Las concentraciones diarias de un reducido grupúsculo de simpatizantes secesionistas en la avenida Meridiana cuentan con el rechazo generalizado de los vecinos y comerciantes de este popular barrio de Barcelona, pero no ocurre lo mismo entre parte de la que un día fue la élite de mandatarios de la Generalitat de Cataluña. Es el caso de su expresidente, Carles Puigdemont, que desde su lujoso chalet en Waterloo (Bélgica) ha felicitado a los radicales por sus 1.000 manifestaciones en esta importante vía de la ciudad.
"Os agradezco vuestra capacidad de resistencia en todo tipo de circunstancias en estos 1.000 días. Habéis puesto vuestro grano de arena para que la situación de injusticia se revierta", les animó el pasado viernes el prófugo de la justicia, en un vídeo difundido por su Consell per la República coincidiendo con tal efeméride. Algo que le parece digno de celebrar, a pesar de las molestias causadas durante casi tres años a los vecinos de este barrio de clase trabajadora. Algo que contrasta con la peculiar percepción de la realidad del exmandatario convergente, quien se muestra convencido de que "estamos defendiendo los derechos colectivos, vuestros derechos, los derechos del pueblo de Cataluña".
Vuelta a las andadas
Casualidad o no, el caso es que horas después de la arenga de Puigdemont, los radicales volvieron a impedir de nuevo el paso de vehículos en la Meridiana. Algo que no ocurría desde hacía meses, puesto que la Consejería de Interior de la Generalitat los prohibió en febrero de 2022, tras dos años de permisividad con los radicales. Sea por la efeméride, por el discurso del prófugo o por el inicio del juicio por presunta corrupción a la expresidenta del Parlament, Laura Borràs, el caso es que el pasado viernes decenas de manifestantes cortaron otra vez el tráfico ante la pasividad de los Mossos d'Esquadra.
Esta situación ha vuelto a suscitar la alarma entre vecinos y comerciantes de la zona, ya que desde hace un año los manifestantes secesionistas habían dejado de cortar el paso de vehículos --amedrentados, en buena parte, por la imposición de multas-- y, como alternativa, se concentraban de forma legal en la explanada ubicada junto a la entrada de la estación de tren de Renfe de Fabra y Puig, sin coartar la movilidad ni interrumpir el paso de los vehículos.
Según explica Sonia Nieto, consejera del Distrito de Nou Barris, en el consistorio no esperaban que volvieran a producirse cortes de circulación. Y confía en que esta situación no se repita. Durante el fin de semana, de hecho, las concentraciones secesionistas concluyeron sin cortes ni incidencias. "Como vecinos, estamos ya cansados de esto", señala. Y recuerda, a modo de ejemplo, cómo hasta hace un año "muchas veces teníamos que dejar el coche en casa para no toparnos con ellos y poder regresar".