Málaga avanza hacia la movilidad sostenible. Al igual que Barcelona, la ciudad andaluza ha apostado por las zonas de bajas emisiones, las supermanzanas --para las que ha pedido fondos europeos-- y la reducción del tráfico rodado.
Sin embargo, Málaga ha optado por reforzar las alternativas al coche --metro, bus y cercanías--, el diálogo con los vecinos y los grandes consensos políticos, mitigando así algunos de los aspectos que han suscitado polémica en Barcelona en la misma transición hacia una movilidad más verde.
Consensuado
Según ha explicado, Trinidad Hernández, directora general de Movilidad de la ciudad, en la BNEW de Barcelona, el objetivo es "que la implantación sea cómoda" para los vecinos. Ello permite "que no haya resistencia" o que esta sea menor.
Destaca el caso de las supermanzanas, impulsado por el consistorio del PP con el respaldo de los grupos de la oposición del PSOE y Adelante Málaga. Hernández ha reconocido que el ayuntamiento está trabajando en implantar las supermanzanas en los barrios "con mucha resist de los vecinos", aunque a través del diálogo y el análisis de proyectos anteriores exitosos "parecen más convencidos".
Una transición amable
Uno de estos casos de éxito es la peatonalización de la calle Larios, que desató una "guerra entre políticos" y una "resistencia terrible". Pero, una vez implantado, Hernández ha asegurado que el modelo se ha consolidado y "se ha ido extendiendo". La intención es peatonalizar el paseo de la ciudad al puerto y otras zonas de la ciudad para que los viandantes tengan más espacio y los coches circulen más lento.
"Para que entren bicis y peatones, hay que ir sacando el vehículo privado", ha afirmado la representante municipal. Pero ha abogado por lograrlo a través de "un transporte público de tanta calidad y frecuencias que la gente deje el coche en su casa".