Laura Borràs ha hecho valer su condición de presidenta del Parlament --el más alto cargo institucional que en estos momentos tiene Junts per Catalunya (JxCat)-- para reivindicarse como futura líder del partido. Lo hace a las puertas de un juicio por supuesta corrupción y a un año de unas elecciones municipales que los neoconvergentes afrontan con puentes rotos hacia otras formaciones políticas.
Frente a esa postura, unilateral en el doble sentido de la palabra, pues Borràs se está quedando sola en su apuesta por la confrontación --Carles Puigdemont, Jordi Sànchez y Elsa Artadi han renunciado, mientras que Quim Torra, Francesc de Dalmases y Josep Costa se dan por amortizados en JxCat--, quienes arropan a Jordi Turull se abren a levantar determinados cordones sanitarios. Y eso va por el PSC, identificado por esos duros como el partido que aplicó el artículo 155, que espía y que es cómplice del “Estado opresor”.
El manifiesto de los consejeros
De ahí que la salvación de JxCat sea ese tándem defendido por los consejeros y excargos de la Generalitat --Jaume Giró, Josep Maria Argimon, Josep Rull, Meritxell Budó, Victòria Alsina, Lourdes Ciuró…-- consistente en ungir a Borràs como presidenta y a Turull como secretario general.
¿Y por qué no al revés? Se preguntan los fans de la presidenta del Parlament, que quieren mando en plaza y no volver a los tiempos de Convergència. Borràs tiene un gran ascendente en la militancia. Y, hoy por hoy, es la guardiana de las esencias del 1-O. Sin embargo, el posprocés ha ido acompañado de nuevas estrategias en la mayoría de partidos. ERC ha optado por el diálogo y con estrechar lazos con los comunes, mientras que el PSC superó con placidez su cambio de liderazgo, con Salvador Illa al frente. PP y Ciudadanos están inmersos en su travesía del desierto, mientras que otras formaciones de nuevo cuño como Valents y Centrem irrumpen en un escenario preelectoral en el que JxCat está obligada a reconstruir puentes para no reducir sus opciones.
Irrupción de Àngels Chacón
Sobre todo después de su intento frustrado de opa al PDECat y de la aparición de Centrem, partido liderado por Àngels Chacón y que quiere hacerse con un espacio catalanista que sigue huérfano. Incluso dirigentes como Jordi Puigneró, identificado con el sector más duro y que no firmó el citado manifiesto, defendió ante la militancia los pactos con el PSC.
Hoy acaba el plazo para que Borràs y Turull decidan si se unen y evitan un cisma, o presentan candidaturas por separado en el congreso que JxCat celebrará el 4 de junio.