Unos 200 vecinos del barrio del Guinardó han vuelto manifestarse este jueves ante la sede del Distrito de Horta-Guinardó para reclamar, de nuevo, la reubicación del albergue para medio centenar de personas sin hogar toxicómanas que el Ayuntamiento de Barcelona instalará en el Hotel Aristol, justo delante de la escuela de infantil y primaria Mas Casanovas.
Los concentrados han llevado pancartas como "albergue sí, a diez metros de una escuela no" o "consumo de drogas lejos de las escuelas", y han coreado cánticos reclamando que se ubique el centro en otro lugar, alejado de centros educativos.
Los responsables municipales ven idóneo el lugar
La manifestación se ha desarrollado a las puertas del Distrito, al mismo tiempo que en su interior se celebraba una Audiencia Pública telemática, sin público y a puerta cerrada, en la cual los reponsables municipales han insistido en la idoneidad del lugar elegido por la Associació Benestar i Desenvolupament (ABD) --subcontrata que gestiona el centro de toxicómanos y aporta el edificio--, negando que existan riesgos al ponerlo justo delante de una escuela considerada, además, de Alta Complejidad debido a la situación personal y familiar de parte de su alumnado.
Así, por ejemplo, la concejal de Salud del Ayuntamiento de Barcelona y presidenta de la Agencia de Salud Pública (ASPB) de la ciudad, Gemma Tarafa, ha quitado importancia a los temores sobre el posible impacto que ese centro con sala de venopunción y consumo de drogas en su interior pueda tener sobre los niños de su entorno, asegurando que en su actual ubicación en el albergue de la Fundación Pere Tarrés del barrio de Les Corts también hay un colegio al lado y no los han habido.
Tarafa niega las quejas vecinales
Tarafa, asimismo, ha asegurado en su intervención telemática que las quejas vecinales existentes que el centro originó en Les Corts fueron "contadas y no relacionadas con el consumo". Algo que choca frontalmente con las denuncias de los propios vecinos de ese barrio, que aseguran haber presenciado no sólo consumo de drogas en las inmediaciones del albergue Pere Tarrés, sino también jeringuillas y otros residuos orgánicos en la calle, así como situaciones de inseguridad y otros conflictos de convivencia. Problemas que, de hecho, se trataron incluso en el Pleno Municipal del Distrito de Les Corts del pasado 5 de octubre, donde se aprobó aumentar la seguridad y la presencia policial en la zona.
Borrell (ASPB), "muy orgullosa" del nuevo emplazamiento
En la misma línea, la gerente de la ASPB, Carme Borrell, se ha mostrado "muy orgullosa" por el nuevo emplazamiento definitivo del albergue en el Guinardó asegurando que "lo defendemos y reivindicamos su lugar", ignorando de este modo las reclamaciones de vecinos y padres y madres de alumnos de la escuela Mas Casanovas, que piden alejarlo del colegio.
Borrell, asimismo, ha apuntado que el Hotel Aristol dispondrá de "22 habitaciones grandes, para dos o tres personas", y unos 100 metros cuadrados en total en dos espacios comunes, así como dos terrazas con un espacio entre ambas de 50 metros cuadrados.
Centro más pequeño que la sede provisional
En este sentido, uno de los argumentos que los vecinos y familiares de alumnos de la escuela han esgrimido en la concentración es que también los residentes del albergue saldrán perdiendo con el cambio, pues su actual sede en Les Corts es mucho más espaciosa que la del Guinardó, recordando que en la Pere Tarrés existen, por ejemplo, amplios patios tanto delante del albergue como en su interior. Algo que no ocurrirá en el Hotel Aristol, cuyas puertas dan directamente a la calle.
Asimismo, al tiempo que los responsables municipales negaban la posibilidad de que el albergue de toxicómanos pueda interferir en el día a día de los niños que acuden a la escuela Mas Casanovas --Tarafa ha dicho que en los pliegos de licitación "no hay cláusulas de riesgo para los niños, porque no los hay añadidos"--, la concejal de Horta-Guinardó, Rosa Alarcón, reconocía que, tal y como explicaba este jueves Crónica Global, el Distrito y las administraciones implicadas en el albergue están trabajando --con el contrato ya adjudicado-- en la elaboración de planes para minimizar el impacto en su entorno. Como, por ejemplo, con dispositivos especiales para controlar "las entradas y salidas" del colegio "por si hay incidencias", y aportando educadores, reforzando la presencia de la Guardia Urbana o abriendo un mail específico de quejas para los vecinos --entre otras medidas--. "Pero no porque esté en un mal sitio, sino para atajar los miedos de los alrededores", ha manifestado.
Derechos de la infancia
Por su parte, los concentrados en el exterior del Distrito han hecho algunas intervenciones, en las cuales han advertido de que la infancia también es un colectivo vulnerable y que un centro de toxicómanos es incompatible con tener una escuela a diez metros. En su opinión, se están vulnerando los derechos de la infancia y el albergue interferirá en el día a día de los niños --la directora de Promoción de la Salud de la ASPB, Maribel Pasarín, ha reconocido por ejemplo que los Jardines Pla y Armengol, el parque al que van a jugar los alumnos del Mas Casanovas, estará también a disposición de los residentes--. Además de quejarse de que el Ayuntamiento de Barcelona intente aplicar ahora, a posteriori, medidas para "minimizar el impacto". "La justificación de la incompetencia se convierte en negligencia", ha manifestado, indignado, uno de los padres.