Laura Borràs (JxCat) podría acabar percibiendo una pensión vitalicia como presidenta del Parlament catalán a pesar de llevar más de medio año suspendida del cargo por su juicio en el TSJC por un presunto caso de corrupción cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC).
Así lo apunta este jueves el diario La Vanguardia, según el cual existe la duda de si el tiempo transcurrido desde la suspensión de Borràs el pasado mes de julio también computa a efectos de tener derecho a cobrar tales prebendas.
Pensiones privilegiadas
Los expresidentes del Parlament tienen derecho a cobrar un complemento equivalente al 60% de su sueldo --que, en el caso de Borràs, supera los 150.000 euros brutos anuales-- una vez se jubilan, además de un 80% de su salario en los cuatro años que siguen al momento de su cese. Algo para lo cual, según una ley aprobada por la Generalitat de Cataluña en 1988, sólo se necesita haber ejercido un mínimo de dos años en el cargo.
El caso es que Borràs cumpliría esos dos años el próximo 12 de marzo, pero al llevar siete meses apartada, existen dudas de si tiene derecho a acceder a esos privilegios. Y es que desde el pasado julio está suspendida de sus derechos y obligaciones, pero aún no ha sido sustituida en firme como presidenta del Parlament, cargo que ahora ejerce en funciones la vicepresidenta de la Cámara, Alba Vergés.
Junts le paga sueldo y cotización
La Vanguardia explica que Borràs no cobra ahora del Parlament, y que es el partido que preside, Junts per Catalunya (JxCat) el que le abona su nómina y las cotizaciones a la Seguridad Social. Dicho medio asegura que fuentes jurídicas y parlamentarias consultadas apuntan que el tiempo de suspensión no puede contarse como de ejercicio del cargo, y que lo lógico sería que, si fuera inhabilitada, no se beneficiara de su pensión ni su jubilación de oro. Pero al no haber juridprudencia al respecto, también asumen que Borràs podría alegar que la norma no contempla una situación como la suya y que sigue siendo diputada. De manera que es una incógnita saber si cobraría su retiro dorado o no. Una duda que no existiría si el Parlament catalán la hubiera destituido con todas las de la ley.