Carlos Silva es catedrático de inglés en un instituto de Hospitalet de Llobregat y portavoz de Docentes Libres, una de las entidades que, a mediados de septiembre, participaron en la manifestación de Barcelona en defensa del bilingüismo y de la vehicularidad del español en el sistema educativo de Cataluña. Una movilización que no duda en calificar de “histórica”. En esta entrevista nos explica los objetivos de su asociación y la situación en la que se halla el pulso que, desde el constitucionalismo, se mantiene con la Generalitat en su intento por mantener el monolingüismo en catalán en la enseñanza.
- ¿Cómo y por qué surge Docentes Libres?
La idea es que los docentes, los docentes no nacionalistas, los que están a favor de la neutralidad de los centros educativos, de que no se utilicen políticamente ni para el adoctrinamiento, de que se respeten los derechos lingüísticos... que todo ese gran colectivo silenciado tuviera una plataforma y un altavoz que sirva para estar presentes.
Y es que no deja de ser una contradicción que en todos estos temas en los que los profesores están ahí, en primera línea, este fuera un colectivo desaparecido. Lo cual ayuda a reforzar el discurso del nacionalismo de que la comunidad docente es monolítica en apoyo de las políticas educativas nacionalistas, y de que no hay ninguna disidencia y que nadie está en contra de esta especie de apisonadora. Queríamos romper ese silencio. No es fácil dar la cara, no es fácil opinar, ni ponerte en evidencia delante de compañeros ni delante de la propia administración de la Generalitat, cuando muchas veces la propia situación laboral depende de los equipos directivos. Si eres interino, sustituto, o incluso funcionario sin plaza fija, ellos son los que deciden, y muchos profesores prefieren tener un perfil bajo y pasar inadvertidos.
- ¿Son muchos los docentes detractores del actual sistema, existe un magma de malestar que no se atreven a expresar?
Los que hemos impulsado esta iniciativa y hemos empezado a hablar con compañeros tenemos la convicción de que sí, de que es un colectivo numeroso. Y estoy convencido de que en muchos casos mayoritario, aunque es imposible de cuantificar, precisamente por ese silencio. Ahora mismo tenemos testimonios de personas que han sabido de la existencia de Docentes Libres y han contactado con nosotros para decirnos que se habían sentido aliviados al ver que existe una iniciativa como la nuestra. Porque una de las situaciones más comunes de los profesores que disienten o se oponen a esta utilización política e ideológica del sistema educativo y a toda esta doctrina nacionalista es la sensación de soledad. Porque es algo que se vive individualmente, no se habla de ello, para no retratarse públicamente, para que la gente no te identifique como una persona no nacionalista.
- ¿Cómo valoran la manifestación a favor de la vehicularidad del español en la escuela del pasado 18 de septiembre en Barcelona?
Hablando de romper el silencio, lo valoro como un éxito histórico. Es la manifestación a favor del bilingüismo y de la no exclusión del castellano más grande que se ha producido en Cataluña hasta ahora. Fue un gran éxito, hubo una gran cantidad de personas que asistieron y se atrevieron a dar la cara en un tema que no es fácil.
- En el discurso que usted pronunció al acabar la manifestación se quejaba de la utilización política de los centros educativos catalanes. ¿Por dónde empezar? ¿Algunos ejemplos?
La educación en general, y el tema lingüístico en particular, es uno de los ejes estratégicos del nacionalismo desde la época de Jordi Pujol como presidente de la Generalitat. Su documento Programa 2000 muestra que el sistema educativo ha sido uno de los pilares de ese experimento de ingeniería social que ha diseñado el nacionalismo desde el principio. Primero, a través del sistema. Los propios currículums educativos, la inmersión lingüística, han sido una manera de ir creando una sociedad amoldada a la ideología nacionalista. Esta es su estrategia a medio o largo plazo. Pero luego hemos tenido, en la historia reciente, ejemplos groseros y evidentes de esa utilización de los centros educativos como parte de la acción política de los gobiernos. Por ejemplo, en las consultas del 9-N de Artur Mas y del 1-O, donde el papel de los colegios e institutos como locales de votación, y la implicación directa de los directores, incluso haciendo esas escenificaciones en la Generalitat entregando las llaves de los centros a la consellera Ponsatí y a Carles Puigdemont, fue una foto histórica lamentable. Y después del referéndum del 1-O vimos también todas estas coreografías de niños con esteladas en los patios, en manifestaciones en la calle...
- En los últimos días, ustedes han denunciado también adoctrinamiento en el nuevo currículum de Bachillerato aprobado por el Govern para el curso que viene...
La indefinición de la nueva ley educativa, de la llamada Ley Celaá, pone en bandeja al nacionalismo la utilización del currículum para seguir con su labor de adoctrinamiento. En el nuevo currículum de Bachillerato de la Generalitat, recién aprobado, se habla por ejemplo de “la actual involución de Derechos Humanos” en España, se centra el objetivo en la identificación de las “identidades múltiples” de los territorios, en los sentimientos de pertenencia como base de la convivencia… se crea ahí todo un entramado ideológico que sienta las bases para que, sobre todos esos objetivos identitarios, y utilizando también al catalán como “la lengua de cohesión” y demás, se pongan los cimientos para la construcción de un ciudadano amoldado a medida de la ideología nacionalista.
- Decía también en su discurso tras la manifestación del otro día que la exclusión del castellano como lengua vehicular ha llegado incluso a la comunicación interpersonal en las escuelas, entre compañeros y con los alumnos...
El decreto y la ley aprobados por la Generalitat para evitar el cumplimiento de las sentencias del 25% de clases en castellano son estrategias para impedir que se den asignaturas en castellano. Pero este tema va junto a otro: la Generalitat también quiere que el castellano esté excluido de manera explícita de toda la comunidad educativa y del entorno educativo de los centros. El Govern quiere que el castellano sea sólo la lengua que se hace en la asignatura de castellano. Y que, a partir de ahí, la lengua en los centros, en la comunicación entre profesores, en las reuniones, con los padres, con y entre los alumnos, sea el catalán. Quieren una inmersión absoluta y total que vaya más allá de las aulas. Y para eso están creando los mecanismos y las herramientas, no sólo el entramado legal, para que pueda evitarse que se hable en castellano. Y esto lo va a hacer a través de lo que ellos llaman grupos impulsores de catalán, que estarán constituidos e integrados por el equipo directivo, el inspector de la zona y profesores voluntarios. Tendrán autorización y podrán entrar en las clases para comprobar en qué lengua estás hablando, y también el uso a nivel de centro. Es decir, podrán informar de qué profesores dan la clase en castellano desobedeciendo el proyecto lingüístico, e incluso informar de qué lengua hablan los alumnos entre ellos. Es una intromisión en su privacidad, es inaceptable. La finalidad última del nacionalismo es la exclusión del español del sistema educativo hasta donde lleguen sus posibilidades, porque quieren que sea una lengua privada reducida al ámbito familiar, excluida de todo el ámbito público.
- ¿Tan alarmante es el plan anunciado por el 'conseller' Cambray en este sentido?
Su plan ya tiene forma. Hubo una comunicación con directores, hace un año ya avanzó que se iban a crear las herramientas para que los equipos directivos o cualquier departamento supiese en qué lengua se daba la clase dentro de las aulas. Y eso al final acabó cuajando en este plan de los grupos impulsores de la lengua catalana, que ahora ya tienen forma, está aprobado, y hay un proyecto para que todo esto esté implantado en todos los centros educativos de Cataluña en un plazo de dos años. De hecho, este año ya hubo una prueba piloto con formación para estos equipos educativos y con aplicación ya de este proyecto en 200 centros en toda la región. Y quieren que se generalice, se aplicará en todos.
- Recientemente hemos visto el caso de un profesor de Ripoll que, en sus redes sociales, alardeaba de ignorar a un niño que le hablaba en castellano en la escuelas...
El nacionalismo es una ideología de base supremacista y racista, con los matices de suavidad que quieras para disimularlo. En el fondo lo que te está diciendo es que tú eres mejor por pertenecer a una determinada comunidad, por hablar una lengua. Y cuando tú eres mejor, puedes tratar de esa manera a los demás, a los que no son como tú. El nacionalismo básicamente es eso, por eso es una ideología que está en el basurero de la historia y es despreciada en la mayoría de países europeos. No deja de ser sorprendente que el nacionalismo tenga esta reputación y respetabilidad en España.
Toda identificación de identidad con la lengua es antidemocrática, predemocrática. Por eso también el tema lingüístico y la reivindicación del castellano en el sistema educativo para nosotros es tan importante, porque al final no es sólo un tema lingüístico: es un tema de derechos, de libertad y democracia, de calidad democrática. Historias como esta son la prueba del algodón de la democracia. Si se permite que se pisoteen los derechos de los alumnos, de los profesores, su libertad, y que este supremacismo lingüístico camine a sus anchas, y desobedezca leyes y sentencias judiciales...
- ¿Está actuando la Alta Inspección para frenar esta situación? ¿Cuál está siendo el papel del Gobierno, cómo lo ven?
Los gobiernos, en general, no sólo el actual, sino también los del PP, en el tema de Cataluña se han inhibido continuamente. Han dejado desamparados a todos los ciudadanos catalanes constitucionalistas y que no se identificaban con el nacionalismo. Siempre hemos sido la moneda de los gobiernos centrales a cambio de las mayorías, de acuerdos puntuales. Han considerado que los ciudadanos constitucionalistas, que creo que somos mayoría, somos intercambiables para sus intereses.
El Gobierno de Pedro Sánchez está teniendo ahora un papel estelar. Ha seguido esta tradición, con estos gestos permanentes de concesiones al nacionalismo, desde la famosa mesa de negociación, como una voluntad de no molestar en un tema que pueda ser delicado para los planes y las estrategias nacionalistas. Ahora dependen del apoyo de ERC, y no pueden hacer nada que les moleste.
De todas maneras, creo que que a este Gobierno, en una situación más favorable, tampoco le molestaría tanto este tema, porque viene de una larga tradición a través del PSC, que ha sido uno de los promotores del sistema de inmersión y uno de sus máximos defensores. Y eso se ha visto en los últimos capítulos, al apoyar la aprobación de la nueva ley sobre la lengua en el Parlament. Dan una de cal y otra de arena para aparentar que no son lo mismo pero, al final, en la estrategia, el PSC es el colaborador necesario e indispensable en todas las políticas lingüísticas represivas del nacionalismo. Y eso hay que denunciarlo.
- ¿Cómo se puede revertir la situación? ¿La única vía es la judicial?
A nivel de la sociedad civil y de los ciudadanos, haciendo lo que estamos haciendo. La justicia se ha convertido en el último muro de contención ante la desidia de los gobiernos, que no hacen nada, que no actúan, que no toman ninguna medida y dejan que el nacionalismo actúe a sus anchas. A los ciudadanos sólo les queda organizarse, como estamos haciendo a través de la sociedad civil, en el caso de los profesores con Docentes Libres. Y a nivel individual, reclamar derechos ante la justicia. Es una estrategia que está dando frutos.
A veces puede cundir un poco el desánimo, en el sentido de que avanzamos un paso y retrocedemos dos, pero la sentencia del 25%, la obligatoriedad de su aplicación generalizada para todo el sistema educativo de Cataluña es un avance importante, un punto de inflexión en todo esto. Y es precisamente lo que ha puesto tan nervioso al nacionalismo. Saben que están en falso. Ellos han conseguido detenerlo momentáneamente, y el TSJC le ha pasado la pelota ahora al Tribunal Constitucional. Estamos en una pura estrategia de dilación del problema, pero toda la jurisprudencia, todas las sentencias --desde el Constitucional hasta el TSJC, pasando por el Supremo-- en relación al tema lingüístico lo que confirman es que el sistema educativo catalán es un sistema de conjunción lingüística, y que dentro de ese sistema, las dos lenguas oficiales tienen que estar representadas en un mínimo del 25% como lenguas de educación: no que se enseñe castellano, sino también en castellano.
- ¿Temen que la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Constitucional puedan jugar en contra de estas sentencias y de toda la jurisprudencia favorable?
Las maniobras del Gobierno para controlar el Tribunal Constitucional... al final, las leyes son textos y pueden retorcerlas hasta hacer una interpretación que favorezca al nacionalismo, no es descartable. Pero si nos atenemos a la literalidad de lo que dicen la ley y las sentencias, la Generalitat ha perdido. La inmersión lingüística es un sistema que ha muerto.