Un Parlament al ralentí se ve obligado a lidiar con los radicales proBorràs en sus últimas horas
Los jóvenes de Junts lanzan una advertencia a ERC, CUP y PSC: "Nos encontraréis en las calles. La alta traición se paga... Y esta vez iremos hasta el final"
28 julio, 2022 00:00Pese a sorpresas de última hora, Laura Borràs tiene las horas contadas como presidenta del Parlament. O al menos, eso se deriva de las declaraciones de ERC, CUP y PSC, que han confirmado que pedirán su suspensión inmediata en la Mesa extraordinaria en base al artículo 25.4 del Reglamento de la Cámara, que obliga a apartar a cualquier diputado que tenga pendiente un juicio por corrupción aunque no exista sentencia condenatoria. Su marcha, lejos de pasar desapercibida, se presenciará en un Parlament en mínimos --sin relevante actividad parlamentaria más allá de las comisiones habituales y a las puertas de las vacaciones-- que recibirá las últimas horas de Borràs.
Este jueves, los seguidores de la todavía presidenta de la Cámara se concentrarán a las puertas de la institución a partir de las 11:30 h --media hora antes de que inicie la reunión de los portavoces parlamentarios-- para mostrar su apoyo a Borràs. Consideran que su caso es un ejemplo más de "persecución política" y quieren dejar claro que se debe defender la "presunción de inocencia y preservar los derechos fundamentales".
También lo harán como muestra de rechazo a la decisión de la oposición que, en bloque, le pedirá que se aparte. Los jóvenes de Junts ya han lanzado "una advertencia a navegantes" a través de las redes sociales, dirigida a republicanos, cupaires y socialistas. "Vosotros veréis qué votáis el jueves, si a favor o en contra de Laura Borràs. En contra nos encontraréis en las calles. La alta traición se paga... Y esta vez iremos hasta el final".
El debate sobre si es o no corrupción
Así pues, los compañeros de partido de Laura Borràs insisten en que no existen delitos de corrupción que se le puedan imputar. De esta forma, compran la teoría de la dirigente posconvergente, que asegura ser "víctima de lawfare" --persecución judicial-- para justificar sus presuntos delitos. Y es que cabe recordar que a Borràs se le acusa de fragmentar contratos para otorgárselos a dedo a un amigo mientras estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), por lo que se le atribuye prevaricación y falsedad documental.
Contradictoriamente, esta acusación por parte de la justicia es un as bajo la manga para JxCat, cuya intención es solicitar un dictamen a la comisión del estatuto del diputado --presidida por Jaume Alonso-Cuevillas-- para distinguir si los delitos que se le imputan a su compañera de partido son o no corrupción. De esta forma, si la comisión considera que no lo es, no podría acogerse a este artículo del Reglamento y ganaría tiempo ante su marcha, que algunos ven inevitable a medio plazo.
El futuro de Borràs, en el aire
Ante una jornada que se prevé movida en el Parlament, las fuentes consultadas por Crónica Global descartan incrementar la seguridad del recinto de cara la concentración de apoyo a Borràs, como sí ha ocurrido otras veces en las que han implementado medidas de prevención para evitar posibles incidentes.
Desde la Consejería de Interior aseguran que "no se tomará ninguna medida excepcional". No obstante, podrían seguirse las habituales de cualquier otra manifestación. Eso es, por ejemplo, reordenar los lugares de aparcamiento o colocar a los manifestantes detrás de las vallas que hay instaladas permanentemente delante de la puerta de la institución para delimitar el espacio. Además, los Mossos d'Esquadra que habitualmente controlan el acceso al edificio llevarán a cabo medidas preventivas para que la concentración --cuyo poder de convocatoria todavía se desconoce-- discurra con normalidad
Con todo, y salvo un giro de guión de últia hora, Laura Borràs deberá decir adiós a la presidencia del Parlament, aunque sea de forma temporal. Pero su futuro está en el aire, también con respecto al apoyo de su partido. Y es que algunos miembros de la cúpula de JxCat le reclaman que se aparte del cargo, pese a que lo hacen de forma anónima para no destacar frente a aquellos que continúan defendiéndola públicamente "sin fisuras".