Hoy ha arrancado el juicio en la sección séptima de la Audiencia Provincial de Barcelona contra dos jóvenes acusados de lanzar piedras contra el cordón policial durante las manifestaciones surgidas a raíz de la sentencia del procés. En concreto, el Ministerio Fiscal los relaciona con los disturbios de la Vía Laietana de la noche del 18 de octubre de 2019. Ambos, que no tienen ninguna relación entre sí, están acusados de delitos de desórdenes públicos y atentado contra los agentes de la autoridad por los que podrían enfrentarse a una pena de hasta cinco años y medio de prisión.
Los dos jóvenes han reconocido ante el juez que aquella noche se encontraban en las inmediaciones de la Catedral de Barcelona, concretamente en la zona de la plaza de Antoni Maura, donde fueron arrestados. Pero niegan haber estado involucrados en los graves disturbios que se registraron esa semana en la Ciudad Condal. El primero de los acusados ha explicado que acudió a las protestas con un par de amigos pero asegura que no se produjo ningún lanzamiento de objetos contra la policía. "Yo no lancé nada", ha expresado con rotundidad. "Estaba hablando con mis amigos cuando me agarraron por la espalda, me tiraron al suelo y alguien se me tiró encima. Después me llevaron esposado a la Jefatura de Vía Laietana y me dijeron que estaba detenido", recuerda, mientras se reconoce en un vídeo del momento de la detención.
Vivía en la calle
El segundo de los acusados ha explicado ante en Tribunal que en aquel momento vivía en la calle. Este joven, oriundo de Andalucía, acababa de aterrizar en la Ciudad Condal y el tema del procés "se la traía sin cuidado", en palabras de su propio letrado. Aquella noche este joven, que ha declarado sin quitarse la capucha, "estaba en las escaleras de la catedral liándose un porro". Había mucha gente bebiendo y de fiesta en las inmediaciones, una zona muy turística de Barcelona, pero asegura que no había jaleo. "La policía estaba dando guerra con las pelotas", recuerda. En el momento en el que comenzaron las detenciones, explica, se dirigía al Parc de la Ciutadella, donde pernoctaba habitualmente con una mochila en la que solo llevaba una manta, una almohada y comida. La misma con la que se ha presentado hoy al juicio, ya que continúa viviendo al raso en Arc de Triomf, a escasos pasos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
El testimonio de los dos jóvenes ha sido refrendado por la declaración de un testigo de los hechos, que además, grabó imágenes del momento. El testigo asegura que aquella noche en las inmediaciones de la rotonda de Antoni Maura, donde fueron detenidos los acusados, no hubo lanzamiento de objetos hacia el cordón policial. "No se lanzó nada, seguro. Tenía visión de toda la Vía Laietana y no vi que se lanzara nada a la policía", mantiene. De hecho, este testigo mantiene que el ambiente era "ultrafestivo" y que al principio de la noche había familias con niños. Cuando la concentración se fue desinflando se quedó un grupo reducido de manifestantes. "El 80% éramos curiosos y turistas y el 20% gente que regresaba de las protestas. Pero la noche era tranquila. La policía disparó primero, por eso la gente comenzó a retroceder, pero no lanzaban nada. A un turista ruso que estaba a mi lado le dieron con una pelota de foam en el cubata", ha recordado con gracia para describir la escena.
No se les intervino nada
Pero los dos agentes de la Policía Nacional detuvieron a estos dos jóvenes aseguran que ambos se encontraban agachados en la plaza de Antoni Maura arrancando los adoquines del suelo, que posteriormente lanzaban contra sus compañeros. Según ellos, el cordón policial que protegía la Jefatura de Vía Laietana sufrió una lluvia de objetos: piedras, adoquines, escombros y botellas que impactaban contra las protecciones de los agentes. El Jefe de grupo de los antidisturbios de la Unidad de Intervención policial (UIP) ha declarado hoy que entre los manifestantes, en su mayoría pacíficos, detectaron a un grupo que estaba causando altercados. Por eso, decidieron bajar por la paralela a Vía Laietana, la calle Joaquín Pou, y sorprenderlos por la espalda.
Sin embargo, los agentes han reconocido que no pudieron identificarlos porque iban embozados y encapuchados, algo que no se reflejó en los atestados de las detenciones.Tampoco han podido especificar la vestimenta de los dos detenidos ni su apariencia física en aquel momento. Finalmente, han reconocido que no se les incautó ninguna mochila con ningún elemento peligroso o lesivo que los vinculara con los disturbios de aquellos días. No obstante, aseguran que "estaban machacando adoquines para lanzarlos" y que participaron en la quema de contenedores y en el lanzamiento de botellas y de señales de tráfico. "¿Por qué lo explica ahora y no antes?", le ha espetado uno de los letrados al agente. "Porque en el atestado solo detallé hechos concretos", ha respondido.
La palabra de los acusados contra la de la policía
Precisamente esto es lo que tendrá que demostrar el Tribunal, dado que más allá del testimonio de los agentes, durante el juicio no se han presentado pruebas determinantes de la participación de los detenidos en estos hechos. "No hay ningún esfuerzo probatorio por parte de la policía o, lo que es peor, no existe", ha asegurado el abogado defensor de uno de los jóvenes, que ha pedido su libre absolución. En la misma línea, el otro letrado ha asegurado que "no se han desplegado pruebas suficientes en su contra más allá de la declaración de un agente que, hasta este juicio, no individualizó ninguna acción".
Sin embargo, la fiscalía ha decidido mantener las peticiones de condena y añadir el agravante de "ataque con objeto peligroso" --aunque no se les incautó-- durante estas acciones. Por lo que solicita para ellos cinco años y medio de prisión por desórdenes públicos y lanzamiento de objetos contundentes con el objetivo de vulnerar el principio de autoridad, alterar el orden público y lesionar a los agentes y un delito de atentado contra los agentes de la autoridad.