La concesión, por parte de la Consejería de Cultura de la Generalitat, de la Cruz de Sant Jordi a Estopa ha desatado las iras del ultranacionalismo en Cataluña. Numerosos simpatizantes secesionistas han expresado su rechazo a que el grupo musical reciba el galardón, por cantar y hablar en castellano y por no considerarlos catalanes, a pesar de que sus integrantes, los hermanos Muñoz, nacieron en Cornellà de Llobregat (Barcelona) y han vivido siempre en Cataluña.
Entre los ultras hispanófobos que han mostrado su disgusto y criticado a Estopa por no ajustarse, al parecer, a su concepción nacionalista, identitaria y cerrada de Cataluña figura el líder de los Mossos d'Esquadra, Albert Donaire, a su vez miembro del Consell per la República del prófugo Carles Puigdemont y que en las pasadas elecciones autonómicas concurrió en las listas de Junts per Catalunya (JxCat) como miembro de Demòcrates por Barcelona.
"No han hecho nada por la identidad de nuestro país"
"La Cruz de Sant Jordi, españolista. Qué sorpresa", lamenta Donaire en uno de sus mensajes al respecto en sus redes sociales, donde atribuye a Estopa "estar en contra de la independencia" y les señala por, según él, "ni tan sólo saber hablar en catalán pese a haberse educado en la inmersión". "Se pasan nuestra lengua y cultura y cultura por la raja de su falda", añade.
El líder de los mossos independentistas insiste en otros mensajes en este tipo de exabruptos, echándose por ejemplo las manos a la cabeza porque haya "indepes aplaudiendo cruces de Sant Jordi a grupos musicales que no han hecho nada por el catalán ni por nuestra lengua, ni por la identidad de nuestro país".
"Ahora resultará que los que defendemos la identidad de Cataluña, su lengua, la cultura, la historia milenaria somos los culpables de su desaparición porque creamos crispación. No la crean los que llevan 70 años aquí y no hablan ni una palabra de catalán. Qué cosas", añade el agente ultra en otro de sus habituales tuits clasistas, hispanófobos y excluyentes.
El caso de Donaire no es, ni de lejos, el único, pues en las redes sociales son innumerables los casos de simpatizantes independentistas que inciden en esta misma línea argumental totalitaria, en la que se niega la catalanidad de alguien por el simple hecho de hablar, cantar, querer o sentir en uno de los dos idiomas oficiales de la autonomía: el castellano, tal como puede apreciarse en otros tuits similares.