeza.
"¿Un agente solo? Jamás"
Si las esposas son discutibles --"existe discrecionalidad del policía y es una eurodiputada de edad avanzada"--, está la cuestión de la seguridad del propio policía que la arrestó. "En ningún caso, jamás, se practicaría una detención con un solo efectivo policial, por veterano que sea. Como mínimo dos, y a ser posible, uniformados", detallan mandos del cuerpo.
Asimismo, desde los CFSE recuerdan que "un letrado no subiría jamás al vehículo policial" porque, negro sobre blanco, "no es él el detenido, es solo un asistente letrado". Así pues, que Gonzalo Boye accediera al coche de Mossos es "extremadamente anómalo" y, por su "buena sintonía con el policía, seguramente pactado de antemano".
Sin calabozos
Pero es que hubo más. Como ha detallado Crónica Global, solo subir al coche, Boye sacó una petición de habeas corpus o detención ilegal y se la entregó a Ponsatí. Ésta se la libró al funcionario que la había detenido. Ante ello, la llevaron directamente a la Ciudad de la Justicia, sin pasar por los incómodos calabozos de la Comisaría de Les Corts --"sería lo normal"--, para que el juez la notificara y resolviera su habeas corpus.
Una vez en L'Hospitalet, un mosso requisó los móviles de algunos trabajadores para que no pudieran captar imágenes de la prófuga. Se evitó la foto de la vergüenza. Pero es que el guante de seda llegó a mucho más. "Ni pasó por el calabozo. La dejaron en un despacho con vigilante de seguridad, cuando lo normal es que quede en custodia en las celdas con los Mossos d'Esquadra". Ello es así para preservar la "cadena de custodia" de los detenidos, insisten.
"¡Haced ruido, haced ruido!"
Una vez en el despacho, Ponsatí esperó pacientemente al juez, "al que ya sabía que iba a comparecer, pues los turnos de guardia son públicos y conocidos de antemano", mientras su equipo arengaba a las pocas decenas de independentistas que se habían concentrado fuera. "¡Haced ruido! Haced ruido!", les ordenaban por teléfono.
Finalmente, y tras el mero trámite de comparecer ante el juez, la también exconsellera quedó en libertad, recibió el apoyo de los escasos activistas y políticos que la esperaban, y se marchó. A las pocas horas cogía, ahora sí, un vuelo a Bruselas para asistir a una sesión del Europarlamento.
USPAC: "Que no nos utilicen políticamente"
Desde el seno de los Mossos d'Esquadra, pero también desde otros cuerpos policiales, coinciden en que "el arresto de Ponsatí fue pactado de antemano y que buscaba solo una foto beneficiosa por ambas partes". Para la euroelecta, porque le daba la instantánea de los periodistas que quería. Para la policía catalana, "porque les permitía cumplir con sus funciones de detener y entregar a alguien buscado". Todo el mundo ganó.
Preguntado por la cuestión, desde el sindicato Uspac se limitan a advertir a la Generalitat de Cataluña de que "deje de utilizar políticamente a los Mossos d'Esquadra". La plataforma social apremian a respetar la neutralidad del cuerpo y el respeto al cumplimiento de funciones.